Lecciones de lidiador y pundonor de Capea
El domingo se comprob¨® por qu¨¦ El Capea es el diestro hispano preferido de este coso. Sali¨® a la plaza a jugarse la vida, dando lecciones de pundonor y lidiador e inmediatamente el p¨²blico se le entreg¨®. En cambio, Jorge Guti¨¦rrez en su lote mostr¨® falta de sensibilidad hacia el respetable y Federico Pizarro dej¨® ver maneras pero aflor¨® su carencia de recursos.El Capea salud¨® al segundo con una serie de ver¨®nicas cargando la suerte, mismas que remat¨® con una media digna de cartel de lujo. Inici¨® su labor con la muleta caminando al revoltoso astado hasta que logr¨® hacerse con ¨¦l. Pudo con la cabeza alta y el calamocheo del adversario y le ejecut¨® poderosas tandas por la derecha.
Garfias / El Capea, Guti¨¦rrez, Pizarro
Siete toros (regalo del sobrero), seis de Javier Garfias, desiguales en presentaci¨®n y casta, peligrosos y d¨¦biles. 7? de Manuel Mart¨ªnez Ancira que fue a m¨¢s. Pedro Guti¨¦rrez Moya, El Capea: aplausos; ovaci¨®n y salida. Jorge Guti¨¦rrez: abucheos; silencio; petici¨®n y vuelta. Federico Pizarro, que confirm¨® su alternativa: silencio; ovaci¨®n y salida.Monumental plaza de M¨¦xico. 25 de diciembre, tres cuartos de entrada.
Con el cuarto, la labor del de Salamanca fue la imagen viva de lo que es un lidiador que con tranquilidad y desahogo domina un burel, que tiene un recorrido descompuesto. Su toreo por la derecha mostr¨® exquisitez y dio lecciones de mando.
Indiferencia del torero
Con el suelto y tardo tercero, Jorge Guti¨¦rrez bail¨® con el percal y su labor con la pa?osa fue intrascendente por lo soso del bovino y la indiferencia del torero.Con el quinto, volvi¨® a zapatillear con la capichuela, e hizo un largo quehacer con la sarga sin plan alguno, abusando del la paciencia de toda la sufrida concurrencia.
Con el anovillado morlaco que regal¨®, repiti¨® su pata atr¨¢s en los lances, aunque lo llev¨® al caballo con vistosas chicuelinas andantes. Su trasteo lo inici¨® d¨¢ndole trapazos a un ejemplar incierto, hasta que por su tenacidad logr¨® que ¨¦ste le embistiera excesivamente. Hubo muchos buenos unipases, pero no cuaj¨® faena alguna y su actuaci¨®n dur¨® 18 minutos ante la complacencia de la autoridad y el benepl¨¢cito de sus partidarios.
Federico Pizarro mostr¨® nerviosismo e inmadurez con el de la confirmaci¨®n, pues no pudo con la codicia 31 genio del corn¨²peta.
Aprovechando la alegr¨ªa del sexto, le instrument¨® faroles de rodillas y atropelladas caleserinas. Inici¨® su trasteo con doblo nes, camin¨¢ndole al fiero burel que fue aplaudido en el arrastre. Su serie de derechazos carecieron de limpieza, pero como demos tr¨® valor y entrega a la galer¨ªa se lo perdonaron. Su toreo tiene he churas y calidad, pero le falta que se asiente para que muestre su clase.
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