Ravanelli, un trabajador
Cualquier competidor tenaz tendr¨¢ su d¨ªa, y de un d¨ªa florecer¨¢ una temporada, y de una temporada una carrera. Fabrizio Ravanelli, el zorro plateado del f¨²tbol italiano, se ha labrado su camino hasta la cima de la tabla de goleadores. Al llegar all¨ª ha conseguido enga?arnos a todos los que cre¨ªamos que era un caballo percher¨®n, un jugador de equipo que saltaba al campo simplemente para traer y llevar el bal¨®n para otros m¨¢s brillantes. Porque tiene el pelo gris pens¨¢bamos que era viejo. Cumpli¨® 26 a?os hace un mes. Se qued¨® cano a los 14, como otros familiares suyos. Muy probablemente el pelo de Lucas Ravanelli, su hijo reci¨¦n nacido, tendr¨¢ el mismo destino. Y si el ni?o hereda otras cualidades de su padre que tenga en cuenta que madurar¨¢ lenta pero tenazmente hasta sus objetivos deportivos. Porque Ravanelli, un arte sano entre los artistas del Juventus, se ha trabajado su destino a pesar de lo que los dem¨¢s no ve¨ªan en ¨¦l.
El percher¨®n est¨¢ empezando a desarrollar zancada de purasangre y al mismo tiempo el Juventus est¨¢ encadenando una racha casera que parece le llevar¨¢ a su primer scudetto desde 1986. Esos nueve a?os son tambi¨¦n la cantidad del tiempo que Ravanelli ha sudado desde aprendiz hasta jugador.
Los j¨®venes sue?an conjugar en el Juventus, incluso los que han nacido lejos de Tur¨ªn. En el caso de Ravanelli el sue?o comenz¨® en Umbr¨ªa, don de esos que dejan la escuela se colocan como labradores o ebanistas. Pero no Ravanelli. QEI qe haya marcado 19 goles en media temporada, el que se muestre m¨¢s consistente ante la red que los multimillonarios Robby Baggio y Vialli es una sopresa hasta para ¨¦l.
"Seguro que me falta algo en la cuesti¨®n est¨¦tica del juego", dice. "Me he hecho a m¨ª mismo, soy como una casita que me he construido solo".
Los goles los consigue a base de valent¨ªa fisica y mental. Nunca se deja ir ante una cuasi oportunidad, muy raramente rechaza eso de tirarse en plancha, la cabeza por delante, en la boca del gol, all¨ª donde brillan los tacos de las botas. Y si las estrellas m¨¢s grandes se ponen nerviosas ante la perspectiva de tener que lanzar un penalti, adelante da un paso Ravanelli ansioso de apuntarse otro gol.
Visto de cerca se observa juventud y orgullo en su cara, debajo del pelo gris. La piel est¨¢ tirante sobre unos altos p¨®mulos, la barbilla es pesada. El hambre es palpable. Cuando marca, cuando alguien de su equipo marca, si vamos a eso, Ravanelli siempre se dirige a las gradas. Reclama la aclamaci¨®n con los brazos abiertos y si no fuera un jugador seguro que estaba all¨ª, entre los espectadores.
Publicado en el International Herald Tribune el 18 de enero.
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