Madrid, plat¨® televisivo
Creo que no ha sido bien entendida la propuesta del Ayuntamiento madrile?o consistente, por si alguno ha estado de vacaciones en Marte, en colocar c¨¢maras a lo largo de las calles m¨¢s conflictivas de la Villa. Con la rapidez que preside, distingue y caracteriza a la oposici¨®n -cualquier oposici¨®n, del signo que sea, a cualquier poder, del signo que tenga-, se han levantado voces cr¨ªticas a tal intenci¨®n, sospecho que sin tener en cuenta los verdaderos motivos que han llevado al alcalde y su corporaci¨®n a meterse en este l¨ªo. No van los tiros por el control policial, aunque sea realizado atropellando ciertas libertades y el derecho a la intimidad. Tampoco se pretende intentar atajar el aumento de la "inseguridad ciudadana", recurso extremadamente utilizado para justificar lo injustificable (adem¨¢s, por los ¨²ltimos datos aparecidos, han disminuido los delito, aunque aumentan los asesinatos, o sea, pecamos menos pero peor. No acabo de verle la mejora). Ni siquiera se pretende homenajear a George Orwell y su premonitorio 1984 con 10 a?os de retraso. Lo que intenta ?lvarez del Manzano es cumplir un viejo sue?o: convertir a Madrid en un enorme plat¨® de televisi¨®n en plena era de expansi¨®n, dominio e influencia del medio televisivo. Si se cumple este deseo, todav¨ªa en estado de ges taci¨®n debido a la reacci¨®n de los malvados y desconfiados de siempre, Madrid no s¨®lo entrar¨ªa una vez m¨¢s en el libro Guinnes de los r¨¦cords (contamos con otras marcas, como la de la calle de Ronceda, que tiene el mayor n¨²mero de cagadas de perro por metro cuadrado de acera), sino que ayudar¨ªa muy mucho a una de las industrias punteras de este final de siglo. T¨®mense un respiro en sus ocupaciones diarias y analicen las ventajas de la medida. Imag¨ªnense las nuevas estrellas de la programaci¨®n. Por ejemplo, el nuevo programa de b¨²squeda de personas desaparecidas, De pesca por Madrid. Al inicio del programa se muestra la cara de la persona en paradero desconocido. Una vez memorizada, ?hala!, a buscarla todos. Las c¨¢maras nos muestran la Puerta del Sol, la Gran V¨ªa, las entradas a El Corte Ingl¨¦s, los alrededores del Bernab¨¦u en d¨ªa de partido. ?Qui¨¦n se puede resistir a afinar la vista ante tama?o reto? El posible espect¨¢culo contin¨²a. "Polic¨ªas de Madrid". Salta la alarma en un banco. En una parte de la pantalla observamos la apresurada salida de los delincuentes portando una bolsa. En la otra se recoge el recorrido del coche de la polic¨ªa, que acude (si no coge alg¨²n atasco) a toda pastilla. Los atracadores se escabullen entre callejuelas. Es in¨²til, hay c¨¢maras por todos los lados. Al final son cazados. Antes de meterles en el coche, esposados y con los derechos le¨ªdos, el polic¨ªa protagonista se gira hacia la c¨¢mara y hace un gesto de victoria con la mano, haci¨¦ndonos a todos part¨ªcipes de la detenci¨®n.
Y qu¨¦ me dicen de los programas de c¨¢mara oculta. Resbalones, ca¨ªdas, choques, todo registrado. ?Y los de amor, aut¨¦ntica plaga de fin de siglo? Perfecto. No har¨ªa falta presentarse a ninguna cadena. Sabr¨ªamos que toda muestra de afecto, declaraci¨®n m¨¢s o menos espectacular o contacto f¨ªsico de diverso contenido er¨®tico realizado en plena calle (lo de instalar c¨¢maras en las casas es la segunda parte del plan) quedar¨ªa para la posteridad. Incluso el Ayuntamiento, si tiene visi¨®n comercial, podr¨ªa hacer negocio. Montas tu numerito callejero, apuntas hora y lugar, y te acercas, dando un pase¨ªto, al centro municipal correspondiente, donde por un m¨®dico precio te venden la cinta. Tu cinta. M¨¢s facilidades, imposible.
No seamos picajosos y nos quedemos en una primera lectura. Sepamos ver lo que se esconde detr¨¢s de una iniciativa aparentemente descerebrada, insultante, antidemocr¨¢tica, anticonstitucional y vejatoria, y lleguemos al convencimiento de que las intenciones de nuestros mandatarios son cumplir la m¨¢xima de Andy Warhol y lograr que todos, absolutamente todos, podamos ser famosos durante 15 minutos. Af¨¢n mas democr¨¢tico, imposible.
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