"Un asesinato suicida para Argelia y la naci¨®n arabe"

Jean Marie Lustiger, de 68 a?os, arzobispo de Par¨ªs, reflexiona en la siguiente entrevista sobre la misi¨®n de los religiosos en Argelia. El atentado mortal de Tizi Uzu, afirma, supone un suicidio para Argelia y la naci¨®n ¨¢rabe.Pregunta. ?Cu¨¢l es su reacci¨®n al asesinato de los cuatro padres blancos?

Respuesta.' Estos religiosos han consagrado sus vidas, de la forma m¨¢s desinteresada, al pueblo argelino, al estudio de la lengua ¨¢rabe, que hablaban, al conocimiento del islam, que se les hab¨ªa hecho familiar, al servicio concreto de la poblaci¨®n que frecuentaban. Hab¨ªan aceptado un desarraigo completo por amor a Cristo y a los hombres y mujeres de Argelia. Un asesinato como ¨¦ste es una forma de rechazo del signo m¨¢s elevado de la amistad: vivir de la forma m¨¢s cercana posible con aquellos hacia quienes se dirigen. Tal hecho, como los que le han precedido, es suicida para Argelia y para la naci¨®n ¨¢rabe. Suicida porque reniega de lo que constituye la esencia misma, humana y religiosa, de un di¨¢logo que, sin ella, se convierte en imposible.

P. ?Qu¨¦ consejos dar¨ªa usted a los religiosos instalados en Argelia? ?Deben quedarse o regresar?

R. No puedo darles un consejo. Ellos deben elegir, seg¨²n su vocaci¨®n, el riesgo que quieren asumir. No habr¨ªa ninguna verg¨¹enza, ninguna traici¨®n en irse. Pero seguir en medio de quienes no quieren ceder ni a la violencia ni al odio constituir¨ªa un extraordinario testimonio de fidelidad y de fe. Si hoy son rehenes, lo son voluntariamente. ?Acaso se puede reprochar a los bomberos que vayan al coraz¨®n del fuego? Reconozco que aceptar el riesgo del martirio es una situaci¨®n l¨ªmite. Pero as¨ª es la Argelia de hoy. Una crisis mayor que comienza, un drama para el equilibrio de nuestras dos civilizaciones.

P. ?No amenaza la violencia con poner en cuesti¨®n la causa del di¨¢logo de la Iglesia cat¨®lica con la poblaci¨®n y, los pa¨ªses musulmanes?

R. Debemos permanecer fieles a nuestros principios y convicciones m¨¢s profundos, es decir, al respeto a la libertad religiosa, al respeto de todo hombre, de toda actitud religiosa, sea la que sea. Pero en el plano pol¨ªtico, a prop¨®sito de las represalias evocadas, a?adir¨ªa que no se puede considerar culpables a los Gobiernos occidentales d¨¦ buscar la seguridad de sus ciudadanos. Deben hacer respetarla ley, ya que ¨¦sta se impone a todos. Pero responder al odio con el odio, a la violencia con una violencia similar, supondr¨ªa justificar el punto de vista del agresor. Es preciso por tanto que la fuerza que se opone a la violencia est¨¦ siempre ella misma al servicio del derecho. Es el desaf¨ªo contenido en toda lucha de la dem¨®cracia contra el totalitarismo.,

Copyright Le Monde EL PAIS