El oasis
Voy a dar, seguidamente, algunos ejemplos de lo que significa el llamado oasis catal¨¢n, recurrencia c¨ªclica de la derecha aut¨®ctona y del establishment madrile?o desde los tiempos de la Rep¨²blica, para apaciguar el hambre y la sed de justicia. As¨ª, en el oasis, goza, por ejemplo, el se?or Jordi Vilajoana, nombrado director de TV-3 y medios afines. El se?or Vilajoana fue, hace muy poco tiempo, el director de propaganda de Converg¨¨ncia, al servicio b¨¢sicamente del se?or Roca. El se?or Vilajoana llega a TV-3 pocas semanas antes de que el se?or Roca concurra a las municipales. El oasis chapotea y mira hacia otro lado.Otro del oasis: el se?or Prenafeta. Mano derecha de Jordi Pujol durante muchos a?os. Ayer declar¨® ante el juez por asuntos relacionados con el caso De la Rosa. La cosmogon¨ªa del oasis pujolista ha conseguido hacer de Prenafeta un asunto interno. Un asunto de Prenafeta estrictamente. El aire cimbrea las palmeritas.
El oasis es, sobre todo, silencio. Y aqu¨ª el silencio se asegura, en especial, a trav¨¦s de la desaparici¨®n de los partidos pol¨ªticos. Ahora en Catalunya hay, primeramente, un movimiento, uno y trino, donde mandan Jordi, Pujol y Soley; una oficina de atenci¨®n al desconcertado -el Partido del Sosiego de Catalunya-; una vedette medi¨¢tica que, como todas, alza la ceja y, pues, decide; hay, tambi¨¦n, una melancol¨ªa sin mayor iniciativa; y, finalmente, un par de pepes que est¨¢n a punto de hacer caer al ¨²nico pol¨ªtico que ha dado modernamente la derecha no nacionalista. Eso es todo y cristalino.
El oasis catal¨¢n no es un infundio. Es la expresi¨®n, m¨¢xima, contra todas las apariencias coyunturales, del mal end¨¦mico de Catalu?a: la ausencia de poder. Donde hay poder no hay oasis. Otra cosa, muy otra, es que se viva de perlas, como se vive -lo sabemos desde Goethe- en toda villa espiritual que se precie.
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