El fin del sue?o mexicano
La crisis del peso entierra las perspectivas de estabilidad econ¨®mica
La estabilidad econ¨®mica en M¨¦xico estaba asegurada, la paridad del peso no corr¨ªa riesgos el crecimiento del 4% del producto interior bruto (PIB) en 1995 era un objetivo factible, la inflaci¨®n se situar¨ªa en niveles similares a la de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados, el pa¨ªs dispon¨ªa de reservas de divisas m¨¢s que suficientes. En pocas palabras, el proyecto econ¨®mico de M¨¦xico, en el a?o de entrada en vigor del Tratado d e Libre Comercio (TLC) de Am¨¦rica del Norte estaba s¨®lidamente definido por un grupo de tecn¨®cratas educados en Estados Unidos y calificados por un columnista mexicano como "la generaci¨®n del [libre] cambio".Los adalides de la transformaci¨®n de M¨¦xico en un pa¨ªs competitivo gozaban de un prestigio internacional inmaculado. El ex presidente Carlos Salinas de Gortari buscaba, y tal vez sigue empe?ado en ello, dirigir el comercio mundial desde la direcci¨®n de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio. Hoy, pocas semanas despu¨¦s, Salinas de Gortari y los ex secretarios de Hacienda Pedro Aspe y Jaime Serra afrontan las amenazas de unas acciones penales que el izquierdista Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica (PRD), sempiterno opositor, ya ha anunciado para la pr¨®xima semana.
El motivo fue que el 20 de diciembre todo cambi¨®. S¨®lo tres semanas despu¨¦s de que el Ejecutivo de Ernesto Zedillo iniciara su andadura sexenal, el Gobierno decidi¨® ampliar la banda de flotaci¨®n del peso en un 15% ante la masiva fuga de divisas que ven¨ªa arrastrando el pa¨ªs durante todo el convulso a?o de 1994. En total, 23.000 millones de d¨®lares. Los funcionarios de Hacienda, con su titular, Jaime Serra, a la cabeza, se negaban a hablar de devaluaci¨®n. Tardar¨ªan pocas horas en admitir lo evidente. Ante la fuerte presi¨®n sobre el peso, que provocaba una enorme sangr¨ªa en los 17.000 millones de d¨®lares de reservas con que contaba el Banco de M¨¦xico, la Administraci¨®n decidi¨® abandonar el peso a su suerte. La oferta y la demanda fijar¨ªan la paridad del peso. Y la moneda se hundi¨® inmediatamente. El d¨®lar pas¨® de 3,40 pesos a casi seis en un solo d¨ªa.
Y lleg¨® lo inevitable: hundimiento de la Bolsa, desplome de las acciones mexicanas en la Bolsa de Nueva York, ira de los empresarios endeudados en d¨®lares, reetiquetaciones masivas de productos en los supermercados, desbaratamiento de las previsiones econ¨®micas para 1995 y agrias cr¨ªticas de los inversores internacionales sobre el manejo que el Ejecutivo de Zedillo hizo de la crisis. Una semana antes de la devaluaci¨®n, Serra Puche declaraba a The Financial Times: "La paridad no cambiar¨¢. Se defender¨¢ el peso con una subida de tipos de inter¨¦s. La devaluaci¨®n est¨¢ descartada de plano".
Hasta aqu¨ª, normal. Lo que irrit¨® sobremanera a los inversores y Gobiernos extranjeros fue que el responsable de Hacienda anunciara la dr¨¢stica medida en una emisora de radio. Serra dimiti¨®. Y el subsecretario de Hacienda en la Administraci¨®n salinista, Guillermo Ortiz, asumi¨® el pesado lastre de gestionar la crisis. Dif¨ªcil papeleta. Ortiz viaj¨® el jueves a Estados Unidos para explicar el nuevo plan econ¨®mico del Gobierno y para intentar recuperar la deteriorada imagen de la reci¨¦n estrenada Administraci¨®n.
Ante la magnitud de la crisis, en un pa¨ªs en el que las devaluaciones tienen una carga psicol¨®gica de desastre, el Gobierno intent¨® justificarse. El conflicto armado de Chiapas y los asesinatos del candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio, y del secretario general del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Jos¨¦ Francisco Ruiz Massieu, eran las principales causas de la inestabilidad pol¨ªtica y econ¨®mica, declar¨® Serra.
Hoy pocos sostienen esta tesis. Incluso los banqueros mexicanos, que durante todo el a?o apoyaron la pol¨ªtica econ¨®mica de Salinas de Gortari, aseguran que el abuso de la financiaci¨®n exterior para corregir el d¨¦ficit por cuenta corriente (28.000 millones de d¨®lares) fue el origen del desastre financiero. "El alzamiento de Chiapas y los asesinatos pol¨ªticos s¨®lo aceleraron el problema", afirm¨® el pasado mi¨¦rcoles Jos¨¦ Madariaga, presidente de la Asociaci¨®n Mexicana de Bancos. "Deber¨ªan haber tomado esta medida en marzo, "cuando asesinaron a Colosio", o en septiembre, "cuando se firm¨® un pacto social que la posterior devaluaci¨®n convirti¨® en ef¨ªmero, y no dejar que el asunto se calentara como se calent¨®", asegur¨® Madariaga, quien no ocultaba la irritaci¨®n de los banqueros.
Los partidos de oposici¨®n fueron m¨¢s tajantes. "El Gobierno de Salinas no actu¨® a tiempo por intereses electorales ante los comicios presidenciales del 21 de agosto, y personales "por su intenci¨®n de dirigir la OMC", dijo el presidente de la formaci¨®n izquierdista, Porfirio Mu?oz Ledo.
Inmediatamente despu¨¦s de anunciar la devaluaci¨®n, M¨¦xico comenz¨® una ansiosa b¨²squeda de d¨®lares para financiar su abultado d¨¦ficit. Pronto encontr¨® apoyos. Estados Unidos y Canad¨¢, socios comerciales en el TLC, aseguraron raudos que la l¨ªnea de cr¨¦dito por casi 7.000 millones de d¨®lares prevista en el tratado para apoyar al peso en el supuesto de inestabilidad financiera estaba disponible. No fue suficiente. Los vecinos del norte ampliaron el 50% la cuant¨ªa de estos pr¨¦stamos. Tampoco bastaba. Los bancos comerciales internacionales y algunos Gobiernos europeos se mostraron dispuestos a aportar otros 8.000 millones de d¨®lares. Y Guillermo Ortiz negociaba adem¨¢s el pasado jueves con el Fondo Monetario Internacional la concesi¨®n de cr¨¦ditos por otros 2.300 millones de d¨®lares. "No creo que los pa¨ªses desarrollados abandonen a M¨¦xico. Si el pa¨ªs dejara de hacer frente a sus compromisos de deuda p¨²blica, podr¨ªa crearse una grave crisis que arrastrar¨ªa al resto de Estados de Am¨¦rica Latina", asegura tajante un analista financiero.
El Gobierno mexicano ha empezado a manejar la posibilidad de cambiar la deuda que tiene emitida en Tesobonos por otra denominada en Mares y en condiciones distintas a las reconocidas en los activos actuales ampliando el plazo de amortizaci¨®n, lo que ha preocupado a los inversores institucionales que hab¨ªan confiado en M¨¦xico. Y decidir un aplazamiento obligado ser¨ªa la peor f¨®rmula para tratar de convencer a los inversores de que sigan confiando en M¨¦xico.
Ante semejante panorama, las previsiones de la Administraci¨®n sobre la econom¨ªa mexicana en 1995 se han ido a pique. El 4% de crecimiento del PIB se ha convertido en un 1,5%. El 4% de inflaci¨®n se ha transformado en un 19%, una cifra que muchos analistas juzgan excesivamente optimista. El gasto p¨²blico se reducir¨¢ en una cantidad equivalente al 1,3% del PIB, y los tipos de inter¨¦s se han duplicado y se sit¨²an en este momento por encima del 30%. "Las nuevas previsiones pueden cumplirse siempre que se cumplan las condiciones del pacto que sindicatos y empresarios firmaron para apoyar el plan de emergencia del Gobierno", asegura un analista financiero.
Un pacto que afectar¨¢ principalmente a las clases menos favorecidas. Obreros y campesinos se mostraron reacios a la firma de un acuerdo que supone un aumento de salarios del 7% para 1995 (12 puntos por debajo del alza de precios prevista). Los continuos aplazamientos del anuncio de las nuevas medidas el pasado martes indicaban la resistencia del casi centenario l¨ªder obrero Fidel Vel¨¢zquez a suscribir un pacto del que pueden surgir otras consecuencias de indudable impacto en M¨¦xico.
Y ello porque el plan de emergencia prev¨¦ la privatizaci¨®n de algunas empresas p¨²blicas en los sectores de puertos, aeropuertos o ferrocarriles. Pero los rumores sobre la venta a inversores privados de algunas partes de Petr¨®leos Mexicanos (Pemex) no cesan. La industria petrolera est¨¢ en manos del Estado desde 1938, y su privatizaci¨®n supondr¨ªa un aut¨¦ntico "terremoto'' para un pa¨ªs celoso de su soberan¨ªa petrolera. Los inversores estadounidenses no se recatan en demandar la venta de Pemex. "Si Zedillo hubiera mencionado la posibilidad de privatizar el petr¨®leo, habr¨ªa enviado una fuerte se?al a Wall Street", dijo el mi¨¦rcoles Bernard Aronson, ex subsecretario del asesor actualmente de Goldman Sachs. "Pero la Administraci¨®n mexicana continuar¨¢ vendiendo partes de Pemex, aunque, como es obvio, sin decir que lo est¨¢n haciendo", concluy¨® Aronson. Adri¨¢n Lajous, recientemente nombrado director general de Pemex, lanz¨® un mensaje, tal vez a modo de aviso, que no pas¨® inadvertido en la prensa, mexicana: "Hay que modernizar la ideolog¨ªa del nacionalismo petrolero".
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