Cuba y EE UU normalizan comunicaciones telef¨®nicas despu¨¦s de 30 a?os
Por primera vez en 30 a?os, Estados Unidos ha permitido a una compa?¨ªa telef¨®nica, la LDDS de Misisip¨ª, establecer un sistema de llamadas directas a Cuba. Hasta ahora, todas las comunicaciones se realizaban a trav¨¦s de operadoras especiales y los exiliados ten¨ªan que aguantar l¨ªneas constantemente ocupadas y largas esperas debido a que el embargo norteamericano prohib¨ªa a las compa?¨ªas norteamericanas modernizar los sistemas de telecomunicaciones entre ambos pa¨ªses.
Un cambio dr¨¢stico. Ram¨®n estaba sentado hace unos d¨ªas en su casa del barrio de Buena Vista con la mente puesta en su familia norteamericana. Un viejo televisor de blanco y negro y un frigor¨ªfico de 1958 presid¨ªan la sala. Son¨® el tel¨¦fono y escuch¨® la voz de su hermana. Se hab¨ªa ido a Miami en 1970 con sus t¨ªos y desde entonces comunicarse con ellos hab¨ªa sido una aventura y un reto.Primero tuvo que aceptar que, si quer¨ªa mantener una relaci¨®n normal con su familia y hablar con ellos de vez en cuando, deb¨ªa renunciar a todo cargo pol¨ªtico e interiorizar que ser¨ªa mal visto por sus vecinos y compa?eros de trabajo. Luego soport¨® largas noches al lada, del tel¨¦fono en espera de la llamada de una operadora y, por ¨²ltimo, tuvo que conformarse con saber de ellos por carta desde que, hace dos a?os, el hurac¨¢n Andrew pas¨® por Florida y destruy¨® la instalaci¨®n telef¨®nica que manten¨ªa en contacto al exilio con Cuba.
"Mongo, por fin esto se ha arreglado", le dijo a Ram¨®n su hermana aquella tarde de noviembre en que hablaron de nuevo por tel¨¦fono tras dos a?os de silencio. Como ¨¦l, muchos cubanos se quedaron mudos de la impresi¨®n, pues desde el mismo triunfo de la revoluci¨®n de Fidel Castro las comunicaciones entre Cuba . y EE UU fueron empeorando, hasta que, en agosto de 1992, tras el paso del hurac¨¢n Andrew La Habana y Miami quedaron pr¨¢cticamente incomunicadas.
Tecnolog¨ªa anticuada
Durante tres d¨¦cadas, las comunicaciones entre ambos pa¨ªses se hac¨ªan a trav¨¦s de una estaci¨®n troposf¨¦rica con tecnolog¨ªa de los a?os cincuenta. Hasta el a?o pasado, el bloqueo impidi¨® que compa?¨ªas telef¨®nicas norteamericanas pagasen un solo centavo a Cuba y por ello las ¨²nicas llamadas permitidas eran las que se hac¨ªan a trav¨¦s de operadoras especiales y las que se efectuaban desde La Habana a cobro revertido. De ¨¦stas, la parte que corresponde a Cuba asciende ya a 100 millones de d¨®lares, dinero que est¨¢ situado en una cuenta congelada por EE UU. Este obst¨¢culo limit¨® las llamadas a unas miles al d¨ªa pese a que la poblaci¨®n de la isla se acerca a 11 millones de personas y en EE UU viven m¨¢s de un mill¨®n de cubanos.
As¨ª la comunicaci¨®n entre familias se convirti¨® en una odisea. Para llamar de La Habana a Miami hab¨ªa que esperar horas o incluso d¨ªas y cuando se consegu¨ªa la comunicaci¨®n era cortada a los tres minutos, y, encima, despu¨¦s del Andrew todas quedaron interrumpidas.
El amor por los negocios de los cubanos hizo que proliferasen en La Habana las cabinas clandestinas, que regentaban cubanos con contactos con el exterior que pon¨ªan las llamadas a trav¨¦s de Canad¨¢, cobrando dos d¨®lares por minuto. Pero este negocio se acab¨® en noviembre, cuando, tras la llegada de Clinton, cambi¨® la pol¨ªtica de telecomunicaciones.
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