El autob¨²s poderoso
Una vez le¨ªdo el art¨ªculo El autob¨²s poderoso, de Alfonso Lafora, reconozco no poder ser objetiva, ya que soy esposa de uno de esos seres disolutos, altaneros y dem¨¢s lindezas que se permite dedicarles con total impunidad. El se?or Lafora muestra la prepotencia de quien hace justo lo que critica: emplear la ley del embudo desde su privilegiada posici¨®n de escritor o colaborador en un peri¨®dico de ¨¢mbito nacional. Pero, a mi entender, todo profesional debe documentarse antes de erigirse en informador intachable -?aqu¨ª estoy yo para informarles!-, como si fuera un predicador en su p¨²lpito y hubiera que acatar su serm¨®n con fe ciega, gratitud y respetuosa admiraci¨®n.Pero creo que ha omitido muy h¨¢bilmente la otra cara de la moneda: atascos, frenazos, accidentes (pocos y de escasa importancia, por suerte) que padecen viajeros y conductores de autob¨²s provocados por particulares, y utilizo sus propias palabras, con su escandalosa conducta vial. ?Estar¨¢ usted entre ellos? Sin embargo, aunque le honra la defensa de su accidentado amigo (suponiendo que tenga raz¨®n), esto ni le justifica ni le da derecho a generalizar en estos t¨¦rminos a ning¨²n colectivo, y a¨²n menos hacerlo extensivo a su vida privada. Por eso, yo jam¨¢s juzgar¨ªa a sus colegas por la opini¨®n que me merece usted, pues ya se sabe que hay ovejas negras que averg¨¹enzan al resto.
Ser¨ªa interesante saber a que motivo obedece su declarado odio: ?ser¨¢ quiz¨¢ una fijaci¨®n hacia los uniformados, o un deseo morboso de experimentar, el poder que presupone se siente al conducir un autob¨²s, o porque le provoca personalidad de gallito enfrentarse a una nenaza que le ignora por ser m¨¢s sensata que usted?
Por mi parte, yo le demando una disculpa a los trabajadores de la EMT. Como rectiflicar es de sabios, me comprometo a hacer lo propio con usted, pues eso demostrar¨ªa que calumniar no es su conducta habitual. ?O s¨ª?.-
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