La fortuna sigue ciega
Un minusv¨¢lido de la ONCE se convierte en multimillonario al ser v¨ªctima de un robo
La fortuna es ciega, o casi. Como Ricardo Cort¨¦s Pe?a, vendedor de la ONCE con un 85% de p¨¦rdida de visi¨®n, a quien ser v¨ªctima de un robo convirti¨®, para su sorpresa, en multimillonario. Y sin un rasgu?o. Todo un acontecimiento al que Cort¨¦s, de 33 a?os, cuatro hijos y muchos madrugones en el madrile?o y obrero barrio - de Villaverdel arrib¨® empujado por el m¨¢s enrevesado azar. Primero le arrebataron los cupones, despu¨¦s se los hicieron pagar y, cuatro d¨ªas despu¨¦s, la polic¨ªa los rescat¨® de manos de un conocido suyo, aunque, eso s¨ª, ya premiados con 50 millones de pesetas. Sin el robo, jam¨¢s los hubiese cobrado.La tortuosa senda se inici¨® fortuitamente el jueves 15 de diciembre cuando el minusv¨¢lido, que viajaba en furgoneta con su mujer y tres hijos, recibi¨® una inesperada llamada por el busca. Eran las 16.05. El matrimonio par¨® el veh¨ªculo y se dirigi¨® a una cabina. La casualidad quiso que en ese momento anduviese por el lugar, Miguel ?ngel Santos , un yonqui de 25 a?os, que conocia a los Cort¨¦s por haberles ayudado en agosto cuando Ricardo. fue atracado "robar a un ciego es de hijos de puta", dijo entonbes. Una opini¨®n voluble.
Miguel ?ngel se acerc¨® a la furgoneta y le espet¨® al mayor de los cr¨ªos: "Oye, me ha dicho tu padre que me des el tabaco". La mentira abri¨® la puerta. Entraron el yonqui y, de puntillas, la fortuna. Miguel ?n¨ªel rob¨® un malet¨ªn negro. Se hab¨ªa llevado cuatro cartillas de banco, una calculadora..., y 1.000 cupones para el sorteo del d¨ªa siguiente viernes. Empezaban a sonar las carambolas.
Ricardo denunci¨® su desgracia en la comisar¨ªa de Usera. Posteriormente, busc¨® amparo en la ONCE. Sin suerte. El seguro de la organizaci¨®n no cubre los hurtos ni las negligencias. Por ello, y por primera vez en su vida, el minusv¨¢lido tuvo que pagar por los cupones que no hab¨ªa vendido: 220.000 peseta s del alma. Pidi¨® un adelanto y un cr¨¦dito. El cielo oscureci¨®. Pero ese jueves algo hab¨ªa cambiado. Los billetes robados y que de otro modo hubiese devuelto- hab¨ªan pasado a ser suyos. S¨®lo suyos. Aunque a¨²n no valiesen nada.
El lunes, Ricardo, -sombr¨ªo, volvi¨® a su rinc¨®n del paseo deAlberto Palacios, un pedazo de acera donde diariamente compite con los otros 10vendedores, de la avenida. Y entonces supo que la desgracia- se escrib¨ªa con la cifra de la fortuna, el 51.039, el n¨²mero premiado el viernes, el mismo que le hab¨ªa sido arrebatado. "Estall¨¦ de ira. Si el. ladr¨®n hab¨ªa roto o vendido los cupones, ya no hab¨ªa nada que hacer. Y encima yo hab¨ªa tenido que pagar la suerte de otro".
La furia de Cort¨¦s sin embargo, ces¨® repentinamente a las 18.50. A esa hora, el hombre, minusv¨¢lido desde que en 1989 le cayese una hormigonera, consigui¨® el raro m¨¦rito de alcanzar el extasis en una comisar¨ªa. Los agentes del comisario F¨¦lix Alonso, gracias a la descripci¨®n del cr¨ªo, hab¨ªan detenido al ladr¨®n. Es m¨¢s, hab¨ªan descubierto que los cupones premiados hab¨ªan sido ingresados en un banco por dos hermanos del ladr¨®n enga?ados. El juez hizo el resto.
Este jueves pasado, v¨ªspera de Reyes, Ricardo Cort¨¦s cobr¨® los 50 millones., Entretanto, ha recibido la visita del ladr¨®n que le hizo millonario: "Est¨¢ en libertad provisional. Me dijo que fue culpa del mono. Pero no.. le debo nada, ?Y- si los boletos no hubiesen salido premiados?", comenta este padre, quien ya ha asignado un destino a su suerte: pagar el tratamiento en Houston (EEUU) que salve a su hijo Luisito, de seis a?os y pelo cepillo, del mortal s¨ªndrome que le corroe el coraz¨®n, la vista, los huesos. Ricardo Cort¨¦s Pe?a volver¨¢ el lunes a vender cupones en Villaverde. La fortuna sigue ciega, o casi.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.