200 indigentes obtienen ingresos con la venta callejera de 'La Farola'
No es el man¨¢, pero ayuda. Doscientos indigentes consiguen ya pagarse una pensi¨®n o comer caliente con la venta de la revista La Farola por las calles de Madrid. Un peri¨®dico mensual que en febrero saca su sexto n¨²mero. Cuesta 200 pesetas, de las que 150 quedan para el vendedor y el resto para gastos de edici¨®n. Su objetivo es ofrecer una salida a esas 8.000 personas que cada a?o duermen en las 1.250 camas de albergues de la ciudad.
Ferm¨ªn y su esposa, de 24 a?os, ofrecen la revista, con ah¨ªnco y educaci¨®n, a los viandantes de la calle de Preciados. Llegados a Madrid desde Toledo,sin trabajo, antes se dedicaron a la mendicidad. "Yo para esto tengo labia y hay veces que conseguimos que nos compren hasta cien revistas", asegura este joven."Sacamos para una pensi¨®n y para comer algo caliente y nos viene muy bien porque antes ten¨ªamos que dormir en el albergue municipal de Mayorales", asegura. La pareja atraviesa una epoca negra y se ha visto obliga a a dejar a sus dos hijas en un centro de tutela de menores. Juan (nombre ficticio),un obrero de la construcci¨®n en paro de 44 a?os, ve las cosas con mayor escepticismo. Primero se dedic¨® a repartir propaganda y ahora intenta ven der La Farola en la calle de Bravo Murillo. "Antes iba mal la cosa, pero ahora: anda peor, ayer mismo (el pasado martes) s¨®lo saqu¨¦ 450 pesetas" afirma. "Es un periodicucho y vale doscientas pesetas, as¨ª que no se si conseguir¨¢ cuajar", se teme. Vive en un piso de renta antigua.
Jorge, un cubano solicitante de. asilo, de 34 a?os, vende La Parola en Callao. "En navidades hubo d¨ªas en que saqu¨¦ hasta 3.000 pesetas, pero ahora, si alcanzo las 1.000 pesetas mensuales, voy contento", explica.
Todos los d¨ªas invierte diez horas a la intemperie intentando vender la publicaci¨®n. T¨¦cnico frigorista, aqu¨ª no ha encontrado a¨²n trabajo. Ha solicitado el asilo pol¨ªtico y duerme en el piso de una entidad que trabaja con solicitantes de asilo y refugio.
De cada tres indigentes que se interesan en la publicaci¨®n, uno abandona el proyecto. La mayor¨ªa no son vagabundos, sino trabajadores entre los 22 y los 44 a?os que se quedaron sin empleo e iniciaron la cuesta abajo. Un 40% son inmigrantes..
La revista tiene una tirada de 20.000 ejemplares en Madrid. Seg¨²n sus promotores, en diciembre se vendieron 19.000. Se edita tambi¨¦n en Barcelona y, desde hace dos a?os, en Par¨ªs, donde naci¨® de la mano de Georges Mathis, un antiguo indigente. Su contenido es ecl¨¦ctico, con art¨ªculos de colaboradores espont¨¢neos, anuncios para buscar trabajo y direcciones ¨²tiles.
Sus vendedores potenciales son aquellas personas que tienen que recurrir a las 1.250 plazas de albergues de la ciudad. En estos momentos a los albergues -la mitad munipales y el resto de entidades religiosas- acuden personas con problem¨¢ticas muy distintas: parados sin hogar, enfermos s¨ªquicos, ancianos, inmigrantes, toxic¨®manos.
Los responsables de los albergues de la iglesia creen que es preciso abrir centros especializados. Y, sobre todo, facilitar el acceso a la vivienda y al trabajo a trav¨¦s de pisos tutelados o de iniciativas como La Farola. .
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