Barrenderos sin escoba
Un nuevo y ruidoso aparato, entre los utensilios para retirar la hojarasca
Habr¨¢ quien piense que un noviembre sin hojas pierde melancol¨ªa, pero desde luego gana en eficacia. Y en ruido. La imagen oto?al del barrendero apartando silenciosamente las hojas con un escob¨®n es ya pasado. Un nuevo personaje ha nacido este octubre: el soplahojas; que acarrea la hojarasca a golpe de las corrientes de aire que emanan de una escandalosa m¨¢quina sin nombre oficial -una suerte de aspiradora a la inversa-.El ingenio (al que denominan sopladora o soplante) consiste en un motor que se lleva a la espalda como una mochila y del que surge una trompa de pl¨¢stico. Cuando el artefacto se pone en marcha, un chorro de aire sale propulsado, y es lo suficientemente poderoso como para levantar las hojas y conducirlas (volando) a donde el barrendero desee.
Por ahora hay s¨®lo seis m¨¢quinas; cuatro las utilizan los empleados de limpieza pertenecientes a la contrata Dragados y Construccion es -que limpia el distrito Centro- y las otras dos son propiedad de la compa?¨ªa que se encarga de limpiar los jardines del paseo del Prado, territorio de FCC.
Desde el principio del oto?o, uno de estos barrenderos ba?ados de modernidad conduce su reba?o de hojas (a una altura de medio metro) hacia un mont¨®n situado en el paseo del Prado. El hombre, C¨¦sar Corbacho, que suma a sus 10 a?os de limpieza de parques a su espalda los cinco kilos de peso de la m¨¢quina, est¨¢ encantado con el nuevo invento: "Pues se avanza, claro que se avanza m¨¢s, y adem¨¢s, hay que estar con los adelantos", dice.
"Antes, con la escoba, estabas ah¨ª, dale que dale, y no te cund¨ªa: ahora, todos nos peleamos por la sopladora porque, adem¨¢s, es m¨¢s divertido", a?ade. Tambi¨¦n le agrada del nuevo invento el hecho de no tener que doblar el espinazo necesariamente para barrer las hojas. Con las sopladoras no hace falta agacharse para que las hojas se muevan.
Un poco de pol¨¦mica. Quien no estaba muy de acuerdo era un paseante que, disgustado ante el estruendo de motocicleta de la sopladora, opinaba que mejor era la antigua cosa de la escoba. "Pues al que le moleste el ruido, que se vaya", dice uno de los empleados, armado de rugiente sopladora.
Claro que los nuevos tiempos e inventos no terminan con los viejos problemas de coordinaci¨®n. "A veces pasa que amontonamos todas las hojas, las dejamos ah¨ª, y los barrenderos de la noche no pueden recogerlas, y ah¨ª las tenemos por la ma?ana", cuenta el empleado de limpieza.
Y entre que se recoge o no, el' viento juega malas pasadas y deshace por la noche lo que empleados, escobas y m¨¢quinas modernas componen por la ma?ana. El equipo encargado de limpiar de hojas los jardines situados entre Atocha y Col¨®n lo integran seis personas. "Pocos, para lo que tenemos que hacer", cuenta otro barrendero.
"Por lo pronto, estamos satisfechos con el sistema: en nuestro caso, los barrenderos van en equipo; uno barre, otro expide aire y almacena las hojas, y otro, con una m¨¢quina succionadora, las recoge", cuenta Javier San Mill¨¢n, de Dragados. "Y no s¨®lo pueden servir ahora: estamos pensando en utilizarlas en las fiestas, cuando las calles quedan llenas de papeles y vasos de pl¨¢stico", a?ade.
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