Ponerse duros en Bosnia

( ... ) Las divisiones en la Alianza Atl¨¢ntica parecen crecer d¨ªa a d¨ªa, y los serbios pueden ser los ¨²nicos beneficiados de ello. En un principio, la actitud de Occidente hacia la antigua Yugoslavia fue confusa. Pero con el tiempo se han perfilado dos tendencias. La europea sostiene que ning¨²n poder exterior podr¨ªa vencer a los serbios de Bosnia; no se pod¨ªa reconocer todas sus conquistas, pero tampoco los musulmanes pod¨ªan esperar un acuerdo justo.La otra tendencia ha rechazado la idea de conceder a los serbios la victoria militar en la que las conquistas territoriales y la limpieza ¨¦tnica quedar¨ªan impunes, sobre, todo teniendo en cuenta que al Gobierno bosnio se le negaba el derecho fundamental de cualquier pa¨ªs a adquirir armas. Esta tendencia defend¨ªa un fortalecimiento de los musulmanes que les permitiera responder a los serbios y poder llegar a un acuerdo m¨¢s equitativo.

Esta opini¨®n ha ido ganando adeptos en los ¨²ltimos meses, especialmente en Estados Unidos y, sobre todo, entre los republicanos, que acaban de ganar las elecciones. Los partidarios de una postura dura creen que la venganza contra los serbios sirve para ayudar a los musulmanes, darles en la cara a los europeos y confirmar la fuerza de EE UU.

Por desgracia, es tambi¨¦n una forma de amenazar el esfuerzo pacificador de las tropas de la ONU, que llevan a cabo distintos pa¨ªses, desde Bangladesh a Espa?a, pero no E? UU.

27 de noviembre