Popper como fil¨®sofo de la ciencia
Los epitafios period¨ªsticos por Karl Popper pusieron el ¨¦nfasis en la dimensi¨®n pol¨ªtica de su pensamiento. Sin embargo, Popper [fallecido el pasado 17 de septiembre] siempre se consider¨® a s¨ª mismo como un fil¨®sofo de la ciencia, y a la epistemolog¨ªa dedic¨® la mayor parte de sus obras y afanes. Adem¨¢s de ser un cl¨¢sico de la filosofia, Popper intervino activamente en las controversias de la ciencia. En sus acaloradas discusiones con Popper, Schr?dinger se excitaba tanto que daba gritos y se arrancaba pelos de la cabeza. Yo mismo he podido comprobar c¨®mo al ya anciano Popper se le iluminaban los ojos cuando conversaba sobre la interpretaci¨®n de la mec¨¢nica cu¨¢ntica. En sus ¨²ltimos a?os se apasionaba por el origen de la vida y abrazaba con juvenil entusiasmo la hip¨®tesis de W?chtersh?user sobre la formaci¨®n de compuestos org¨¢nicos en cristales de pirita. Sobre todo, Popper ha hecho que cambie nuestra idea de lo que es la ciencia.Los antiguos griegos hab¨ªan contrapuesto la ciencia (episteme), que constituir¨ªa un saber seguro y definitivo, a la mera opini¨®n conjetural (d¨®xa). Arist¨®teles hab¨ªa descrito el m¨¦todo cient¨ªfico como la deducci¨®n rigurosa a partir de verdades necesarias. Descartes hab¨ªa cre¨ªdo encontrar el camino de la certeza, basada en la evidencia indudable. Kant hab¨ªa pretendido garantizar de una vez por todas la verdad de la f¨ªsica newtoniana, considerando sus teoremas como juicios sint¨¦ticos, a priori, necesariamente v¨¢lidos en cualquier experiencia posible. Francis Bacon y John Stuart Mill ve¨ªan en la inducci¨®n el m¨¦todo infalible de la ciencia emp¨ªrica.
Pero Popper nos ha ense?ado que no hay m¨¦todo infalible ni ciencia segura. No hay episteme, s¨®lo d¨®xa; no hay saber definitivo, s¨®lo conjeturas provisionales. Esta postura radical ha acabado por calar tan hondo que ya no nos parece radical, sino algo obvio y compartido. Cuando o¨ªamos las cautelas y dudas con que en la primavera pasada se anunciaba, el descubrimiento del quark top en el Fermilab y la consiguiente confirmaci¨®n (provisional) del modelo est¨¢ndar de la f¨ªsica de part¨ªculas, parec¨ªa como si la sombra de Popper se cerniese sobre los propios descubridores.
Popper siempre se opuso al m¨¦todo inductivo, al que, consideraba l¨®gicamente inv¨¢lido y ajeno a la pr¨¢ctica cient¨ªfica, sosteniendo sonadas pol¨¦micas con Carnap y otros inductivistas. La ciencia no procede por inducci¨®n, saltando de la observaci¨®n de casos singulares a la formulaci¨®n de una ley general. La inducci¨®n ni siquiera sirve para establecer la probabilidad de las leyes. El genuino m¨¦todo cient¨ªfico es hipot¨¦tico-deductivo. Consiste en la formulaci¨®n de hip¨®tesis y conjeturas arriesgadas (cuanto m¨¢s improbables y arriesgadas, tanto mejor) y en su subsiguiente cr¨ªtica implacable.
Esa cr¨ªtica se basa en la deducci¨®n de consecuencias a partir de las hip¨®tesis y en los intentos denodados por refutar experimentalmente dichas consecuencias, contrast¨¢ndolas con los resultados de observaciones y experimentos. La asimetr¨ªa entre confirmaci¨®n y refutaci¨®n (ning¨²n n¨²mero de instancias positivas, por grande que sea permite confirmar una ley general, mientras que un solo caso negativo permite refutarla) hace que el progreso cient¨ªfico proceda por conjeturas y refutaciones, no por comprobaciones. Ya Einstein hab¨ªa anticipado algunas de estas ideas cuando (en su correspondencia in¨¦dita) escrib¨ªa que la naturaleza nunca dice s¨ª, sino s¨®lo no o quiz¨¢.
es catedr¨¢tico de L¨®gica, Historia y Filosof¨ªa de la Ciencia en la Universidad de Barcelona.
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