La medicina salva ni?os cada vez m¨¢s prematuros, pero ignora con qu¨¦ secuelas
Casi todos los grandes hospitales tienen ya en su haber el hito de haber sacado adelante un ni?o de menos de 400 gramos. La neonatolog¨ªa ha progresado tanto, que hoy sobrevive la mitad de los ni?os que pesan menos de 1.000 gramos, cuando en los a?os sesenta, mor¨ªa el 90%. "Estamos salvando ni?os de 500 gramos, pero ¨¦ste es un l¨ªmite que va a ser muy dif¨ªcil traspasar puesto que por debajo de las 24 semanas de gestaci¨®n, la inmadurez org¨¢nica hace que la criatura sea absolutamente inviable", indica Ricardo Closa, del equipo de neonatolog¨ªa del hospital Joan XXIII de Tarragona.La naturaleza, sin embargo, ofrece a veces sorpresas. Algunos ni?os muy prematuros sobreviven con m¨¢s facilidad que otros m¨¢s maduros y con mayor peso. Y a veces sobreviven incluso en las condiciones m¨¢s adversas, como el beb¨¦ que fue dado por muerto en el hospital Virgen del Roc¨ªo de Sevilla. Su padre descubri¨® que respiraba cuando ya se encontraba en la c¨¢mara mortuoria para ser sometido a una autopsia. Este ni?o naci¨® a las 24 semanas de gestaci¨®n con 700 gramos de peso, pero sobrevive a pesar de haber estado sin ning¨²n cuidado m¨¦dico durante m¨¢s de tres horas, la mitad de ellas en una c¨¢mara frigor¨ªfica.
La barrera de los 1.000 gramos, que corresponde a las 28 semanas (le gestaci¨®n, sige vigente: "Por debajo de las 28 semanas, la viabilidad est¨¢ muy comprometida", explica Gregorio Peguero, jefe de neonatolog¨ªa de hospital Infantil de Vall d'Hebr¨®n, en Barcelona. "En primer lugar, por la imadurez pulmonar, que puede comportar dificultades respiratorias. Pero sobre todo, por la inmadurez cerebral". . Sof¨ªsticados aparatos permiten dar al beb¨¦ la cantidad de ox¨ªgeno que necesita en cada momento. O sustituir la funci¨®n renal por procedimientos mec¨¢nicos. Pero la madurez cerebral es la m¨¢s importante a largo plazo, porque de ella depende que queden o no secuelas. "Cuanto m¨¢s prematuro es un ni?o, menos formado est¨¢ el cerebro", indica Gregorio Peguero. "Y la maduraci¨®n cerebral depende de la aportaci¨®n de una serie de nutrientes, que el ni?o recibe a trav¨¦s de la plancenta. Desgraciadamente, estamos todav¨ªa lejos de poder imitar la placenta de la madre", a?ade.
"Lo que s¨ª podemos hacer ahora", a?ade Ricardo Closa, "es mejorar las condiciones que permitan al ni?o desarrollarse. Est¨¢ demostrado que el contacto con la madre, por muy prematuro que sea, ayuda al ni?o a madurar".
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