Pluralidad ling¨¹¨ªstica
Hasta ahora, siempre hab¨ªa resistido la tentaci¨®n de contestar las cartas de castellanohablantes que denunciaban la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica de la Generalitat en Catalu?a, porque estaba convencido de que quien razona (?qu¨¦ desprestigio para el t¨¦rmino!) como ellos es inmune a la evidencia. Sin embargo, todo se agota, hasta la resignaci¨®n. Ha sido la carta Mar¨ªa Emilia Rodr¨ªguez Hidalgo (EL PA?S, 14 de enero de 1995) la que me hecho cambiar de postura, porque constituye un ejercicio de cerrilidad impropio, de un lector de este diario.La Ley de Normalizaci¨®n Ling¨¹¨ªstica, en vigor desde hace casi doce a?os, aprobada en su momento con la unanimidad de todas las fuerzas parlamentarias catalanas, y recientemente declarada constitucional, s¨®lo pretende lo que su nombre indica: normalizar el uso del catal¨¢n en Catalu?a. Y normalizar quiere decir que todos los ciudadanos que viven en Catalu?a est¨¦n en condiciones de emplearlo correctamente, sin menoscabo de su derecho a utilizar, en sus relaciones tanto p¨²blicas como privadas, el lenguaje que les venga en gana. Normalizar quiere decir que nadie se escandalice porque la lengua propia de una comunidad est¨¦ presente, de forma natural, en todos los ¨¢mbitos, de la vida de esa comunidad. Hablar de "limpieza ling¨¹¨ªstica", adem¨¢s de una falsedad y una groser¨ªa, es un peligroso s¨ªntoma de autismo: cualquier persona amb seny y dos ojos sabe que, si hay un idioma digl¨®sico en Catalu?a, es el catal¨¢n. No otra cosa puede sostenerse cuando se advierte que s¨®lo circula un peri¨®dico diario (y muy pocas revistas) en esa lengua; que, salvo los canales auton¨®micos, las restantes cadenas televisivas emiten casi enteramente en castellano. Que muchos sectores de la Administraci¨®n p¨²blica presente en Catalu?a siguen impermeables (?despu¨¦s de 15 a?os de gobierno aut¨®nomo!) a la lengua oficial y propia del territorio a cuyos ciudadanos han de servir. Que la gente, en definitiva, puede vivir en Catalu?a sin saber catal¨¢n, pero no sin saber castellano.
Los argumentos concretos de la se?ora Rodr¨ªguez en defensa de sus posiciones son pat¨¦ticos: que las comunicaciones que recibe de la Administraci¨®n aut¨®noma no son en castellano y que lleva varios a?os pagando un colegio privado para que su hija "no creciera analfabeta en una de sus lenguas propias". En cuando al primero, su afirmaci¨®n de que no tiene "derecho a ser informada en castellano de ning¨²n asunto oficial" es err¨®nea: el art¨ªculo 8 de la Ley de Normalizaci¨®n Ling¨¹¨ªstica prev¨¦ el derecho de los interesados a que la Administraci¨®n de la Generalitat se les dirija en el idioma que expresamente soliciten.
La alfabetizaci¨®n en castellano de su hija responde, desde luego, a una opci¨®n ideol¨®gica y no a una imposibilidad emp¨ªrica. Y ello por dos razones: primero, porque en los colegios de Catalu?a que utilizan el catal¨¢n como lengua vehicular, tanto p¨²blicos como privados, se ense?a el castellano, como un ¨¢rea o asignatura m¨¢s, durante todo el periodo de escolarizaci¨®n; y segundo, porque el entorno familiar y social compensa m¨¢s que sobradamente, en cuanto al conocimiento del castellano, la atenci¨®n prioritaria dedicada a la escuela en catal¨¢n.-
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