Tres reflexiones despu¨¦s de un crimen
"Para que el mal sea una realidad", hace notar Tzvetan Tdorov, refiri¨¦ndose al nazismo, "no basta con la acci¨®n de unos cuantos; hace falta que la gran mayor¨ªa permanezca al margen, indiferente". La respuesta dada por la sociedad vasca al asesinato de Gregorio Ord¨®?ez es una prueba de que ese mal puede ser definitivamente conjurado en Euskadi. Y es tambi¨¦n una invitaci¨®n a romper una vez m¨¢s el silencio. A recogerla se orientan las reflexiones que siguen.La primera concierne a la consolidaci¨®n del "sistema ETA" como un fascismo terrorista. Sobre esto ¨²ltimo no hay dudas, pero para mantener la calificaci¨®n de "fascismo" conviene recordar c¨®mo ese componente ha venido actuando desde hace tiempo en el nacionalismo radical vasco. En el dualismo de base, con la satanizaci¨®n de lo espa?ol, heredada del antimaquetismo sabiniano; en la discriminaci¨®n frente al otro; en el recurso a la violencia, hasta justificar una y otra vez la muerte del adversario exterior o del disidente interno; en la pr¨¢ctica de una religi¨®n de la patria basada en el culto a la muerte. Tal vez estos rasgos se han agudizado al comprobar el bloqueo electoral de sus perspectivas y el fracaso pol¨ªtico de sus acciones terroristas. Ello explica el recurso a la estrategia de intimidaci¨®n y violencia, puesta en pr¨¢ctica para expulsar a los ertzainas / zipaios de la comunidad vasca. El asesinato de Ord¨®?ez se apoya en un fundamento similar: ETA no tolera que en el sistema pol¨ªtico vasco haya un lugar para un adversario declarado. Era preciso dinamitar la urna de votaci¨®n y hacer que toda la sociedad vasca entrara en la senda del miedo, al modo argelino. Pero la respuesta popular ha sido elocuente.
Segunda reflexi¨®n. No cabe olvidar las ¨²ltimas apreciaciones del propio Ord¨®?ez sobre el caso GAL. En consecuencia, el triunfo de la democracia sobre el terror resulta incompatible con la violaci¨®n del Estado de derecho. La resoluci¨®n total del caso es una precondici¨®n para la derrota definitiva de ETA en la mentalidad colectiva vasca. Lo que favorece a ETA es una ceremonia de la confusi¨®n como la propiciada por el Gobierno y el PSOE, desprestigiando al poder judicial y, en el l¨ªmite, dejando que todo quede en el enfrentamiento de dos terrorismos, cada uno con sus propias justificaciones. Si la opini¨®n p¨²blica espa?ola acaba aceptando "las cloacas" y su ley de la muerte, la imagen de ETA est¨¢ salvada, por lo menos de cara a su clientela pol¨ªtica.
Tercera, el nacionalismo vasco debe eliminar de una vez la l¨®gica de exclusi¨®n inspirada en su Padre Fundador. Fue sorprendente, al d¨ªa siguiente del crimen, el paralelismo en la conformaci¨®n de los titulares de los dos diarios nacionalistas: "ETA asesin¨® a Ord¨®?ez", el democr¨¢tico; "Atentado mortal contra Ord¨®?ez", el defensor del terror. Un abismo entre ambos: la condena sin reservas frente a la espera del comunicado de ETA. Pero tambi¨¦n una coincidencia de fondo al rehuir la calificaci¨®n de Ord¨®?ez como pol¨ªtico vasco, por no hablar de su condici¨®n de dirigente del PP vasco. El atentado, en su presentaci¨®n, cobraba as¨ª un contenido individual, separado de su aspecto fundamental de agresi¨®n contra la democracia vasca.
Conclusi¨®n: el avance del nacionalismo democr¨¢tico requiere una ruptura definitiva con una visi¨®n de Euskadi y sus s¨ªmbolos, forjada hace cien a?os, que lleva una carga inevitable de maniqueismo y de violencia.
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