Una chapuza

Faltaba casi todo: la banda de m¨²sica, que no compareci¨®, y las cuadrillas hicieron el pase¨ªllo en silencio, como si fuera el aniversario de la muerte de Joselito; se olvidaron las banderillas, y la torer¨ªa hubo de esperar el segundo tercio puesta en jarras -con la postura ca?¨ª que conviene al caso, se quiere decir- a que un corpulento se?or fuera a buscarlas a la calle volviese con la caja garapullera, la abriera ... ; faltaron los picadores, cuya intervenci¨®n era necesaria, visto el g¨¦nero que soltaron por los chiqueros; los ca?ones de calor que estuvieron metiendo en el tendido los c¨¢lidos d¨ªas anteriores, sumiendo a los espectadores en un sofoco enfermizo (algunos cre¨ªan que les hab¨ªa llegado la menopausia), no funcionaron, a pesar del fri¨® helador. O sea, una chapuza.Y resulta que la empresa organizadora de la corrida no era la habitual de Valdemorillo, Sarot, sino la de las ventas, Toresma, que la ten¨ªa pendiente desde el a?o anterior y formaba parte de sus obligaciones contractuales con la Comunidad de Madrid. Luego quieren las gentes del toro que las tomen en serio. Una rid¨ªcula pretensi¨®n, naturalmente, pues en la actual fiesta lo ¨²nico verdaderamente serio es el propio p¨²blico, que paga religiosamente su boleto y adem¨¢s a un precio desorbitado.Sobr¨® toro

A veces tambi¨¦n es serio el toro, pero eso s¨®lo suele ocurrir cuando lo lidan toreros modestos, y tal fue el caso. En un festejo chapucero donde faltaba casi todo, sobr¨® toro, y se echaron de menos picadores que ahormaran sus temperamentales embestidas. Sacaron seis novillos con trap¨ªo, fuertes y encastados; seis novillos prontos a los cites, de revoltosa codicia, ind¨®mitos para unos novilleros inexpertos.

El sexto ten¨ªa m¨¢s cuajo que ninguno, poder, genio agresivo y sembr¨® el desconcierto: coladas, sobresaltos, ayes y suspiros, pasadas, carreras, saltos al callej¨®n, capotes en el redondel. Le correspondi¨® a David Cavero, y el hombre hilo lo que pudo, sorteando la bronca embestida que avis¨® la mala lidia. Le correspondi¨®, a David Cavero el lote de mayor respeto y dificultad, pero al novillo que hizo tercero consigui¨® embarcarlo por derechazos y naturales bien templados, cargando la suerte.

Estaba en el ¨¢nimo de este torero novel y en el de sus compa?eros aprovechar la m¨ªnima oportunidad que se les presentara de instrumentar el toreo bueno, y dejaron constancia de su pundonor y estilo. Jos¨¦ Villain y Andr¨¦s Revuelta lancearon con gusto por ver¨®nicas y por tijerillas. Villain, siempre valeroso, dio sus mejores pases al primero. Revuelta banderille¨® decidido, ganando guapamente la cara de los novillos, que se le arrancaban recrecidos, y sus dos tandas de redondos m¨¢s una de naturales al quinto, ligadas con gusto y fundamento, merecieron la general complacencia y el premio de una oreja. Durante la faena se o¨ªa gritar en los tendidos "?M¨²sica!", pero ya se ha dicho que la banda no compareci¨®, Dios la bendiga por eso. Y s¨®lo hubo ol¨¦s y ovaciones, lo que a¨²n es mejor. Un torero oye en plena faena los ol¨¦s rotundos y las ovaciones encendidas del p¨²blico, y se cree que le est¨¢n tocando Parsifal.