La rotaci¨®n de auditores
Se han hecho, en opini¨®n de los autores, importantes esfuerzos para paliar algunos de los inconvenientes que presenta la rotaci¨®n de los auditores, pero son insuficientes desde el punto de vista de la eficacia
I. Las leyes han consagrado en nuestro pa¨ªs un sistema de rotaci¨®n obligatoria de los auditores, en virtud del cual el auditor de una sociedad, una vez transcurrido el plazo para el que fue designado -m¨ªnimo de tres a?os y m¨¢ximo de nueve, ha de dejar libre el puesto para otro. En el ¨¢mbito de las naciones m¨¢s desarrolladas constituye una regulaci¨®n ins¨®lita. Tan s¨®lo Italia -y ¨²nicamente en relaci¨®n a los auditores de cuentas de sociedades que cotizan en bolsa- ha establecido un sistema semejante, cuya bondad ya ha sido puesta en entredicho por las propias autoridades burs¨¢tiles. La desconfianza sobre la efectividad de una pol¨ªtica de rotaci¨®n para mejorar la auditor¨ªa de cuentas se halla, por lo dem¨¢s, generalizada. Hace algunos a?os, el famoso informe Cohen la desaconsejaba radicalmente. En ¨¦poca m¨¢s reciente ha insistido en la misma direcci¨®n el informe Cadbury. El prop¨®sito de estas l¨ªneas es evaluar la medida en t¨¦rminos de eficiencia. Para ello hemos de examinar el impacto que previsiblemente tendr¨¢ la rotaci¨®n sobre los dos par¨¢metros que definen el valor de cualquier bien o servicio que se ofrece en el mercado: precio y calidad. Toda intervenci¨®n legislativa en la materia ha de procurar que se optimice la relaci¨®n entre esas dos magnitudes y, en definitiva, que se fomente la. realizaci¨®n de auditor¨ªas buenas y baratas. Desde este punto de vista, los resultados que promete la rotaci¨®n son m¨¢s bien pobres, cuando no contrarios a los que se buscan.
II. La cuesti¨®n no ofrece dudas en relaci¨®n a los precios, cuya elevaci¨®n es reconocida incluso por los partidarios de la norma. La rotaci¨®n encarece la auditor¨ªa porque afecta negativamente a las dos variables fundamentales de las, que depende la formaci¨®n de los precios: los costes de producci¨®n (que aumentan) y la competencia en el mercado (que se reduce).
El aumento de costes obedece al mayor n¨²mero de auditor¨ªas iniciales que han de hacerse bajo un r¨¦gimen de rotaci¨®n obligatoria respecto de las que se har¨ªan bajo un r¨¦gimen de rotaci¨®n meramente facultativa. El incremento se explica porque muchos de los activos necesarios para efectuar la auditor¨ªa -conocimiento de las peculiaridades del sistema contable de la empresa, comprensi¨®n del mercado en que opera el cliente, etc¨¦t¨¦ra- no son transferibles al auditor entrante. Son activos espec¨ªficos a la relaci¨®n del auditor saliente con la empresa. Por tanto, el auditor entrante ha de reconstruir de nuevos esos activos , y ello requiere tiempo y es fuerzo. El importe de esos costes adicionales -conocidos en la literatura como costes de arranque- no es despreciable. En medios profesionales se estima que representan del orden de un 25% de los costes totales de la auditor¨ªa. El resultado final es claro: el auditor facturar¨¢ m¨¢s horas de trabajo. El cliente no s¨®lo pagar¨¢ un precio M¨¢s elevado, sino que tambi¨¦n habr¨¢ de pechar con sus propios costes de arranque (familiarizar al auditor entrante con el sistema de informaci¨®n de la empresa, informarle sobre el entorno de su industria, atender a sus requerimientos, etc¨¦tera), cuyo importe, en t¨¦rminos de horas / hombre, puede cifrarse en el doble de los del auditor.
El impacto de la rotaci¨®n sobre la competencia existente en el sector se revela, asimismo, negativo. De modo directo, la rotaci¨®n determina un sistema de turno y, en definitiva, un reparto o divisi¨®n artificial del mercado. Indirectamente, sus efectos pueden ser m¨¢s devastadores. La ten dencia de quienes peri¨®dica mente se ven despojados de sus clientes ser¨¢ a adoptar medidas defensivas. Aunque a. corto plazo pueda imaginarse una guerra de precios, a medio y largo plazo cabe esperar, en efecto, que se arbitren modalidades concertadas de sustituci¨®n y que, a la postre, se establezca un marco de relaciones que facilita la formaci¨®n de carteles de precios. En la hip¨®tesis m¨¢s que proba ble de que este riesgo llegara a materializarse, la eficiencia se resentir¨ªa y los precios experimentar¨ªa una nueva elevaci¨®n.
III. Si el incremento de los precios fuese acompa?ado por un incremento de la calidad del servicio, la norma tal vez pudiera justificarse. Pero lo que cabe esperar es el efecto inverso. Para apercibirnos de ello hemos de tener en cuenta las dos variables. que determinan la calidad de la auditor¨ªa. La primera es la competencia t¨¦cnica o profesional, que alude a la capacidad del auditor para detectar errores o irregularidades en los estados financieros sometidos a su consideraci¨®n. Cuanto mayor sea la probabilidad de detecci¨®n, mayor ser¨¢ la calidad de la auditor¨ªa. La segunda variable es la independencia, que se define en funci¨®n de la disposici¨®n del auditor para reflejar en el informe de auditor¨ªa las irregularidades previamente detectadas. Cuanto mayor sea la probabilidad de comunicaci¨®n, mayor ser¨¢ la calidad de la auditor¨ªa. Pues bien, ambas variables de la calidad se ven amenazadas por la rotaci¨®n.La incidencia sobre la competencia t¨¦cnica del auditor es claramente perjudicial. El motivo principal es la existencia, bajo un r¨¦gimen de rotaci¨®n obligatoria, de un mayor n¨²mero de primeras auditor¨ªas. El auditor entrante dispondr¨¢ as¨ª de menor experiencia y de menos informaci¨®n sobre el entorno y los problemas de la empresa. Es de esperar por ello que le pasen desapercibidas m¨¢s irregularidades que al saliente. Los estudios emp¨ªricos muestran, en efecto, la existencia de una relaci¨®n inversa muy significativa entre el grado de fracaso, de la auditor¨ªa y el grado de continuidad del auditor. En el m¨¢s amplio de ellos, el Comit¨¦ de Control de Calidad de la SEC Practice Section de la AICPA, tras haber investigado 406 casos, ha observado que la frecuencia de fracasos es tres veces superior en los periodos iniciales -cuando el auditor realiza la primera o la segunda auditor¨ªa- que en los periodos sucesivos.
La segunda raz¨®n para que descienda la competencia t¨¦cnica del auditor y, con ella, la calidad de la auditor¨ªa se vincula a la especializaci¨®n sectorial. La rotaci¨®n obstaculiza la capacitaci¨®n espec¨ªfica en la problem¨¢tica econ¨®mica y contable de los distintos sectores, cuya importancia para el ¨¦xito del servicio -seg¨²n ponen de manifiesto las propias normas t¨¦cnicas de auditor¨ªa- no es en absoluto despreciable. La raz¨®n se comprende con facilidad: los auditores, al verse forzados a abandonar peri¨®dicamente el sector en que est¨¢n especializados, se sentir¨¢n poco motivados para buscar esa especializaci¨®n. El problema es especialmente grave en mercados estrechos, como el espa?ol.
La rotaci¨®n, por ¨²ltimo, reduce los incentivos para invertir en recursos que mejoren la calidad de la auditor¨ªa (capital humano, innovaci¨®n tecnol¨®gica, reputaci¨®n, etc¨¦tera). Las firmas de auditor¨ªa -como cualesquiera otras empresas- tratan de obtener cuotas de mercado cada vez mayores con el fin de engrosar sus beneficios. ?ste es el aliciente que las mueve a competir, y ello redunda en una mayor eficiencia. Pero la competencia exige que los frutos del propio esfuerzo sean apropiables. En la medida en que esta posibilidad se limite se limitar¨¢n los incentivos para mejorar las prestaciones. Desde esta perspectiva, la rotaci¨®n obligatoria supone una amenaza considerable. Si las empresas que han despuntado se ven obligadas cada cierto tiempo a renunciar a sus logros perder¨¢n el inter¨¦s por crecer, y, en consecuencia, la tasa de inversi¨®n del sector comenzar¨¢ a declinar.
La segunda variable de la calidad es la independencia. Bajo este aspecto, la incidencia de la rotaci¨®n obligatoria se revela tambi¨¦n, contra lo que a primera vista pudiera parecer, muy poco satisfactoria. El tema reviste especial inter¨¦s porque el prop¨®sito que ha movido al legislador a establecer un sistema de rotaci¨®n obligatoria ha sido precisamente el de fortalecer la independencia del auditor. Se ha pensado que limitando la duraci¨®n del contrato se evita que el auditor se familiarice en exceso con el cliente y que, en esa medida, se preserva su imparcialidad. Pero los resultados de esas previsiones no parecen, a juzgar por la experiencia italiana, muy prometedores. Recientemente, The Economist se?alaba que la rotaci¨®n no ha servido para mejorar la independencia de las firmas de auditor¨ªa del pa¨ªs transalpino. La observaci¨®n es perfectamente comprensible desde el punto de vista econ¨®mico, que m¨¢s bien induce a pensar que la rotaci¨®n debilita la independencia, y ello porque facilita al auditor saliente pasar el muerto al entrante y eximirse de responsabilidad. En este sentido, el profesor R. Antle ha sugerido que la existencia de un horizonte temporal ilimitado incentiva la imparcialidad del auditor. La raz¨®n aducida es clara: la continuidad en el tiempo del auditor incrementa la probabilidad de que sus flaquezas sean descubiertas y, en consecuencia, de que sean, efectivamente, penalizadas.
Independencia
No se nos oculta, ciertamente, que la norma podr¨ªa defenderse apelando a la experiencia que se registra en muchas estructuras jer¨¢rquicas, en las que a menudo se introducen pautas de rotaci¨®n con el fin de dificultar la col¨²si¨®n entre el supervisor y el supervisado. Pero el argumento no puede trasladarse a la auditor¨ªa, ya que en ¨¦sta la situaci¨®n es muy distinta. La rotaci¨®n puede tener sentido cuando la coalici¨®n entre el supervisor y el supervisado necesita del enforcement que le proporciona la existencia de un horizonte temporal indefinido, que hace posible reiterar el juego. En cambio, cuando el enforcement puede llevarse a cabo mediante transferencias laterales directas, como ocurre en la auditor¨ªa, la limitaci¨®n del horizonte temporal no lleva aparejada una reducci¨®n relevante del riesgo. En otros t¨¦rminos, si el auditor est¨¢ dispuesto a relajar el control, la rotaci¨®n nada puede hacer para evitarlo.
Podr¨ªa pensarse, en fin, que la rotaci¨®n fomenta la independencia porque fomenta la supervisi¨®n de la labor del auditor saliente por parte del auditor entrante. Sin embargo, no es f¨¢cil suponer que estos comportamientos puedan generalizarse. La propia din¨¢mica de la rotaci¨®n -que es un juego repetido- tender¨¢ a generar el establecimiento de mecanismos cooperativos de, autoprotecci¨®n. Pero incluso en la hip¨®tesis de que pudiera suponerse que la supervisi¨®n va a ser efectiva el resultado tampoco ser¨ªa muy aleccionador.
IV. El panorama, como se ve, resulta poco halag¨¹e?o. Las autoridades administrativas con responsabilidades en el sector han hecho notables esfuerzos para paliar algunos de los inconvenientes m¨¢s graves que presenta la rotaci¨®n. De ello ofrece buen testimonio la admisi¨®n de las posibilidades de prorrog¨¢r el contrato de auditor¨ªa, logradas gracias a una generosa interpretaci¨®n de los art¨ªculos 8.4 LAC y 204.1 LSA, que ha permitido retardar la rotaci¨®n hasta el l¨ªmite m¨¢ximo de los nueve a?os. Pero tales esfuerzos -impulsados por el noble deseo de minimizar el coste social de la norma- resultan insuficientes. Es preciso por ello seguir andando en la misma direcci¨®n. Tal vez el momento actual, en que se est¨¢ tramitando la modificaci¨®n de algunas normas contables contenidas en la legislaci¨®n de sociedades an¨®nimas, pueda ser por ello una ocasi¨®n propicia para la reflexi¨®n y, en su caso, para la acci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.