El fuego azota de nuevo Pe?a Grande

La historia se repite en Pe?a Grande (Fuencarral). El poblado chabolista magreb¨ª volvi¨® anoche a ser pasto de las llamas -como en otras siete ocasiones en los dos ¨²ltimos a?os-. Esta vez, el fuego arras¨® unas 11 chabolas y dej¨® a la intemperie a otras tantas familias. Tiritando. No hubo heridos, pero s¨ª remolinos de rencor formados por ni?os y mujeres que vieron convertirse en nada lo poco que pose¨ªan: fotos, recuerdos, documentos y un poco de calor. Un da?o material dif¨ªcilmente cuantificable.El origen del incendio, que se inicio sobre 22.15. y fue controlado en menos de una hora, permanec¨ªa anoche oculto entre los humeantes escombros. Ni la polic¨ªa ni los bomberos dieron una respuesta satisfactoria. Los afectados, sorprendidos en sus catres por el fuego, aventuraban diversas hip¨®tesis. Algunos recordaban el peligro constante de las p¨¦simas instalaciones el¨¦ctricas, siempre dispuestas al cortocircuito. Otros, hablaban de un descuido, de una chabola "de solteros" donde se hab¨ªan dejado un fuego encendido. Nadie, sin embargo, se inclinaba por un origen intencionado de un siniestro, que, de no ser por la lluvia, hubiese adquirido mayores proporciones.

Como en octubre pasado, cuando ardieron 86 chabolas -casi la mitad del poblado-. Un incendio que decidi¨® a la Administraci¨®n a iniciar los realojamientos. Toda una iniciativa ampliamente desarrollada, pero que ayer, a los ojos de Hasna, de cinco a?os y pijama amarillo, mostr¨® su lentitud. La peque?a, pegada a la bata de su madre, miraba los escombros de su casa, las idas de los bomberos, las pistolas de los polic¨ªas. Y ve¨ªa humo; mucho humo bajo la lluvia. Apenas atend¨ªa al relato de su madre: una historia de miseria muchas veces contada en Pe?a Grande. Tantas veces como incendios.