El Obispo Seti¨¦n y ETA
JOS? ANTONIO PAGOLAJos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n, a quien se acusa de no haber reprobado a ETA, es, afirma el autor, el obispo que con m¨¢s contundencia y variedad de argumentos ha condenado su terrorismo
El an¨¢lisis de la actuaci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n frente a ETA, desde su toma de posesi¨®n como obispo de San Sebasti¨¢n hasta su ¨²ltima intervenci¨®n en los funerales de Gregorio Ord¨®?ez, lleva a una conclusi¨®n sorprendente: el hombre al que amplios sectores de la sociedad acusan de no haber reprobado a ETA con suficiente firmeza es precisamente el obispo que de forma m¨¢s contundente y con mayor variedad de argumentos ha condenado su terrorismo (v¨¦ase mi libro Una ¨¦tica para la paz. Los obispos del Pa¨ªs Vasco 1968-1992, sobre todo p¨¢ginas 245-268).La condena de Seti¨¦n a lo largo de estos 15 a?os es implacable. El calificativo que se repite en sus comunicados y homil¨ªas es preciso: las muertes de ETA son "asesinatos". El obispo recalca de diversas formas su especial depravaci¨®n: son "asesinatos sangrientos" (1984), "especialmente repugnantes" (1990), "ignoran y aniquilan el derecho m¨¢s radical de la persona humana" (1988), son "acciones execrables" ( 1990), "estrategia ciega y sin salida" (1991), locura que no se detiene ni siquiera ante el derecho a la vida" (1988).
Seti¨¦n no se limita a acumular graves calificativos contra los cr¨ªmenes de ETA. Preocupado por alertar la conciencia del pueblo vasco y de los mismos etarras, denuncia y condena de forma inequ¨ªvoca cualquier justificaci¨®n. Estos cr¨ªmenes "no pueden ser admitidos ni justificados por la conciencia cristiana" (1985), "no pueden ser justificados por un supuesto y abusivamente reclamado amor al pueblo o por otras razones pol¨ªticas" (1986), son "acciones terroristas, sin sentido ni justificaci¨®n alguna" (1991).
Atento siempre a las campa?as justificatorias de ETA y al principal argumento de legitimidad que presenta ante la sociedad, Seti¨¦n no s¨®lo niega a ETA su pretendida representatividad para matar en nombre del pueblo vasco, sino que le acusa de ir contra la voluntad de ese pueblo y de llevarlo a la destrucci¨®n. S¨®lo unos ejemplos: "No ten¨¦is derecho a imponer vuestra voluntad por las amenazas, los secuestros y la muerte, como si fuera la vuestra la ¨²nica raz¨®n del pueblo. Y no recurr¨¢is al pueblo para justificaros, porque ¨¦l no os da la raz¨®n" (1982); "el pueblo no quiere a los mes¨ªas de la violencia y de la muerte. Es una mentirosa pretensi¨®n arrogarse la representaci¨®n de un pueblo que est¨¢ ya harto de amenazas, de coacciones, de asesinatos" (1991); "el pueblo quiere que ETA deje de matar. Y mientras no lo haga seguir¨¢ sobre ella el peso de la repulsa popular" (1988).
Como ejemplo de la trayectoria del obispo, recojo estas palabras de un comunicado hecho p¨²blico con motivo del asesinato de un joven guardia civil en Pasajes: "Rechazo cualquier pretensi¨®n de convertir a quienes lo han realizado en h¨¦roes o gudaris de la causa del pueblo vasco. No tienen raz¨®n ninguna para matar y, al hacerlo, pierden toda legitimidad y prestigio moral para enarbolar la bandera de los derechos humanos de nadie" (1991).
Seti¨¦n ha elevado tambi¨¦n su voz para exigir a ETA que deje de matar. Lo hace por vez primera al a?o de su toma de posesi¨®n, en 1980 (lo hab¨ªa hecho con anterioridad junto a Jacinto Argaya en 1975 -antes de la muerte de Franco-, 1976, 1977 y 1978): "Por respeto al hombre, por amor a los hermanos, por temor a Dios, dejad de matar". Por ¨²ltima, en el funeral de Ord¨®?ez: "Quiero tambi¨¦n, desde este lugar sagrado, hacer una vez m¨¢s una grave llamada a ETA a fin de que preste a este pueblo, por cuya libertad dice luchar, el mayor y mejor servicio que le puede hacer, que es dejar las armas y abrir as¨ª las v¨ªas adecuadas para lograr la paz por el camino del entendimiento".
Entre estas dos intervenciones, el grito del obispo ha sido constante a?o tras a?o. En doce ocasiones -sin contar los documentos suscritos con el conjunto de obispos- se ha dirigido directamente a ETA para pedirle de forma solemne que deje matar. A veces lo hace interponiendo a Dios: "Existe un juicio de Dios... y de Dios no se burla nadie... Por el amor de Dios, por el amor a vuestros hermanos: ?dejad de matar!" (1982). Otras, apelando al amor al hombre:. "Por el amor de Dios, por el amor al hombre, dejad de matar. No habitu¨¦is a los hijos de este noble pueblo a la estrategia de la muerte" (1984). En alguna ocasi¨®n, desenmascarando la mentira de ETA: "Dejad de poner la muerte al servicio de vuestras estrategias, dejad de ense?ar a las gentes con vuestras falsas razones y con vuestras incoherencias" (1990). Con frecuencia, defendiendo al pueblo: "As¨ª no se construye un pueblo. Quien lo ama de verdad lo trata de otra manera. No lo maltrat¨¦is mas quienes dec¨ªs que lo quer¨¦is salvar" (1987). Tambi¨¦n invitando a los terroristas a integrarse en la acci¨®n pol¨ªtica: "Dejad de matar, buscad los caminos de la confrontaci¨®n abierta y p¨²blica" (1982).
De este obispo se est¨¢ diciendo estos. d¨ªas que no condena a ETA, que lo hace con tibieza, que es ambiguo, que no predica el mensaje cristiano de la paz. ?D¨®nde est¨¢n las claves de esta clamorosa mentira? ?Por qu¨¦ se viene ignorando o amortiguando un mensaje tan demoledor para ETA en vez de darlo a conocer y difundirlo? ?A qui¨¦n interesa presentar a Seti¨¦n como defensor de ETA? ?Por qu¨¦ t¨¢n inaudito favor al terrorismo? Cuando se estudia en las hemerotecas c¨®mo se ha ido fabricando esta esperp¨¦ntica imagen del obispo de San Sebasti¨¢n, es necesario analizar dos hechos que pueden arrojar luz sobre el caso Seti¨¦n.
1. Seti¨¦n no s¨®lo ha condenado a ETA. Con la misma contundencia y honestidad ha condenado tambi¨¦n las torturas, algunas acciones concretas de las fuerzas de seguridad y el terrorismo de los GAL. No todo vale contra ETA. "El derecho que la sociedad tiene de actuar en contra de la violencia de ETA no autoriza ni legitima cualquier forma de proceder en aras de su supuesta eficacia. Tambi¨¦n la represi¨®n de la violencia debe hacerse por procedimientos ¨¦ticos honestos y legalmente aprobados" (contra los GAL, en 1985). "El sagrado derecho a la vida debe ser respetado por todos, tambi¨¦n por la autoridad y los agentes del orden p¨²blico... S¨®lo en los casos de leg¨ªtima defensa pueden ¨¦stos poner en grave peligro la vida de los ciudadanos" (1982). Esta actuaci¨®n de Seti¨¦n ha provocado las m¨¢s violentas reacciones en aqu¨¦llos que piensan que una ¨¦tica tan escrupulosa resta eficacia a la lucha contra ETA y favorece el terrorismo: "El principio de la eficacia llevado a estos extremos (tortura, eliminaci¨®n de vidas) arrastra consigo el germen de la desintegraci¨®n del orden pol¨ªtico-social, hasta el punto de justificar aquello mismo que se tratar¨ªa de eliminar" (1991).
2. Por otra parte, Seti¨¦n no ha ocultado que en la ra¨ªz de la violencia de ETA hay, qui¨¦rase o no, un conflicto de naturaleza pol¨ªtica. De ah¨ª, su llamada constante durante estos a?os a abrir caminos de di¨¢logo y entendimiento. No habla como pol¨ªtico, sino como obispo que recuerda que "el hombre tiene obligaci¨®n moral de buscar salida a los conflictos por caminos no violentos" (1985). Por eso, ofrece una rica reflexi¨®n en la que pide: "Voluntad sincera y prioritaria de buscar un arreglo", "cauces adecuados de comunicaci¨®n", "acercamiento de las diferentes posiciones", "b¨²squeda de f¨®rmulas pol¨ªticas de convivencia" (v¨¦ase, sobre todo, sus Cartas pastorales de car¨¢cter doctrinal sobre la paz en 1983, 1985, 1986, 1988, 1991).
En el caso Seti¨¦n, el problema no est¨¢ en que el obispo no condena a ETA. Lo hace y, adem¨¢s, como nadie. El fondo de la cuesti¨®n est¨¢ en que, al mismo tiempo y con la misma coherencia, condena tambi¨¦n toda actuaci¨®n no ¨¦tica contra ETA y pide, adem¨¢s, abrir v¨ªas pol¨ªticas de di¨¢logo. Hoy se sataniza a Seti¨¦n. Un d¨ªa se reconocer¨¢ que, en estos a?os de tanta torpeza e irracionalidad, este obispo ha estado urgiendo precisamente las tres cosas que pueden traer la paz al Pa¨ªs Vasco: el ces¨¦ inmediato del terrorismo, la eliminaci¨®n de toda represi¨®n no ajustada a la ¨¦tica y la apertura de v¨ªas pol¨ªticas de entendimiento.
es vicario general de la di¨®cesis de San Sebasti¨¢n.
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