Las epidemias acechan a los damnificados por el se¨ªsmo de Kobe

Los m¨¢s de 300.000 damnificados por el terremoto que devast¨® la ciudad japonesa de Kobe el pasado martes se enfrentan al peor invierno de su vida. La escasez de agua y las p¨¦simas condiciones sanitarias en que viven los refugiados amenazan con desencadenar epidemias. La gripe ya ha comenzado a extenderse entre muchos de los supervivientes y varias decenas de personas han tenido que ser hospitalizadas ante el agravamiento de su estado.Los ¨²ltimos datos oficiales sobre el n¨²mero de v¨ªctimas del se¨ªsmo elevaban ayer a 4.706 la cifra de muertos y a 230, la de desaparecidos. La prensa japonesa calcula que unas 310.000 personas se encuentran alojadas en tiendas de campa?a y casas prefabricadas o refugiadas en colegios e instalaciones deportivas. En los hospitales se encuantran ingresados m¨¢s de 25.000 heridos.

Corrimiento de tierras

En las ¨²ltimas horas se han registrado en la regi¨®n de Kobe otras das sacudidas s¨ªsmicas, que no produjeron nuevos da?os. Mientras tanto, el anuncio de lluvias torrenciales a lo largo del fin de semana complicaba a¨²n m¨¢s la situaci¨®n de los damnificados. Un millar de habitantes del barrio de Higashi tuvieron que ser evacuados de sus viviendas ante el peligro de que se produjera un corrimiento de tierras.

Las autoridades locales han alertado a la poblaci¨®n sobre el riesgo que supone permanecer en 350 punto! de la ciudad se?alizados por los bomberos, donde la tromba de agua puede acabar de derribar las edificaciones da?adas por el se¨ªsmo.

Los equipos de rescate han conseguido localizar a m¨¢s de 50 personas con vida entre los escombros de Kobe.

Tres ancianos fueron hallados ayer, 100 horas despu¨¦s del fuerte terremoto del martes. Ambos presentaban graves s¨ªntomas de deshidrataci¨®n. Unas 36.000 personas, entre tropas del Ej¨¦rcito, polic¨ªas, bomberos y voluntarios, rastrean sin cesar las ruinas con la esperanza de localizar nuevos supervivientes.

A la precaria situaci¨®n que se vive en Kobe (1,5 millones de habitantes) hay que a?adir el problema que representa la supresi¨®n del suministro de gas, que ha impedido el normal funciona miento de los crematarios donde se incineran los cad¨¢veres, seg¨²n el rito budista. Las bajas temperaturas, pr¨®ximas a los cero grados cent¨ªgrados, han evitado, no obstante, la descomposici¨®n de los cuerpos.