40 a?os en un psiqui¨¢trico
Un centro para enajenados pregunta la situaci¨®n penal de un internado en 1954
El infierno comenz¨® para M. P. mucho antes de que matara a su padre. Y a¨²n no ha concluido: lleva 40 a?os en centros psiqui¨¢tricos y a lo largo de 11 a?os, los que pas¨® internado en Alicante, ni siquiera tuvo derecho a un nombre. Meses antes del parricidio, cometido en julio de 1953, su cuerpo ya conoci¨® los efectos de los electrochoques. Desde 1954 es carne de psiqui¨¢trico y no cambiar¨¢ su situaci¨®n hasta que un tribunal lo autorice. Hace unos d¨ªas, el psiqui¨¢trico de B¨¦tera (Valencia) pregunt¨® al tribunal "en qu¨¦ situaci¨®n se encuentra dicho paciente", de 62 a?os. La respuesta de los jueces no ha supuesto, de momento, que M. P. abandone el Pabell¨®n 14.
La "situaci¨®n en que se encuentra" proviene de un auto judicial dictado en el verano de 1954: "Se acuerda su internamiento en el sanatorio psiqui¨¢trico provincial del padre Jofr¨¦, dado su estado de enfermo mental, del. que no podr¨¢ salir hasta su curaci¨®n y, en su caso, sin la debida autorizaci¨®n de este tribunal". Una autorizaci¨®n que 40 a?os despu¨¦s, no existe.
Los magistrados de los a?os cincuenta decidieron archivar el sumario de parricidio. M. P. no lleg¨® a ser juzgado, pero de la prisi¨®n de Valencia pas¨® directamente a un centro psiqui¨¢trico.
No fue el primer lugar de esas caracter¨ªsticas que visitaba. La Casa de Reposo de San Onofre, en Quart de Poblet, fue el escenario de sus primeros electro-choques. Su padre lo hab¨ªa llevado all¨ª debido a esa telara?a de su mente, una esquizofrenia catat¨®nica, que ya le apart¨® del cumplimiento del servicio militar. El padre, un hombre viudo, lo recogi¨® pocas semanas despu¨¦s.
La noche del 1 al 2 de julio de 1953, padre e hijo dorm¨ªan en la misma cama. M. P., seg¨²n el auto de procesamiento de la ¨¦poca, propin¨® golpes en la cabeza de su padre, de 50 a?os, y luego le pisote¨® hasta provocarle la muerte. Los hechos se produjeron en un pueblo de la costa valenciana y un juez decret¨® la prisi¨®n sin fianza
Tras el archivo de la causa, M. P. comenz¨®, con 22 a?os, un largo peregrinaje por los centros psiqui¨¢ticos valencianos. Sobre su piel se ha escrito la evoluci¨®n de la terapia mental: desde los electro-choques y el abandono total hasta la extrahospitalizaci¨®n y el inter¨¦s constante de un fiscal especial. En medio, el paciente se fug¨® de B¨¦tera sin dejar rastro. Eran los a?os setenta.
Sin nombre
Por la misma ¨¦poca, un hombre sin identidad, enfermo mental fue recogido en Alicante e internado en el centro de la Santa Faz. Su nula colaboraci¨®n y el escaso inter¨¦s de otros provocaron una situaci¨®n dram¨¢tica: durante 11 a?os, una persona sin nombre permaneci¨® ingresada en aquel centro para enfermos mentales.
Un d¨ªa, a medidados de los anos ochenta, el loco sin nombre habl¨®. Se supo as¨ª qui¨¦n era y fue devuelto a B¨¦tera.
En este final de 1994, los responsables del centro de B¨¦tera han preguntado por ese veterano del Pabell¨®n 14. Se trata del ¨²ltimo pabell¨®n activo, junto a otro para alcoh¨®licos y toxic¨®manos. El resto de internados ha podido beneficiarse, en los ¨²ltimos a?os, de los programas de extrahospitalizaci¨®n. Los 57 residentes en el Pabell¨®n 14 a¨²n esperan. Y uno de ellos contin¨²a anclado a la causa 57 del a?o 1953.
Su actual conducta es de "ausencia de c¨®nflictividad", y no presenta "agresividad", seg¨²n una nota del centro de B¨¦tera.
Ning¨²n delito es castigado en Espa?a con m¨¢s de 30 a?os de prisi¨®n. Si M. P. no fuera un enfermo mental, habr¨ªa quedado en libertad hace muchos a?os. Su enfermedad -no el hecho de haber matado a su padre- le mantiene en psiqui¨¢tricos. Pero a diferencia de otros pacientes, M. P. tampoco ha accedido a¨²n a programas de extrahospitalizaci¨®n. Tiene 62 a?os.
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