Riesgo pol¨ªtico
Caben ya pocas dudas de las causas fundamentales que han determinado la pronunciada debilidad de los precios de los activos financieros denominados en pesetas. A¨²n cuando el entorno internacional sigue dominado por una manifiesta inestabilidad, en la que concurren circunstancias como las asociadas a la evoluci¨®n de la lira italiana y a la corona sueca, o algo m¨¢s distantes como las que tienen su origen en la crisis del peso mexicano, y su f¨¢cil transmisi¨®n a los otros mercados emergentes, la situaci¨®n espa?ola presenta rasgos espec¨ªficos y son de naturaleza extraecon¨®mica. En pocas ocasiones ha sido tan acusado el divorcio entre los fundamentos de la econom¨ªa espa?ola y la evoluci¨®n de las variables financieras. La depreciaci¨®n en las dos ¨²ltimas semanas del tipo de cambio de la peseta frente al marco, la ampliaci¨®n del diferencial de rendimientos en referencias homog¨¦neas de t¨ªtulos de deuda p¨²blica y el descenso de la Bolsa de Madrid han hecho caso omiso a los indicadores econ¨®micos, cuyo impacto sobre las variables financieras habr¨ªa sido bien distinto de no mediar esa intensa incertidumbre pol¨ªtica.Lejos de reducirse, la aversi¨®n al riesgo espa?ol de los inversores se ha elevado tras dos episodios que, en circunsatancias normales, habr¨ªan contribuido a su reduci¨®n: la elevaci¨®n de tipos de inter¨¦s el d¨ªa 4 en 0,65 puntos y la intervenci¨®n televisiva del presidente del Gobierno. Independientemente de su verdadera motivaci¨®n, la decisi¨®n del Banco de Espa?a fue percibida por los mercados no tanto como una razonable anticipaci¨®n a la probable emergencia de tensiones inflacionistas en los pr¨®ximos meses , sino como una precipitada reacci¨®n a la depreciaci¨®n de la peseta frente al marco. En la medida en que las causas de esa depreciaci¨®n poco ten¨ªan que ver con la evoluci¨®n de la econom¨ªa, el aumento de los tipos, lejos de aumentar el atractivo de los valores en pesetas, agudiz¨® la tendencia depreciadora de los mismos. Contra lo que se?ala el sentido com¨²n y la evidencia emp¨ªrica, la elevaci¨®n de los tipos de inter¨¦s a corto plazo no s¨®lo no aplan¨® la curva de rendimientos de los bonos denominados en pesetas, sino que la desplaz¨® hacia arriba, encareciendo todos los plazos. En realidad, la decisi¨®n del Banco de Espa?a ech¨® m¨¢s le?a al fuego.
De la intervenci¨®n del presidente del Gobierno tampoco dedujeron los mercados elementos que atenuaran la incertidumbre. Por el contrario, la peseta agudiz¨® su tendencia depreciadora, s¨®lo atenuada parcialmente al final de la jornada del martes por la supuesta intervenci¨®n compradora de pesetas de algunos bancos centrales y/o por el conocimiento de nuevos datos inequ¨ªvocamente favorables sobre la evoluci¨®n de la actividad de nuestra econom¨ªa y, en especial, de dos de sus principales desequilibrios, desempleo y d¨¦ficit p¨²blico.
Asumida la naturaleza pol¨ªtica de los factores que han aumentado la aversi¨®n al riesgo sobre los activos espa?oles, ?qu¨¦ es lo que realmente anticipan esas primas de riesgo? Falta de confianza en nuestra capacidad -la de los ciudadanos espa?oles y sus instituciones- para encontrar un desenlace que mejore la actual situaci¨®n: los operadores en esos mercados no disponen de la informaci¨®n relevante suficiente para anticipar un escenario menos adverso que el actual, en t¨¦rminos de garant¨ªas sobre la recuperaci¨®n del valor de sus inversiones.
Si en la reducci¨®n de esa incertidumbre el Gobierno tiene un papel relevante que jugar, no es menor el que corresponde al partido que aspira, cada d¨ªa con mayor verosimilitud, a liderar el proyecto alternativo en un plazo probablemente: m¨¢s corto que el de vencimiento de la mayor¨ªa de los activos financieros hoy deprimidos. De no ser as¨ª, los dichosos mercados financieros seguir¨¢n cotizando fundamentalmente precariedad pol¨ªtica.
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