La opci¨®n de la fuerza en Chechenia divide a los generales rusos
Chechenia est¨¢ teniendo una influencia negativa directa sobre las Fuerzas Armadas rusas, cuyo generalato se haya dividido entre partidarios y contrarios de una soluci¨®n de fuerza al conflicto con esa rebelde rep¨²blica norcauc¨¢sica. Al- mismo tiempo, la disposici¨®n del titular de Defensa, P¨¢vel Grachov, de utilizar una vez m¨¢s el Ej¨¦rcito en un conflicto interno ha hecho que el presidente, Bor¨ªs Yeltsin, le deje manos libres para acabar con sus opositores en su ministerio.Grachov, a pesar de que la ley dice que los soldados no pueden ser utilizados en conflictos internos, est¨¢ dispuesto -como lo hizo en octubre de 1993- a utilizar sus tanques y hombres para cumplir la decisi¨®n que Yeltsin, seg¨²n todos los indicios, ya ha tomado: entrar en Chechenia si el l¨ªder rebelde, Dzhojar Dud¨¢iev, no desarma a sus fuerzas.
Sin embargo, la intervenci¨®n en Chechenia agravar¨¢ la crisis que ya viven las Fuerzas Armadas. Bor¨ªs Poliakov, el comandante de la elitista Divisi¨®n Kantem¨ªrov de Mosc¨², se dio de baja por no haber sido consultado cuando el Servicio Federal de Contraespionaje (SFC) -el ex KGB- contrat¨® a varios d¨¦ sus hombres para ir a luchar en las filas de la oposici¨®n chechena contra Dud¨¢iev.
Los ej¨¦rcitos est¨¢n hechos para combatir y generalmente los militares se hayan dipuestos a aplicar lo que se les han ense?ado y hacer aquello para lo que se les ha preparado, es decir, guerrear. Pero el Ej¨¦rcito ruso a¨²n vive el llamado s¨ªndrome de Tbilisi, cuando los pol¨ªticos, en tiempos de la Uni¨®n de Rep¨²blicas Socialistas Sovi¨¦ticas lo utilizaron y luego le, dieron la espalda. En lugar de condecoraciones y. ascensos, fueron insultados y despreciados. Esto se repiti¨® despu¨¦s en Bak¨² (Azerbaiy¨¢n) y en Lituania. Y como ha quedado demostrado en los primeros d¨ªas despu¨¦s del fallido ataque a Grozni de, fines de noviembre, se est¨¢ repitiendo una vez m¨¢s.
P¨¢vel Grachov neg¨® hasta el ¨²ltimo minuto que soldados rusos hubieran participado en el asalto a la capital chechena y dio las espaldas a los soldados que cayeron prisioneros. Y el mi¨¦rcoles, cuando llegaron los primeros ata¨²des de la guerra chechena a Mosc¨², nadie los quer¨ªa recibir. Esta actitud de las autoridades militares est¨¢ creando un serio deterioro de la moral de los soldados, que est¨¢n perdiendo el resto de confianza que les quedaba en sus superiores.
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