Vera recusa
RAFAEL VERA se present¨® ayer con la recusaci¨®n de Garz¨®n bajo el brazo a su primera y largamente esperada comparecencia ante el juez instructor del caso GAL. Y, de momento, ello le ha servido para aplazar unos d¨ªas las diligencias judiciales previstas contra ¨¦l y, previsiblemente, para escapar de la prisi¨®n preventiva, un destino que por los antecedentes del caso parec¨ªa estar escrito, si no en las estrellas, s¨ª en la voluntad del juez Garz¨®n.De todos los implicados en el sumario de los GAL, el antiguo secretario de Estado para la Seguridad es el que dispone de m¨¢s argumentos para intentar acogerse a alguno de los motivos legales de recusaci¨®n en virtud de una. posible colusi¨®n de intereses sobrevenida en el sumario por la anterior permanencia de Garz¨®n en el Ministerio del Interior como secretario de Estado para el Plan Nacional sobre la Droga. Y no hay por qu¨¦ escandalizarse, como algunos han hecho hip¨®critamente, de que Vera los utilice en su defensa de acuerdo con la ley.
Vera estima que el tiempo que coincidi¨® con Garz¨®n en Interior -aproximadamente tres semanas a principios de 1994-, y especialmente los anteriores y p¨²blicos intentos de este ' ¨²ltimo de asumir como delegado del Plan Nacional sobre la Droga competencias policiales que correspond¨ªan a la Secretar¨ªa de Estado para la Seguridad, podr¨ªa haber dejado alg¨²n poso de animadversi¨®n contra ¨¦l en el ¨¢nimo de quien ahora instruye el sumario de. los GAL. Podr¨¢ pensarse -y algunos se han apresurado a manifestarlo p¨²blicamente- que todo ello es una "maniobra dilatoria" o incluso una "farsa teatral". Pues aunque as¨ª fuera, ello no restar¨ªa un ¨¢pice al derecho que le asiste a Vera, como a cualquier otro implicado en iguales circunstancias, de exigir que el juez que ' puede meterle en la c¨¢rcel o tomar graves decisiones sobre su situaci¨®n procesal sea imparcial, adem¨¢s de independiente.
La recusaci¨®n es un arma que la ley pone en manos del justiciable, y nadie desde fuera del proceso est¨¢ legitimado para poner en cuesti¨®n su uso y menos a¨²n para arrebatarle ese medio de defensa. El funcionamiento del sistema judicial no s¨®lo debe ser objetivamente imparcial e independiente; debe procurar tambi¨¦n despejar cualquier duda que pueda existir al respecto en el ¨¢nimo de quien est¨¢ sometido a sus decisiones.
Desde esta perspectiva no es tan descabellado, aunque esa posibilidad no est¨¦ legalmente contemplada, que Vera haya recusado tambi¨¦n al juez Carlos Bueren, al que, de acuerdo con la, ley, le corresponde resolver el incidente de recusaci¨®n contra Garz¨®n. El hecho es sin duda ins¨®lito. A nadie hasta ahora se le hab¨ªa ocurrido apelar a la posible amistad de este magistrado con el juez recusado para plantear a su vez la recusaci¨®n de aqu¨¦l. Pero de todos los motivos legales de recusaci¨®n, los de "arnistad ¨ªntima" y "enemistad manifiesta" son los m¨¢s abiertos e indeterminados. Y el Tribunal Constitucional se ha pronunciado por una interpretaci¨®n lo m¨¢s amplia posible de los mismos. Se tratar¨ªa de evitar que hechos ajenos a los normales y propios del proceso puedan arrojar dudas sobre la imparcialidad de los jueces y alimentar la sospecha de que su actuaci¨®n no ser¨¢ todo lo correcta que debe ser.
?sa es la cuesti¨®n que Vera plantea ` El proceso de los GAL debe llegar hasta el fin. Pero es funda mental que cualquier cuesti¨®n o duda que: se plan tee en relaci¨®n con su procedimiento se resuelva como corresponde en derecho, para evitar que m¨¢s adelante pueda servir de pretexto para anular todo lo actuado.
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