Paisaje con figuras

En las cubiertas de los discos del sello ECM abundan las fotograf¨ªas en blanco y negro de paisajes desolados, sombr¨ªos y, a menudo, inmersos en atm¨®sferas nebulosas que ocultan un horizonte n¨ªtido. A?ade misterio al cuadro la ausencia de figuras, del menor atisbo de calor humano. En sinton¨ªa con la est¨¦tica de las portadas de sus discos, los jazzmen de ECM no franquean la puerta con facilidad al oyente, ni hacen concesi¨®n alguna para ganarse el aplauso f¨¢cil. Muy al contrario, hacen extensivo el esfuerzo y proponen una comuni¨®n artista-audiencia para exprimir a la par la m¨²sica carnosa, esencial y enigm¨¢tica que sale de sus instrumentos. Lo cierto es que cualquier energ¨ªa se da por bien gastada cuando se emplea en colaborar con m¨²sicos del calado de los que componen esta banda de buques insignia del sello alem¨¢n, in l¨ªderes nominales ni ejecutivos, qu¨¦ maravill¨® al p¨²blico del C¨ªrculo de Bellas Artes.La bondad t¨¦cnica de cada miembro del cuarteto se correspond¨ªa con una robustez expresiva sin estridencias y sin l¨ªmites visibles. El goce de crear juntos no se traduc¨ªa en gui?os de complicidad, sino en gestos de concentraci¨®n casi telep¨¢tica que anunciaban un despegue inmediato hacia espacios homog¨¦neos pero contrastados, de relajada intensidad y belleza serena.

Johnson mostr¨® su contrabajo limpio del estigma de seguidor ac¨¦rrimo de Eddie G¨®mez y le hizo hablar con la voz imponente de la independencia estil¨ªstica. En la otra mitad de una misma cara, John Surman sorprendi¨® con su exquisito sonido al clarinete bajo y dej¨® volar la imaginaci¨®n en una impresionante demostraci¨®n de respiraci¨®n circular con el saxo soprano. Peter Erskine, omnipresente, lo dej¨® todo dicho.

Cuando los timbres se fund¨ªan en cat¨¢rticos raptos de jazz libre, el bater¨ªa guiaba con una luz clara y amigable que ayudaba a delimitar los contornos de la masa sonora. Suya fue la ¨²ltima palabra de un discurso estimulante.