Nieve artificial
Este a?o, y coincidiendo con las fiestas de Navidad, las, instalaciones del puerto de Navacerrada han inaugurado sus ca?ones de nieve artificial. Unos ca?ones tan contestados y tan pol¨¦micos al menos como los de verdad.Para m¨ª, que soy de tierra de nieves, lo de poder hacer nieve artificialmente constituye un ministerio tan abstruso como el del Esp¨ªritu Santo o el del funcionamiento de un avi¨®n. Acostumbrado como estoy desde peque?o a ver caer la nieve del cielo, arbitraria y libremente y sin opci¨®n alguna de poderlo evitar, la posibilidad de hacer nieve a capricho" donde, cuando y cuanta uno desee, me parece algo tan fabuloso que todav¨ªa no he podido asimilarlo. Debe de ser que me estoy haciendo viejo, como dicen mis sobrinos cuando me ayudan a poner el v¨ªdeo. o me explican, en un lenguaje mas¨®nico, el funcionamiento de mi ordenador.
Mi estupor ante el fen¨®meno no significa, no obstante, ning¨²n tipo de rechazo a los avances de la modernidad. La modernidad me parece muy saludable, salvo cuando atenta a nuestra salud, y, en concreto, el invento de la nieve me parece tan fant¨¢stico que ni siquiera en nombre de la ecolog¨ªa o del romanticismo se le puede criticar o rebatir. Al fin y al cabo, nada m¨¢s ecol¨®gico que la nieve, que es la fuente de la vida de un pa¨ªs (a?o de nieves, a?o de bienes) y, por lo que respecta al romanticismo, recordemos que fueron los rom¨¢nticos los que entre otros sue?os de piedra, construyeron en sus jardines ruinas artificiales para poder hacerse a la idea de que segu¨ªan viviendo una edad de oro de la que el hombre nunca debi¨® salir.
En cualquier caso, bastar¨ªa para justificarlo el hecho de que la nieve se ha empezado a fabricar en unas fechas, las navide?as, en las que todo es artificial, comenzando por la alegr¨ªa que inunda los corazones y siguiendo por la nieve que los comercios ponen en sus escaparates para poder, vender m¨¢s.
Quiz¨¢ haya sido por eso, y no por razones meteorol¨®gicas, por lo que en cuanto los ca?ones de Navacerrada se pusieron en marcha comenz¨® a nevar de verdad.
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