Un cocimiento de la cruda actualidad
Dado que el cat¨¢logo de la muestra no estar¨¢ disponible hasta dentro de un mes, en el folleto y, hojas de presentaci¨®n de Cocido y crudo -un material de propaganda m¨¢s que de informaci¨®n por los ditir¨¢mbicos elogios que se autodedican los responsables, el comisario de la misma, Dan Cameron, nos recuerda no s¨®lo el origen del t¨ªtulo, que procede del archifamoso libro del antrop¨®logo Claude L¨¦vy-Strauss, sino el modelo expositivo inspirador, el de Magiciens de la terre, cuyo fracaso produjo una crisis en el Centro Pompidou, de Par¨ªs, de la que a¨²n no ha salido. Cameron afirma, no obstante, comprender las dificultades del "encuentro" entre diversas culturas, que ha asediado intelectualmente a Occidente desde que, en el siglo XVIII, estableci¨® su dominio planetario, pero no le arredra la empresa.Antes, por el contrario, cree que invirtiendo el orden de los t¨¦rminos y suprimiendo los art¨ªculos del t¨ªtulo del libro de L¨¦vy-Strauss -Cocido y crudo en vez de Lo crudo y lo cocido-quedar¨¢ conjurado el peligro de paternalismo colonial que finalmente agobiaba al esforzado profesor franc¨¦s perdido por los "tristes tr¨®picos"; como asimismo dice estar convencido de superar las contradicciones de los M¨¢gicos de la tierra mediante el establecimiento de "una relaci¨®n estructural con causas pol¨ªticas fundamentales", que, naturalmente, una vez m¨¢s, son los tics liberales de la clase media norteamericana, codificados con el r¨®tulo de lo "pol¨ªticamente correcto".
Gotas de agua
Para ilustrar una tesis tan profunda y peligrosamente comprometida, ha seleccionado 55 artistas procedentes "de todos los continentes", muchos de los cuales han venido a instalar in situ su respectiva obra, lo cual explica el presupuesto de los 120 millones de pesetas que al parecer ha costado la iniciativa. Por lo dem¨¢s, bastantes de los artistas convocados, siguiendo la pauta citadora del comisario, muestran su "reprimida" identidad haciendo un Beuys o un Rebecca Horn m¨¢s o menos invertido o sin part¨ªcula, pero, sobre todo, sean de la Patagonia o de Siberia, pareci¨¦ndose entre s¨ª como gotas de agua, que es una buena forma -si bien, reconozcamos, que algo simplificadora- para que desaparezcan los recelos ante "lo otro", el origen de todos los males, seg¨²n Cameron.A m¨ª me parecen muy bien estas preocupaciones "pol¨ªticamente correctas" de Cameron, as¨ª como, de verdad, le entiendo cuando afirma que lo ¨²nico que hay que salvar de la denostada d¨¦cada de los ochenta es "la exposici¨®n colectiva a cargo de un organizador independiente".
Por si fuera poco, con ello el MNCARS consigue, adem¨¢s, alinearse internacionalmente con el Rooseum sueco y la Hochschule f¨¹r Angewande Kunst austriaca, los otros dos clientes, junto a La Caixa, el principal, de Cameron.
En fin, que si la actualidad se nos presenta cruda, no me cabe duda de que este simp¨¢tico y autosatisfecho cr¨ªtico americano digerir¨¢ bien su cocido madrile?o, elaborado con cargo a los presupuestos del multirracial Estado espa?ol.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.