Guilherme viste al Rayo de l¨ªder
El jugador brasile?o dio brillo a una victoria que coloca a los vallecanos en cabeza
Vallecas redescubri¨® ayer el taconazo. Y con ¨¦l, el lujo, el f¨²tbol con may¨²sculas. A ratos, eso s¨ª. Lleg¨® ¨¦ste procedente de Brasil y lo trajo un jugador de 20 a?os, de nombre Guilherme, que tard¨® exactamente 10 segundos en levantar el primer murmullo de admiraci¨®n y dos minutos m¨¢s en marcar un soberano gol. El pitido inicial le puso la pelota en el pie derecho. Y con ella bien amarrada, se fue de uno, de dos y de tres rivales. Se la dio a On¨¦simo y corri¨® a buscar un agujero en el ¨¢rea desde el que cazar el env¨ªo de aqu¨¦l. Apenas le falt¨® un cent¨ªmetro para conseguirlo.
Instantes despu¨¦s regal¨® al p¨²blico el primer bocado de caviar. Mirando al tendido, se invento un taconazo que Alc¨¢zar no pudo aprovechar. Pero el bal¨®n sali¨® rebotado y subi¨® sin sentido hacia las nubes. Guilherme esper¨® su ca¨ªda y le arre¨® un tremendo zapatazo, al que s¨®lo detuvo la red. Vallecas bram¨®..
Al Palam¨®s no le hab¨ªa dado tiempo ni a mancharse la ropa. Y tan deprimido se qued¨® que en el minuto ocho regal¨® el segundo gol, en una acci¨®n en la que el ex rayista Alex enga?¨® con tanto estilo a su portero que On¨¦simo, sin duda agradecido, se tuvo que limitar a empujar la bola.
Aquello ten¨ªa tintes orgi¨¢sticos para el Rayo. Dos goles en ocho minutos no se consiguen todos los d¨ªas. Pero el desenfreno dur¨® lo que tard¨® el Palam¨®s en ver de cerca ¨¢ Wilfred. En el primer acercamiento de los ampurdaneses, Javi, otro ex de la casa, enfri¨® los ¨¢nimos de todos. Excepto los de Guilherme, empe?ado en protagonizar todas y cada una de las llegadas de su equipo, sinti¨¦ndose protagonista estelar del juego de un conjunto, el Rayo, que se preparaba para vestirse de l¨ªder a ritmo de samba.
Tienen los vallecanos momentos de f¨²tbol de alta escuela. Como los que desarrollaron ayer en el inicio del segundo tiempo. Con una arrancada de Palacios, impecable en su banda, el Rayo volvi¨® a asustar. Pero Guilherme, qui¨¦n si no, lleg¨® un segundo tarde al remate. El 2-1 no garantizaba nada el Palam¨®s, aunque sin crear demasiado peligro, estaba entero, mirando al frente y sin ganas de renunciar.
Aparecieron los nervios. El p¨²blico guardaba silencio, temeroso y expectante a la vez, y se le agitaba la respiraci¨®n tanto- como a su equipo, al que ve¨ªa desmoronarse por momentos. Fue entonces cuando el brasile?o pint¨® una obra maestra, de esas que se guardan igual de bien en la memoria y en los museos. Centr¨® Barla desde la izquierda, el bal¨®n rebot¨® en un rival y se fue hacia la porter¨ªa pegado a la l¨ªnea de fondo. Campos corri¨® hacia ¨¦l; Guilherme, tambi¨¦n, pero lleg¨® antes y se sac¨® de espaldas un taconazo sencillamente escandaloso, que dej¨® a Alc¨¢zar ante la solitaria porter¨ªa. El carnaval lleg¨® a Vallecas de la mano de Guilherme. Y con ¨¦l, el liderato.
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