En atracador confiesa haber asestado cuchilladas y arrancado los ojos a un ordenanza

La sangre empez¨® a manar cuando la madrugada del Jueves Santo Francisco Javier T¨¦llez Urb¨¢n, de 27 a?os y ocho detenciones por robo, abri¨® su navaja de mariposa. Setenta pu?aladas rajaron el pecho y la espalda de Jes¨²s Torres Vad¨ªllo, de 31 a?os. Despu¨¦s, T¨¦llez le sac¨® los ojos y los arroj¨® a 50 metros. El cad¨¢ver fue ocultado, con ayuda de Rafael Conde Linde, de 28 a?os, en un solar del barrio de Pinar del Rey (Madrid). El pasado d¨ªa 7, T¨¦llez fue detenido. Al d¨ªa siguiente confes¨®. Cont¨® que Rafael y ¨¦l hab¨ªan entablado' relaci¨®n con la v¨ªctima para robarle. Lostres eran del barrio. El detonante del crimen, seg¨²n su relato, fueron las caricias que Torres le hizo de camino a casa.

El c¨¢daver fue descubierto en la ma?ana del 31 de marzo entre escombros por un vecino que paseaba a su perro. El cuerpo de Jes¨²s Torres, ordenanza en una multinacional, yac¨ªa boca arriba, descalzo, con los vaqueros bajados y los genitales al aire. Carec¨ªa de documentos y llaves. La polic¨ªa apunt¨® desde un principio el m¨®vil sexual.Un mes m¨¢s tarde se hall¨® en las cercan¨ªas del descampado otro cad¨¢ver apu?alado. Este hecho desat¨® las especulaciones sobre la relaci¨®n entre ambos cr¨ªmenes. Las investigaciones demostraron, sin embargo, que el ¨²ltimo asesinato era obra de dos j¨®venes estudiantes que, conocedores de este primer homicidio, hab¨ªan recreado un espeluznante juego del rol. En un diario, el cabecilla incluso ironizaba sobre la vinculaci¨®n establecida por la polic¨ªa en la autor¨ªa de ambas muertes.

Despejada la inc¨®gnita del crimen del rol, la investigaci¨®n del asesinato de Torres se centr¨® en dos datos. El primero se basaba en que su domicilio una casa, baja de la calle de Zapatoca, 4, tambi¨¦n en el distrito de Hortaleza-, hab¨ªa sido registrada la noche del crimen y que los asaltantes hab¨ªan abierto las puertas con llaves.

El segundo ramal de la investigaci¨®n se volc¨® en aclarar si la muerte de Torres estaba vinculada a alguna secta. La v¨ªctima, seg¨²n fuentes cercanas a la polic¨ªa, acud¨ªa frecuentemente a un centro de meditaci¨®n trascendental y oriental, algunos de cuyos escritos fueron hallados en su vivienda.

Atracadores buscados

Ambas investigaciones encontraron posteriormente puntos de contacto. El registro de la casa de Torres en la noche del crimen hizo sospechar a la Brigada de Polic¨ªa Judicial de Madrid que los asesinos pudieran tener relaci¨®n con una pareja de atracadores que hab¨ªan atacado en los ¨²ltimos meses y siempre en el barrio una sucursal del Central Hispano, cinco supermercados, una farmacia, una cafeter¨ªa y una tintorer¨ªa Se trataba de Francisco Javier T¨¦llez y Mar¨ªa de los ?ngeles B. J., de 28 a?os. El pasado 7 de noviembre fueron detenidos acusados de nueve robos con intimidaci¨®n. Al d¨ªa siguiente, Francisco Javier, ante la presencia de su abogado, confes¨®, siempre seg¨²n la polic¨ªa.

El hombre record¨® que la noche del 31 de marzo, en compa?¨ªa de su amigo Rafael Conde Linde, se dirigieron al pub Boguy, en la calle de L¨®pez de Hoyos. Hab¨ªan ingerido f¨¢rmacos y bebido alcohol. En el local, a tenor de la citada confesi¨®n, se les acerc¨® Jes¨²s Torres, supuestamente ebrio. Entablaron conversaci¨®n. Los tres viv¨ªan en el mismo barrio. La futura v¨ªctima les propuso tomar unas copas en otro local de la misma calle, junto al cruce de la carretera de Canillas. Aceptaron, con la intenci¨®n de robarle. Francisco Javier les propuso pasar antes por su casa para coger dinero. "Hicieron creer a su nuevo amigo que deb¨ªan cruzar un descampado cercano", indic¨® la Jefatura de Polic¨ªa.

Durante el camino, Rafael qued¨® rezagado. Jes¨²s Torres y Francisco Javier T¨¦llez caminaban emparejados. El ordenanza, seg¨²n la citada confesi¨®n, le acarici¨®. Francisco sac¨® la navaja que llevaba en el bolsillo. Relampaguearon las cuchilladas. Incluso con la v¨ªctima en el suelo, siguieron incesantes. Setenta en total. El agresor clav¨® la navaja en la ¨®rbitas de su v¨ªctima, le arranc¨® los ojos y los lanz¨® al aire. Durante el camino, Jes¨²s Torres, fiel a sus creencias transcendentales, le hab¨ªa contado que los ojos son los espejos del alma, capaces de llegar al m¨¢s all¨¢.

Una vez muerto el ordenanza, Francisco y Rafael -que seg¨²n la confesi¨®n no intervino en la agresi¨®n- ocultaron el cad¨¢ver en el solar. Registraron sus ropas y le quitaron el carn¨¦ de identidad y un juego de llaves. Entraron en la vivienda de la v¨ªctima. No se encontraron ni dinero ni joyas. Antes de abandonar la casa, amontonaron ropa encima de la cama y le prendieron fuego. En la calle, arrojaron el carn¨¦ y las llaves.

Tras el crimen, Rafael huy¨® de Madrid. El pasado martes fue capturado. Se ha negado a declarar ante la polic¨ªa. Posee tres antecedentes policiales.