"Es como una corn¨¢"
Rafael de Paula espera con entereza en su villa de Sanl¨²car la orden de ingreso en prisi¨®n
Rafael de Paula, matador de toros, 54 a?os, espera con entereza en su villa de Sanl¨²car de Barrameda (C¨¢diz) -"corno si estuviera convaleciente. de una corn¨¢"- la orden de ingreso en prisi¨®n. Condenado a seis a?os por unos sucesos de hace diez -allanamiento de morada; unos individuos agredieron al presunto amante de su esposa, se dijo que a instancias del torero, el Tribunal Supremo ya ha comunicado la sentencia y de un momento a otro la polic¨ªa puede llamar a la puerta para llev¨¢rselo preso."Es lo que intento evitar: que llamen aqu¨ª; que est¨¦n la gente y la prensa esperando fuera; las c¨¢maras, el esc¨¢ndalo. Cuando hay implicado un personaje popular -tal es mi caso- ustedes los pe riodistas se enteran antes que los interesados, y no saben el da?o moral que pueden provocar. No estoy hu¨ªdo, no soy un delincuente ni un terrorista. Mis abogados ya tienen instrucciones: donde diga el juez, all¨ª estar¨¦ puntualmente. Y luego, que acabe este calvario cuanto antes".
Diez a?os de calvario, asegura Paula: "Soy v¨ªctima de una injusticia con unas consecuencias absolutamente desproporcionadas. ?Inquietud dice? En los 10 a?os transcurridos no ha habido un solo d¨ªa que no me asaltara el pensamiento esta situaci¨®n, y yo, venga cabilar, un sufrimiento que no deseo ni a mi peor enemigo; frecuentemente me despertaba en plena noche y ya no pod¨ªa conciliar el sue?o. Ha sido una aut¨¦ntica tortura. Y ahora lo que estoy deseando es que llegue el momento de ingresar en prisi¨®n, empezar entonces la cuenta atr¨¢s y reemprender mi profesi¨®n de torero. No me encuentro en un par¨¦ntesis, ni en un per¨ªodo de reflexi¨®n, ni nada parecido. Soy torero en activo. Digamos que es como si un toro me hubiese pegado una corn¨¢ y estuviera convaleciente".
Vist e Rafael de Paula camisa celeste, chaleco a cuadros negros, pantal¨®n azul marino reci¨¦n planchado, se le ve en forma y est¨¢ hecho un pins¨¦, como como cuando interpreta "la m¨²sica callada del toreo", que dijo Jos¨¦ Bergam¨ªn, y cruje en el redondel el alborozo de la genialidad. Est¨¢ en forma, animoso e incluso bienhumorado. Le acompa?a su hijo Eduardo, segundo de los tres que tuvo en su matrimonio con Marina -de 23, 21 y 19 a?os respectivamente- y va ense?ando a la visita, detalle a detalle, la espl¨¦ndida villa que construy¨® con amor y parsimonia, en el paraje de La Jara, a orillas de la desembocadura del Guadalquivir.
"Toda la casa canta lo que es ¨¦l", comenta Eduardo.
Canta desde el azulejo con el nombre de la villa que figura junto al portal¨®n de entrada, Guadalquivir -escrito tambi¨¦n en caracteres ¨¢rabes-, hasta los poemas transcritos asimismo en azulejer¨ªa, que proclaman el significado de las numerosas dependencias de la villa.
"Aqu¨ª no han intervenido dise?adores ni arquitectos", explica Rafael de Paula. "Cada edificio, adorno y hasta planta se corresponden con una idea, a veces po¨¦tica y a veces utilitaria. Por eso algunas instalaciones est¨¢n inacabadas. ?Ve este terrazo de los caminos tan distinto y bonito y de un grosor inusual? Pues lo descubr¨ª en una cer¨¢mica de Liria, en la provincia de Valencia. Es una caracter¨ªstica de la casa: nada hay improvisado en ella, todo responde a un concepto o a un prop¨®sito expreso que he meditado largamente".
La entrada imita la calle de un pueblo efectivamente da esa sensaci¨®n: la calle adoquinada, el chalet para el guarda casitas blancas con las ventanas enrejadas y profusi¨®n de macetas floridas al modo andaluz. Toda una manzana resulta ser el gimnasio, la sauna, el amplio ropero donde conserva los vestidos y los trastos de torear, con sus complementos: muletas y capotes de g¨¹ertas jasules, medias, pa?oletas, fajas, a?adidos, vendas. "Tengo m¨¢s vendas que Tutancamen", bromea el torero. Este edificio lo rotula "Mi esperanza" y hay dos hermosos azulejos pintados a mano, uno con la Esperanza de Triana y otro con
Nuestro Padre Jes¨²s del Prendimiento. Sigue la casa, flanqueada por dos porches y un largo callej¨®n andaluz. El porche que da a la desembocadura del Guadalquivir tiene en la fachada un gran azulejo con versos de Ben Safar Al-Marini de Almer¨ªa, poeta del siglo XII: "La marea en el Guadalquivir... / el c¨¦firo rasg¨® la t¨²nica del r¨ªo... Desde all¨ª se contampla el Coto de Do?ana, el Bajo de Gu¨ªa, los barcos de pesca cuando se hacen a la mar en el amanecer y, al crep¨²sculo vuelven de arribada, y esas escenas dice Paula que son las que m¨¢s les gusta contemplar. El porche que da al sureste tiene otro azulejo con tina reflexi¨®n del propio Rafael de Paula: "Observa, viajero, estos ¨¢rboles y su sentido...". Los ¨¢rboles son el olivo, s¨ªmbolo de paz; el laurel, de triunfo; la palmera, de vida; y tal cual dice- se mecen esbeltos y por este orden en el jard¨ªn contiguo, cuajado de flores.
Piscina delante del porche Principal, un choz¨®n habilitado para vestuario, azulejos de Mensaque, angelotes, enredaderas, bugambillas. En otro plano m¨¢s bajo est¨¢ construyendo un ambiente recoleto que llama "Mi albero", y esa rotonda es donde ejercita el toreo de sal¨®n. Tres puertas dan paso a otras tantas dependencias: "Mi huerto", con fuente y canalillos para disfrutar del frescor y los murmullos del agua; "Mis p¨¢jaros", donde ha instalado una pajarera de: gran tama?o, y un cuartito abierto al jard¨ªn, con bancadas de ladrillo moruno y artesonado ¨¢rabe, donde guarda el carret¨®n con una cabezota de torazo fosco cornal¨®n y astifino.
"Mi rinc¨®n" es la bodega penumbrosa donde se hace agradable tertulia. Hay all¨ª una barrita, el altar con 15 medias (que son otros tantos barriles), dispuesto y rotulados seg¨²n mandan las reglas del arte: 1 de 6 -es decir, una fila de seis medias-, todas con manzanilla; 1 de 5, y es amontillado; 1 de 3, y es oloroso, 1 de 1 y es el n¨¦ctar pasas. En la pared, otro azulejo con un poema dedicado al vino, de Ben Al-Yaman de Ibiza, siglo XI; en un rinc¨®n, un lavatorio ¨¢rabe.
Rafael de Paula introduce la venencia en la media de oloroso d¨¢ndole el golpe experto, y venenciando los catavinos explica la presencia de tantos motivos ¨¢rabes: "Tengo esa inclinaci¨®n est¨¦tica, porque comprendo su pensamiento y me gustan los rasgos ex¨®ticos de las mujeres, el colorido de las vestimentas orientales. Conservo libros de poetas ¨¢rabes y yo mismo he seleccionado los versos transcritos en los azulejos que adornan la casa".
Tambi¨¦n hay poemas de Machado, de Bergam¨ªn, de Moreno Galvache, de Benito P¨¦rez. Rafael de Paula, un hombre: tranquilo de temperamento reservado, deja traslucir por toda la villa algunos retazos de su vida interior. Aunque ¨¦l se siente, y es. sobre todas las cosas, torero.
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