El torturador
No es veros¨ªmil que dos delincuentes, condenados en sentencia firme a 108 a?os de c¨¢rcel, tengan capacidad para provocar una crisis de gobierno. Resulta incre¨ªble tambi¨¦n que sus esposas fueran recibidas regularmente por un secretario de Estado, y que cobraran sueldos con cargo a los fondos reservados de Interior. O la realidad se atiene a unas reglas m¨ªnimas de verosimilitud o nos volvemos todos locos.Porque es que no hay quien se crea, por ejemplo, que el Estado se querelle contra Amedo para meterlo en la c¨¢rcel despu¨¦s de los esfuerzos que hizo para sacarle; sin embargo, ha venido en los peri¨®dicos y lo han dicho por la radio y la televisi¨®n. Y, qui¨¦n se traga que se encuentren en prisi¨®n ahora mismo personajes como Conde, Roman¨ª, De la Rosa, Sancrist¨®bal, Juan de Justo," etc¨¦tera, mientras que el mism¨ªsimo ex director de la Guardia Civil est¨¢ en busca y captura. Tampoco es f¨¢cil seguir, sin perder la raz¨®n, el juicio de Al Kassar: parece un juicio de pesadilla, sobre todo si tienes que encajar las declaraciones de este sujeto en el puzzle de locos anterior. Lo de Al Kassar es mejor no seguirlo, como si no existiera; si sucede algo, ya nos enteraremos. No se puede estar a todo.
Menos mal que en medio de todo este c¨²mulo de cosas incre¨ªbles ha sucedido, algo veros¨ªmil: Rafael Vera ha denunciado a Garz¨®n por torturar, coaccionar y amenazar al que fuera su secretario en el Ministerio del Interior. A lo mejor no es verdad, pero ahora no importa tanto que las cosas sean verdad como que resulten veros¨ªmiles, y Garz¨®n siempre ha tenido cara de torturador. Todos los. que hemos seguido su carrera sab¨ªamos que este sujeto mal encarado disfrutaba martirizando a sus v¨ªctimas; no hay m¨¢s que ver la cicatriz que le atraviesa el rostro para hacerse una idea. Qu¨¦ respiro.
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