"Someter¨ªa a juicio a los programadores"
Dirige y copresenta junto a Concha Garc¨ªa Campoy de 0.00 a 2.00 de la madrugada, en Onda Cero, el programa Noches de radio. Soci¨®logo, gastr¨®nomo y estudioso de los medios de comunicaci¨®n, acaba de editar un libro titulado La televisi¨®n en Espa?a 1949-1995, que analiza el fant¨¢stico y tortuoso viaje que va desde la telerrisi¨®n a la telebasura.
Pregunta. ?Su pasi¨®n de historiador de televisi¨®n se deriva del amor por su esposa y compa?era profesional Concha Garc¨ªa Campoy?
Respuesta. Los espa?olitos de la posguerra llegamos a los libros y a la alta cultura, a los grandes actores y comunicadores a trav¨¦s de la televisi¨®n, que junto con la radio fue nuestra gran f¨¢brica de suenos.
P. ?Le molestar¨ªa que la ordinary people a la que alude le se?alara como el investigador del Libro gordo de la televisi¨®n?
R. He querido hacer la cr¨®nica sentimental de este pa¨ªs a trav¨¦s de mis vol¨²menes sobre la radio y la televisi¨®n con el rigor acad¨¦mico y la amenid¨¢d del periodismo. Rendir un homenaje a la gran escuela de reporteros de la televisi¨®n p¨²blica, a esa ¨¦poca de buenos programas donde los culebrones eran lumpen-venezolanos, sino que estaban firmados por Dostoievski o Ch¨¦jov. A niveles de entretenimiento la televisi¨®n del franquismo era mucho mejor y tuvo una inteligente cohabitaci¨®n con los creadores m¨¢s progresistas.
P. ?Qui¨¦n tiene la culpa de que todo el mundo diga que la televisi¨®n actual es p¨¦sima? .
R. Yo someter¨ªa a un nuevo juicio de Nuremberg a los programadores. Se culpa a los pol¨ªticos, pero yo culpar¨ªa a los programadores, porque creen que tienen la verdad de las expectativas de la ciudadan¨ªa.
P. ?No ha sucumbido a la cultura de la l¨¢grima?
R. S¨ª. Desprendi¨¦ndome de las capas de gal¨¢pago cultural y en el pellejo de la inmensa mayor¨ªa, sometido como maruj¨®n a la silla el¨¦ctrica, me quedo con la Gemio y Lobat¨®n.
P. ?Qu¨¦ etapa de las estudiadas le produce m¨¢s telele?
R. La bazofia actual. Con la democracia y en la etapa Castedo, TVE parec¨ªa la BBC. Con los modelos de Calvi?o y la Mir¨®, cuando los pol¨ªticos quisieron marcar el territorio de los profesionales, empezaron las guerras encarnizadas y con las navajas altas fueron aparecieron cad¨¢veres exquis¨ªtos. Con la desaparici¨®n del monopolio, la televisi¨®n p¨²blica perdi¨® el paso y a sus mejores profesionales y se envileci¨® con la oferta de la privadas, que ya han encontrado en Lazarov su primera v¨ªctima.
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