Nuestros

Cabr¨ªa pensar que la desgracia posee un componente democr¨¢tico, esto es, que se abate con igual fiereza sobre todas sus v¨ªctimas. Pero no, ni eso. La experiencia demuestra que hay pobres de categor¨ªa o de poco fuste, muertos de hambre de primera p¨¢gina y pueblos fam¨¦licos que nadie menciona. Sobre la solidaridad mundial influyen los intereses y las modas, adem¨¢s de las rutinas mentales y los prejuicios: hace poco me sorprendi¨® leer un art¨ªculo en el que Herrero de Mi?¨®n, para criticar a los del 0,7%, argumentaba que los espa?oles. deber¨ªamos primero emplear el dinero en nuestras propias necesidades (o sea: en nuestros pobres). Un enga?oso t¨®pico, porque las necesidades propias nunca se colman y porque los pobres de fuera tambi¨¦n son nuestros.

Pero todo esto viene a cuento de los saharauis. Ver¨¢n, los saharauis tienen la raz¨®n y tienen el coraje de sobrevivir, pero carecen de fuerza econ¨®mica y pol¨ªtica. Son un pueblo min¨²sculo que a nadie le interesa. Por eso Espa?a vende armas y municiones a Marruecos, y por eso cuando el pasado mes de noviembre los 250.000 refugiados saharauis que malviven en el desierto argelino sufrieron unas terribles inundaciones, nadie se ha enterado. Estuve hace tiempo en esos campamentos, y me admir¨® el tes¨®n con que hicieron nacer escuelas y hospitales de adobe de la nada: ciudades de barro y de esperanza. Hoy me cuentan que la riada ha derrumbado ese meticuloso, conmovedor esfuerzo. Que se han perdido todos los almacenes de alimentos, que hay 6.000 familias sin abrigo, siete muertos. El 31 de diciembre ir¨¢ una caravana de ayuda para all¨¢: se puede aportar dinero en la cuenta 6000701241 de Caja Madrid, sucursal 1016. Sufren, necesitan apoyo, es una causa justa: y espero que en este caso los herrerodemi?¨®n les consideren lo bastante nuestros.