Fiel a su estilo
Concierto extraordinario para el abono de Iberm¨²sica con todas las estrellas que suman los nombres del director Solti, el pianista Kissin y la Orquesta de Amsterdam. En programa dos grandes en la historia de la m¨²sica: Beethoven y Bartok. En la sala repleta de p¨²blico y con asistencia de lo que los viejos cronistas de sociedad denominaban el todo Madrid de los grandes acontecimientos rein¨®, primero, la expectaci¨®n y, despu¨¦s, un entusiasmo diversamente dosificado: sin tasa, para el joven monstruo moscovita del piano, due?o ya de una t¨¦cnica y unos saberes de inaestro consumado; pr¨®digo tambi¨¦n para el mito Solti, y m¨¢s mesurado para Bartok y su maravillosa M¨²sica para celesta, percusi¨®n y cuerda, escrita en Budapest el a?o 1936 por encargo de Paul Sacher, el director y me cenas suizo.En el concierto y la ¨®pera, Solti posee brillo propio y estilo irrenunciable; en el mundo del disco, ha batido todas las marcas, lo que refuerza y multiplica su m¨ªtica condici¨®n. Sin embargo, estas palabras son de Solti: "No quisiera que mi trabajo de int¨¦rprete fuese analizado; hoy, el int¨¦rprete adquiere demasiada importancia; la industria musical lo ha convertido en art¨ªculo de mercado y sus discos se venden no en raz¨®n de las obras, sino de su int¨¦rprete".
Ciclo Orquestas del Mundo
Concertgebouw de Amsterdarn. Director: G. Solti. Solista: E. Kissin, piano. Obras de Bartok y Beethoven. Auditorio Nacional. Madrid, 15 de diciembre.
Es Solti uno de los escasos maestros de la vieja y grande ¨¦poca que aun viven y alientan. Naci¨® en 1912, como Celibidache; dos a?os despu¨¦s vino al mundo Giulini. En todo caso Solti es, entre ellos, el ¨²nico toscaniniano: le importa la precisi¨®n objetiva de la letra antes que las significaciones ocultas tras los signos.
Rigor
Qued¨® bien claro en el Concierto del emperador, de Beethoven pues hubo m¨¢s justeza que honda identificaci¨®n con el pensamiento del solista. A ciertas dosis, de flexibilidad, propias de la fantas¨ªa de Kissin, respond¨ªa Solti con pronunciado rigor. El poco m¨¢s que veintea?ero pianista asombra por su limpio y musical virtuosismo, pero m¨¢s a¨²n por la solidez y seguridad de su pensamiento.La M¨²sica para celesta, percusi¨®n y cuerda nos da, a trav¨¦s de im¨¢genes frescas y vivas, la po¨¦tica musical de un hombre en la antesala del gran drama: el que sufrir¨ªa su pa¨ªs, el Mundo entero y toda conciencia individual amante de la libertad. Pero Solti parece recrearse en un realismo al pie de la letra y ce?ido al puro trabajo del compositor mucho M¨¢s que a los sentimientos y la circunstancia del hombre.
Surgi¨® as¨ª, ante nosotros, una visi¨®n distinta, excelentemente realizada por un instrumento tan fuera de serie como es el conjunto sinf¨®nico holand¨¦s. Como cada propuesta de un compositor admite la validez de muy distintos puntos de vista, no hay por qu¨¦ censurar el de sir Georg Solti, y su versi¨®n aut¨¦ntica, ¨¢gil y explicada con verdadero primor.
A sus 82 a?os, el maestro mantiene toda su fidelidad a unos principios quiz¨¢ nacidos y cultivados en su juventud, cuando trabajaba en Salzburgo como colaborador de Arturo Toscanini, otro antimit¨®mano erigido en m¨¢ximo mito.
Detallar cu¨¢nto hizo el director h¨²ngaro-brit¨¢nico resultar¨ªa intento pueril. Es quien es y, por lo mismo, dejando de lado cualquier posible manipulaci¨®n de la industria musical, ocupa el lugar que le corresponde en la historia de la direcci¨®n del siglo XX.
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