Nochebuena entre rejas
Javier de la Rosa no imagin¨® que su tr¨¢nsito por las finanzas terminana en un frugal agape navide?o en prisi¨®n
Ensalada catalana, aperitivos salados, ternera con salsa, tu rrones, polvorones y chocolate para la cena de Nochebuena. En la comida de Navidad, escudella catalana, pavo con pasas y pi?ones, flan, turrones y caf¨¦ con nata. Estos son los men¨²s navide?os que disfrutar¨¢n Javier de la Rosa y el resto de presos de Can Brians.
Nochebuena en la c¨¢rcel. Lo tem¨ªa tanto que hab¨ªa comprado todas las protecciones posibles para salvarse. Todos los abogados, asesores, consejeros, expertos. Todo lo que hiciera falta para escapar de la rejas. Pero todos los esfuerzos, a pesar del despilfarro del gasto, fueron en vano. A media ma?ana del pasado jueves Javier de la Rosa recibi¨® la fat¨ªdica noticia. Los tres magistrados de la Audiencia daban la raz¨®n al juez instructor y ratificaban la orden de prisi¨®n.
Result¨® insoportable. Se sinti¨® abandonado. Le asalt¨® una profunda depresi¨®n y empez¨® a deambular nervioso. En instituciones penitenciarias se asustaron. Ciertamente, De la Rosa no estaba preparado para este segundo golpe. Parec¨ªa incre¨ªble, pero su abogado Joan Piqu¨¦ le hab¨ªa fallado de nuevo.
La primera vez fue el d¨ªa de Su detenci¨®n, el 18 de octubre pasado. El financiero esperaba dentro del coche en el parking del Juzgado mientras el abogado negociaba la fianza. Si el juez aceptaba, se pagaba y todo arreglado. Sino, ya se pensar¨ªa otra alternativa. Pero De la Rosa estaba nervioso y sucumbi¨® a la tentaci¨®n de dar un paseo por el aparcamiento. Fue su perdici¨®n. Los polic¨ªas que andaban en su busca se toparon con ¨¦l y lo llevaron ante el juez sin que pudiera intervenir su abogado.
Piqu¨¦ Vidal le anim¨®. Despu¨¦s de la declaraci¨®n todo se resolver¨ªa Pero fue al rev¨¦s: la declaracion le hundi¨®. Cuando la secretaria del Juzgado le comunic¨® la prisi¨®n, De la Rosa dirigi¨® una mirada de rabia y odio a su abogado que dif¨ªcilmente olvidar¨¢. Fue la primera decepci¨®n.
Pero Piqu¨¦ Vidal tambi¨¦n fue sorprendido. El interrogatorio hab¨ªa sido muy riguroso. Algunas cosas est¨¢n cambiando mucho en este pa¨ªs. El fiscal que intervino en el caso, Jos¨¦ Mar¨ªa Mena hab¨ªa contado con un apoyo sin precedentes. Ocho economistas del Instituto de Contabilidad y Auditor¨ªa de Cuentas ( ICAC) -todos los de la entidad- y dos de la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNMV) estuvieron ayud¨¢ndoles a interpertar y a desentra?ar las mara?as financieras de De la Rosa. Piqu¨¦ y el financiero no hab¨ªan contado con esto.
La segunda decepci¨®n fue el pasadojueves cuando la Audiencia confirm¨® la prisi¨®n. Esta vez se hundi¨®. Reacciono pidiendo su propia comparecencia en el Parlament de Catalu?a. Tambi¨¦n se siente solo y hecha de menos a sus compa?eros: Narciso, Arturo y Ram¨®n. Extra?a a los colegas que est¨¢n en la Modelo.
"?Qu¨¦ tal con el de lujo?". Era una priegunta. habitual que hac¨ªan los abogados al visitar a sus clientes en la prisi¨®n de Can Brians refiri¨¦ndose a Javier De la Rosa a los pocos d¨ªas de su ingreso. El financiero est¨¢ en ese penal desde el 28 de octubre -despu¨¦s de 10 d¨ªas en la Modelo- y si al principio exist¨ªa curiosidad por conocer c¨®mo se comportaba el ilustre preso, ahora lo cotidiano d-el d¨ªa a d¨ªa ha demostrado que De la Rosa, pese a estar en un m¨®dulo con otros 60 internos, lleva una vida bastante aislada y solitaria entre rejas. Los abogados ya no preguntan y la mayor¨ªa de los presos pasan de De la Rosa. Ya no son tan frecuentes los comentarios de los primeros d¨ªas entre los delincuentes comunes: "Mira ' ¨¦se es el que tiene, tanta pasta" o "nos pod¨ªa echar un cable". "Ha perdido el aire que ten¨ªa los primeros d¨ªas", dice alguien que le ve a diario.
Cuentan que tambi¨¦n en los locutorios para las visitas de los letrados De la Rosa se sit¨²a marcando las distancias. Las causas de seguridad que motivaron su traslado a Can Brians -un centro destinado a presos que cumplen pena- tambi¨¦n se notan dentro de la c¨¢rcel y no es frecuente que se le acerquen los dem¨¢s presos.
El financiero, como todos los internos, tiene un trabajo encomendado: la limpieza de su celda y hacerse la cama. En resumen, tener todo lo suyo en orden.
Para celebrar las Navidades, el penal ha decorado todos los m¨®dulos. Tambi¨¦n han organizado actividades, como una gincana, torneos de f¨²tbol y baloncesto, actuaciones musicales y cantadas de habaneras y de villancicos. Incluso, este viernes pasado se organiz¨® un bingo. ''Pasa las horas pensando", es la escueta respuesta de alguien que le ve a menudo. No estrecha relaciones con nadie. En el patio suele pasear en compa?¨ªa de uno o dos reclusos. Siempre los mismos. Tampoco habla mucho con los funcionarios. "No tiene semblante tenso, tampoco sonriente. Lo normal entre personas en prisi¨®n", explica la misma fuente.
Adem¨¢s de pensar, otra de las principales ocupaciones de De la Rosa es aguardar la diaria visita de su abogado, Joan Piqu¨¦ Vidal. Y las de su familia, sobre todo las de su mujer y uno de sus hermanos, tambi¨¦n letrado. De la Rosa ha tenido ya un encuentro bis a bis, que le corresponde seg¨²n el reglamento porque lleva m¨¢s de un mes en prisi¨®n. Personas que presenciaron la visita que recientemente hizo el director general de Servicios Penitenciarios, Ignasi Garc¨ªa Clavel, para la inauguraci¨®n de un m¨®dulo nuevo aseguran que evitaron cruzarse: "Parec¨ªa que los dos se esquivaban".
El financiero ha tenido que acoplarse a la rutina de la c¨¢rcel lo, es encerrado antes de las nueve de la noche en la celda. Las luces se apagan a las 11.30 horas. Su atuendo habitual es ch¨¢ndal y zapatos. Para comunicarse con el exterior tiene id¨¦nticas limitaciones que el resto de los internos con el tel¨¦fono: dos veces al mes y llamadas de un m¨¢ximo de cinco minutos. Alguien le llev¨® una carta para que se la entregaran en mano pero la direcci¨®n del penal no lo admiti¨®. El reglamento lo proh¨ªbe.
Lo que ahora preocupa al, firianciero y a su defensa es la comparecencia ante la comisi¨®n del Congreso el pr¨®ximo 29 de octubre. A De la Rosa le desagrada la perspectiva de la coneducci¨®n en un furg¨®n o un veh¨ªculo policial a Madrid.1a entrada en el Congreso flanqueado por uniformes le disgusta todav¨ªa m¨¢s.
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