Aguante y torer¨ªa de David Silveti

David Silveti hizo faenas con aguante y torer¨ªa, e imprimi¨® emoci¨®n a sus faenas cuando clav¨® los pies en la arena.En la confecci¨®n de este cartel del abono de la Monumental mexicana surgieron varios cambios. El primer espada anunciado, Pedro Guti¨¦rrez Moya, Ni?o de la Capea, regres¨® a Salamanca dos d¨ªas antes de la corrida en la que estaba anunciado, debido al fallecimiento de su padre. Se habl¨® con Guillermo Capetillo, que no acept¨® y se anunci¨® al maestro Mariano Ramos, pero ¨¦ste enferm¨® la noche del s¨¢bado. El domingo, despu¨¦s del sorteo, se inform¨® que ser¨ªa Eulalio L¨®pez, El Zotoluco, quien completar¨ªa la terna.

Al acobardado astado que abri¨® el festejo, David Silveti le hizo su quehacer con entrega., estatismo y verticalidad, pues sustituy¨® el toreo de piernas por elde brazos. Acort¨® el espacio del cite y, echando la muleta al hocico del toro, le exprimi¨® pases por bajo, logrando as¨ª meritorias series de muletazos, ejecutadas todas ellas con se?or¨ªo.

Con el turbulento cuarto, David Silveti dio una lecci¨®n de hombr¨ªa torera al clavar los pies en la arena y aguantar estoicamente los derrotes que le tiraba a diestro y siniestro la bestia. En uno de estos derrotes, el toro le arranc¨® toda la pieza de adornos de la pierna izquierda de la taleguilla, sin herirlo. Intent¨® torearlo. por abajo y por alto, pero lo nervioso del burel desluc¨ªa la suerte.

Con el remol¨®n segundo, El Zotoluco empez¨® su trasteo de muleta con oficio, dobl¨¢ndose, hasta que consigui¨® que el morlaco se fijara en la pa?osa. Cuando le tom¨® la distancia, no le quit¨® el enga?o de la cara y corriendo la mano con temple, ejecut¨® tandas de profundos derechazos y limpios naturales.

El quinto era un pavo con una brusca y larga movilidad y El Zotoluco lo oblig¨® a entregarse a base de: t¨¦cnica y enjundia.. Cuando el corn¨²peta humill¨®, le engarz¨® Pl¨¢sticas series por el derecho, provocando que la banda de m¨²sica tocara la diana en su honor. Este diestro conoce su profesi¨®n, pero. no resulta muy brillante pues carece de los rasgos de genialidad creadora que poseen las figuras.

Con el medroso tercer toro de la tarde, que por su mansedumbre derrib¨® al picador en la querencia de chiqueros, el diestro tlaxcalteca Rafael Ortega, hizo una lidia reposada y acertada.

Lo sobresaliente de su actuaci¨®n fue, sin embargo, la pureza y verdad con que realiz¨® la suerte suprema, pues se tir¨® de frente haciendo la cruz y mirando al morrillo.

Rafael Ortega se luci¨® tambi¨¦n en los tercios de banderillas y le ech¨® mucho valor al pesado bovino que cerr¨® plaza. De todos modos, aunque mostr¨® decisi¨®n en su tarea con la sarga, sus pases fueron r¨¢pidos y atropellados, pues no pudo acoplarse a la aspereza de su oponente.