Una amenaza seria
LA DEMANDA formal que el Gobierno croata ha dirigido a la ONU para que los cascos azules que, est¨¢n desplegados por el territorio de la Krajina croata sean retirados en un plazo r¨¢pido (antes del mes de mayo) es una mala noticia m¨¢s de las que nos llegan desde hace a?os de los Balcanes. Puede ser el anuncio de una guerra de propoporciones a¨²n mayores que la que est¨¢ en curso en Bosnia, con grave riesgo de servir de detonante a un conflicto de dimensi¨®n regional.?Por qu¨¦ ha tomado el presidente croata Tudjman esa peligrosa iniciativa? La causa de fondo es evidente. Los 15.000 cascos azules de la ONU enviados a la Krajina en 1992 s¨®lo han servido para consolidar las conquistas territoriales logradas por los serbios en esta regi¨®n croata durante su campa?a de 1991. El Ej¨¦rcito sebio, apoyado por combatientes de la minor¨ªa serbia que habita esta zona, arrebat¨® por la fuerza de las armas este territorio al reci¨¦n creado Estado croata, entonces a¨²n muy d¨¦bil, militarmente.
La ONU envi¨® sus cascos azules con una doble misi¨®n: poner fin a los combates y restablecer simult¨¢neamente la soberan¨ªa y la administraci¨®n croatas, junto con el respeto a los derechos de la minor¨ªa serbia. Los cascos azules s¨®lo tuvieron un ¨¦xito inicial, el fin de los combates. Para imponer el resto del mandato no hubo ni voluntad pol¨ªtica en Nueva York. ni fuerzas militares suficientes desplegadas sobre el terreno. Corno ha sucedido en muchas partes de Bosnia, los cascos azules han servido fundamentalmente para proteger los frentes establecidos por las fuerzas serbias despu¨¦s de realizada la limpieza ¨¦tnica y, por tanto, para consolidar sus conquistas.
As¨ª se ha creado una llamada Rep¨²blica Serbia de la Krajina, que nadie reconoce, pero que ejerce el poder real, mediante un implacable r¨¦gimen militar en estrecha alianza con la Rep¨²blica Serbia de Bosnia, dirigida por el tristemente c¨¦lebre Radovan Karadzic. Estas dos rep¨²blicas autoproclamadas son los territorios que los ultranacionalistas quieren unir a Belgrado para la creaci¨®n de la Gran Serbia. El paso del tiempo sin medida alguna para reinstaurar la soberan¨ªa croata en estos territorios alberga para Croacia serios peligros. Entre ellos, que la comunidad internacional acabe olvid¨¢ndose de sus propios planes. Hay precedentes en la pol¨ªtica de la ONU hacia los Balcanes como para comprender estos temores.
Otra raz¨®n m¨¢s inmediata explica que los croatas se hayan decidido ahora a pedir la retirada de los cascos azules. Olvidando todos sus planes y garant¨ªas anteriores sobre la unidad territorial de Bosnia, el Grupo de Contacto (EE UU, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania) ha aceptado que los serbios de Bosnia se federen con la Gran Serbia. Es l¨®gico pensar que est¨¦ tentado de hacer lo mismo con los serbios de Krajina. Croacia, por muchas razones, ha perdido toda confianza en que la ONU defienda su integridad territorial.
Croacia ha puesto en pie en los ¨²ltimos dos a?os un potente Ej¨¦rcito. Pero los c¨¢lculos de Tudjman de que puede recuperar la Krajina militarmente parecen ilusorios. Y es mucho m¨¢s que dudosa la capacidad de la comunidad internacional de disuadir a Belgrado de salir en apoyo de los serbios de la Krajina en caso de una ofensiva croata. Hay una constante en el conflicto yugoslavo: la tenacidad serbia para imponer su conquista de nuevas tierras, y la debilidad de Europa y EE UU, que, con diversos pretextos, han retrocedido ante las agresiones y amenazas serbias.
El caso de la Krajina demuestra la ambig¨¹edad del papel de la ONU cuando env¨ªa tropas sin una decisi¨®n pol¨ªtica firme y clara. Si tal decisi¨®n hubiese existido, con fuerzas suficientes para cumplirla, es probable que se hubiese podido cumplir el mandato, restablecer la soberan¨ªa en aquel territorio y, con una protecci¨®n para la minor¨ªa serbia y los refugiados croatas Una vez retornados, establecer unas bases para la renovaci¨®n de la convivencia inter¨¦tnica. Ahora, si no se produce un acuerdo de ¨²ltima hora que posponga la salida de los cascos azules, puede que estemos ante una nueva escalada b¨¦lica en los Balcanes.
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