Tudor, con las pilas gastadas
El cierre de la planta de Zaragoza hace planear sobre 232 trabajadores el fantasma de Gillette
El panorama en la factor¨ªa Tudor, situada a unos pocos kil¨®metros de la plaza del Pilar, en la carretera de Zaragoza a Logro?o, ha cambiado radicalmente tras reincorporarse los trabajadores del par¨¦ntesis navide?o. El director de la planta lleva ahora guardaespaldas y los vigilantes de seguridad tienen cara de antidisturbios. Sin embargo, los 232 miembros de plantilla parecen haberse quedado sin pilas y en sus manifestaciones no destilan agresividad, sino una mezcla de sorpresa y preocupaci¨®n, y, sobre todo, de incredulidad ante lo que se les viene encima.Ralston, que tiene diversificada su gama de productos entre la alimentaci¨®n y la energ¨ªa, decidi¨® cruzar el Atl¨¢ntico en direcci¨®n a Espa?a mediada la d¨¦cada de los ochenta. Poco a poco extendi¨® sus tent¨¢culos por el viejo continente y tras recalar en Gran Breta?a y Francia, fundamentalmente, cruz¨® los Pirineos, justo cuando en Espa?a se empezaba a cocinar lo que alg¨²n pol¨ªtico denomin¨® como el soufl¨¦ del 92.
En realidad, su llegada a Zaragoza fue un poco antes, en pleno desarrollo de la Corporaci¨®n Industrial Banesto, a quien pag¨® unos 6.000 millones de pesetas por Tudor. La llegada de los nuevos inversores se vio como un respaldo a los entre 400 y 600 millones de pesetas de beneficios, que por entonces se rese?aban en los balances de Tudor.
Curiosamente, en tres a?os los nuevos due?os aseguran que las p¨¦rdidas ahora acumuladas superan los 2.300 millones de pesetas. Desde el Gobierno regional se avala, sin embargo, la opini¨®n de los representantes de los trabajadores de que estas cifras no tienen nada que ver con la realidad. En estas partidas se cargar¨ªan los resultados negativos de otras plantas y conceptos totalmente contradictorios con el pago de las amortizaciones que han tenido que realizarse al ritmo de 1.500 millones anuales, para hacer frente al cr¨¦dito concedido por una entidad financiera noreuropea en el momento de la compra.
Poco inter¨¦s
Descartado queda, pues, por sindicatos y expertos, el argumento financiero, al que habr¨ªa que a?adir el poco inter¨¦s demostrado por la direcci¨®n por emplear a fondo la capacidad de la factor¨ªa de Zaragoza, ni por readaptarla a las nuevas demandas del mercado. En la empresa existe plena capacitaci¨®n, tanto de la mano de obra como de las instalaciones, para fabricar pilas y bater¨ªas con denominaci¨®n "ecol¨®gica", es decir, sin el empleo de materiales pesados.
Otro elemento de an¨¢lisis es la decisi¨®n adoptada, ahora hace un a?o y que entonces no se valor¨® en este contexto, por Ralston de reducir la plantilla de Tudor en unos 50 empleos, so pretexto de suspender la fabricaci¨®n de pilas alcalinas. Curiosamente, meses despu¨¦s la tecnolog¨ªa de fabricaci¨®n de estos productos se trasladaba a las plantas que la multinacional tiene en Jap¨®n y Brasil, seg¨²n los trabajadores.
La hip¨®tesis de un "cerrojazo" por meras razones estrat¨¦gicas, empieza as¨ª a tomar cuerpo, en un caso similar al de Gillette. Tras las primeras declaraciones de los encargados de cerrar la planta (el mismo equipo de letrados y expertos en comunicaci¨®n que gestion¨® para Gillette los planes desmanteladores en Andaluc¨ªa), quienes han celebrado ya conversaciones con ellos aseguran que se va vislumbrando una estrategia fabricada de antiguo y cuyo ¨²nico fin ser¨ªa el del ahogamiento del competidor. Se pretende aprovechar la red comercial para distribuir el producto estrella de la compa?¨ªa, la pilas que llegan al mercado bajo el nombre de Energizer.
El conflicto ha llevado a los representantes de los trabajadores a mirar hacia otras plantas europeas de fabricaci¨®n de pilas y comprobar con estupor que Ralston ha procedido ya a la supresi¨®n de media docena de centros de trabajo previamente adquiridos en pa¨ªses comunitarios, siempre en el plazo de unos tres a?os desde su entrada en las factor¨ªas; un periodo que se cumple, justo ahora, en el caso espa?ol.
La multinacional se niega en rotundo a negociar un acuerdo que v¨ªa ayudas econ¨®micas o, creaci¨®n de una Sociedad An¨®nima Laboral, permita permanecer a Tudor en el mercado. Igualmente, no acepta las propuestas del Gobierno regional de transformar la planta aragonesa para su elaboraci¨®n de productos m¨¢s acorde con las demandas del mercado. Su pretensi¨®n es eliminar de ra¨ªz cualquier vestigio de competencia.
El ¨²nico temario que admiten discutir -la pr¨®xima cita est¨¢ convocada para el martes- son las condiciones de rescisi¨®n de los contratos.
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