El Barca se aferra al presente
Un gol de Bakero a seis minutos del final acaba con la resistencia del Athletic
Vive el Bar?a. El grupo azulgrana se aferra al presente. Aprieta los pu?os, cierra los ojos y se bate en el cuerpo a cuerpo. Puede que no gane la guerra. Pinta blanca la Liga y habr¨¢ rebajas en el vestuario del Camp Nou en junio. Nadie renuncia, sin embargo, a ganar la batalla diaria y a dignificar su puesto de trabajo. El esp¨ªritu de supervivencia del colectivo barcelonista de pasa cualquier certificado del defunci¨®n. Hay la sensaci¨®n generalizada de que a esa gente costar¨¢ tanto ganarla como -a quienes lo pretendan- echarla. Puede que el equipo no haya recuperado el cr¨¦dito. No juega como antes. No divierte. Pero hoy aburre al rival. Es capaz de matar por un punto. El Athletic muri¨® atrincherado.El azulgrana fue un triunfo ag¨®nico y por intimidaci¨®n. Privado de la magia, exhibe hoy el grupo barcelonista la raza como bandera. Antes ganaba y ahora merece ganar. Esa es la gran diferencia. La ley es el orgullo. Es un f¨²tbol muy ¨¦pico, y la gesta azulgrana tiene a Bakero como cronista. El capit¨¢n Firm¨® siempre los goles que coronaron las mejores haza?as. Y ayer fue una de ellas. El equipo se desangr¨® por ganar, y Bakero aniquil¨® al Athl¨¦tic cuando el reloj comenzaba a cantar los segundos.
Nunca mereci¨® el Ahtletic puntuar en el Camp Nou. El grupo de Irureta fue insensible a la pelea del Bar?a. Dej¨® que el rival jugara en su campo. Metido en una zanja contempl¨® c¨®mo las balas le iban silbando los o¨ªdos hasta que Hagi dej¨® caer una granada hacia Bakero. El rumano sintetiz¨® el estado emocional en el que vive el colectivo de Cruyff. Quiso y no siempre pudo, porque no se conform¨® con hacer lo que har¨ªa cualquiera. Mejor¨® ayer Hagi, comenz¨® a gustar Eskurza, Jos¨¦ Mar¨ªa transmiti¨® buenas vibraciones y Guardiola dio aire y clase al equipo. Puede que siga dejando alguna coma donde conviene un punto, pero el medio centro siempre realiz¨® la mejor lectura del partido.
Los s¨ªntomas de rehabilitaci¨®n se apreciaron tanto en el c¨¦sped como en un equipo parido a partir de las bajas a ¨²ltima hora, por gripe, de Abelardo y Jordi. Cruyff tuvo que remover la pizarra y dej¨® plantado en el campo un colectivo reconocible. Tres defensas: Nadal-Koeman-Sergi; un medio centro: Guardiola; tres centrocampistas: Eskurza, Amor, Hagi; y tres delanteros: Stoichkov-Bakero y Begiristain. Futbolistas solventes.
La capacidad del grupo barcelonista para manejar el choque se apreci¨® desde la arrancada. Presionaron mucho los azul grana. Es cierto que la l¨ªnea de pase no siempre fue fluida; que la de desmarque estuvo irregular y que la de contenci¨®n acert¨® en la recuperaci¨®n y fall¨® en la distribuci¨®n. Pero el Ahtletic estuvo siempre en manos del Bar?a. El empuje disimul¨® la falta de sincronizaci¨®n en el colectivo de Cruyff. Hay todav¨ªa muchas funciones que se hacen a destiempo. Las ansias que tuvo el Barcelona por ganar, sin embargo, dieron un ritmo infernal al encuentro.
Los rojiblancos, pese al amparo de un ¨¢rbitro que en todas las acciones discutibles se inclin¨® a su favor, no pudieron seguir nunca la pauta azulgrana. Aunque trataron de que el bal¨®n circulara siempre en pies de los azulgrana menos dotados no disimularon su p¨¢nico a la derrota ni su renuncia a la victoria. Camuflados en la divisoria, los forasteros s¨®lo levantaron la cabeza cuando les dinamitaron su guarida. Fue el suyo un trabajo denso atr¨¢s y nulo delante.
Guerrero qued¨® a merced del tr¨¢fico. Atropellado por unos y por otros, s¨®lo asom¨® en un remate franco que se le escap¨® por encima del larguero. Luego, entre todos, quisieron remontar y no pudieron. Malgastaron torpemente su munici¨®n con un rival que tiritaba por mantener la manta del 1-0. El marcador fue justo con el Bar?a. No est¨¢ para goleadas, porque las piernas siguen corriendo m¨¢s que el bal¨®n, pero su carrera tiene la pinta de un fondista rezagado que se resiste a perder porque justo queda a¨²n toda la segunda vuelta.
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