Conjunci¨®n negativa
Gobernar en democracia es, en buena medida, neutralizar lo que Walter Lipinann defini¨® en 1914 como los terrores de la modernidad. "El miedo a perder el propio trabajo, la necesidad de ser alguien en una sociedad de masas, el terror de que la vejez. no ser¨¢ segura, de que tus hijos no tendr¨¢n oportunidades para afirmarse en la vida hay miles de terrores que proceden del sistema econ¨®mico inestable en que vivimos".La tarea, a?ad¨ªa W. Lipmann, se complica todav¨ªa m¨¢s, porque un sistema pol¨ªtico democr¨¢tico, por su propia naturaleza es un sistema que le parece al ciudadano que est¨¢ permanentemente fuera de su control: 'Tos asuntos p¨²blicos no son sus asuntos. En su mayor parte son invisibles. Son dirigidos, si es que lo son de alguna manera, por un centro distante o por poderes que no tienen nombre. Como persona privada no sabe con seguridad qu¨¦ est¨¢ ocurriendo o a d¨®nde est¨¢ siendo conducido. Pero a la luz fr¨ªa de la experiencia, sabe que su soberan¨ªa es una ficci¨®n. Reina en teor¨ªa, pero en realidad no gobierna".
Es la incontrolabilidad de procesos que ¨¦l mismo ha creado lo que le aterra. La incontrolabilidad de los procesos econ¨®micos a trav¨¦s de los cuales el individuo obtiene la satisfacci¨®n de sus necesidades individuales y familiares y la incontrolabilidad de los procesos pol¨ªticos a trav¨¦s de los cuales participa en la direcci¨®n de la sociedad, es lo que est¨¢ en el origen del sus miedos. La inseguridad ante el producto de su propia acci¨®n social es lo que lo atemoriza.
?sta es la raz¨®n por la que gobernar en democracia es la operaci¨®n m¨¢s. dif¨ªcil que pueda existir en las sociedades humanas, No hay ninguna otra actividad humana que, ni de lejos, se aproxime al grado de complejidad que comporta la direcci¨®n democr¨¢tica de un pa¨ªs.
En realidad, se trata de una tarea que parece casi imposible. Pues dirigir democr¨¢ticamente un pa¨ªs es conseguir una conjunci¨®n positiva" de millones de individuos atrapados en esos terrores de la modernidad, que tienen la sensaci¨®n de que no cuentan, pero sin cuyo concurso no se puede hacer nada. Y esto es algo completamente antinatural. La tendencia natural de los individuos en la sociedad democr¨¢tica es la de la conjunci¨®n negativa frente al poder. El arte de la pol¨ªtica no consiste en otra cosa que en intentar invertir la tendencia.
La pol¨ªtica democr¨¢tica es, por tanto, la actividad m¨¢s artificial del ser humano y se asemeja bastante al trabajo de S¨ªsifo. Es una lucha permanente contra la ley de la conjunci¨®n negativa, que es en cierta medida la ley de la gravedad de la sociedad democr¨¢tica.
Justamente por eso, la acci¨®n positiva de Gobierno es siempre tan d¨¦bil frente a la resistencia de la sociedad, como todo gobernante democr¨¢tico aprende al poco tiempo de llegar al poder. Y est¨¢ permanentemente amenazada y puede ser invertida en cualquier momento.
Y tambi¨¦n por eso, a la inversa, la reacci¨®n de la sociedad frente al Gobierno es tan fuerte cuando este ¨²ltimo deja de estar en condiciones de neutralizar la tendencia natural de aqu¨¦lla a la conjunci¨®n negativa.
Es el proceso al que estamos asistiendo en Espa?a. Despu¨¦s de m¨¢s de doce a?os en el poder, el Gobierno socialista parece incapaz de obtener por m¨¢s tiempo una conjunci¨®n positiva de la sociedad espa?ola. A pesar de que no se ha formulado todav¨ªa con claridad ninguna alternativa en este sentido, la conjunci¨®n negativa frente al poder socialista parece ya indiscutible. Un proceso de este tipo suele ser irreversible.
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