El viejo sue?o de Oriol
Hace 74 a?os, el abuelo del arquitecto que reforma la plaza de Oriente tambi¨¦n intent¨® cambiarla
"El se?or Oriol ha confundido dos cosas cuya relaci¨®n no acertamos a descubrir: su fervor mon¨¢rquico y las necesidades de reforma interior de Madrid". Estas palabras fueron escritas por el arquitecto madrile?o Leopoldo Torres Balb¨¢s en 1924, en la revista del Colegio Oficial de Arquitectos. En el n¨²mero de abril de aquel a?o, Balb¨¢s, que era tambi¨¦n catedr¨¢tico de Historia del Arte, criticaba duramente el proyecto de reforma interior de la ciudad que su colega Jos¨¦ Luis de Oriol y Urig¨¹en hab¨ªa presentado al Ayuntamiento de la capital en 1921, llevado por el "deber de decoro nacional y obligaci¨®n patri¨®tica de acondicionar la capital", seg¨²n ¨¦l mismo explic¨®.Jos¨¦ Luis de Oriol, empresario y arquitecto de origen vasco, pero afincado en Madrid propon¨ªa encauzar la circulaci¨®n aislando el n¨²cleo central de la Puerta del Sol mediante la construcci¨®n de ocho nuevas v¨ªas que hubieran trastocado por completo el trazado del Madrid decimon¨®nico. Su planteamiento estaba inspirado, con evidente retraso, en lo que el urbanista franc¨¦s Hausmann llev¨® a cabo en el centro de Par¨ªs a mediados del siglo XIX.
V¨ªas anchas
Una de esas v¨ªas, que recibir¨ªa el nombre de avenida Real, afectaba a la zona del palacio de Oriente. Ten¨ªa su inicio en la confluencia de la calle de Alcal¨¢ y la Gran V¨ªa, y romp¨ªa, entre otras, las calles de Preciados, Carmen y Montera y la plaza de Isabel II hasta desembocar en la plaza de Oriente. "El ruinoso teatro Real" hubiera desaparecido para levantar de "derecha a izquierda de la nueva avenida dos monumentales edificios: el de la ¨®pera, con el Conservatorio, y la Real Academia de San Fernando". Pero el eje m¨¢s importante, al que le ten¨ªa destinado el nombre de Alfonso XIII, un¨ªa la glorieta de Bilbao con la puerta de Toledo y Lavapi¨¦s para abrir una v¨ªa r¨¢pida de comunicaci¨®n entre los dos puntos m¨¢s importantes del norte y sur del Madrid de primeros de siglo. Esta gran avenida tendr¨ªa una longitud de 2.525 metros, en l¨ªnea recta, y atravesaba, entre otras, las calles del barrio de La Paloma, Latina, Puerta Cerrada, Cava Alta y Cava Baja, Mayor Arenal, Gran V¨ªa y las calles del barrio de Malasa?a hasta llegar a la glorieta de Bilbao.
Para obtener s¨®lo una idea de lo que se hubiera modificado la fisonom¨ªa de Madrid si se hubiera acometido el proyecto de Oriol basta recordar lo que supuso la construcci¨®n de la actual Gran V¨ªa, cuya longitud es pr¨¢cticamente la mitad, 1.315 metros: la desaparici¨®n completa de 15 calles y la mutilaci¨®n de otras 54. Sin contar los problemas sociales y financieros que supusieron las expropiaciones y el realojamiento de los afectados.
En su extensa memoria del proyecto, Oriol calculaba incluso el coste total de su reforma, 92 millones de pesetas de entonces, cuando el presupuesto global del Ayuntamiento en 1920 apenas alcanzaba los 43 millones.
Pero si el trazado de esta avenida de Alfonso XIII levant¨® pol¨¦mica entre los urbanistas y la opini¨®n p¨²blica de la ¨¦poca, m¨¢s estupor caus¨® la propuesta de derribar parte de la plaza Mayor por su lateral oeste. Su idea era "realzar" el recinto "m¨¢s hist¨®rico de la corte" y lograr "una bell¨ªsima perspectiva de la plaza con su gran fuente, escalinatas y terraza decorada". De hecho, ¨¦ste fue uno de los mayores obst¨¢culos para que la reforma de Oriol saliera adelante. En proyectos presentados en 1923 y 1924, el arquitecto desisti¨® de abrir la plaza Mayor, pero de todos modos no tuvo mejor suerte.
"Este proyecto revolucionario", se?al¨® Torres Balb¨¢s, "destruye gran parte del Madrid silencioso y tranquilo, de un Madrid sencillo, muy castellano, que hab¨ªa quedado al margen del bullicio actual de nuestra ciudad. Es la plaza Mayor, conjunto ¨²nico cuya belleza reside, en gran parte, en su cerrado recinto de construcciones iguales, la que se trata de cortar, abriendo en ella una profunda brecha con el prop¨®sito poco modesto de realzarla ".
En cuanto a los planes de apartar lo m¨¢s posible el tr¨¢nsito de la Puerta del Sol, Balb¨¢s no fue menos c¨¢ustico: "As¨ª quedar¨ªa destinada a la exhibici¨®n de paseantes ociosos, provincianos, mujeres p¨²blicas, concurrentes al Ministerio de la Gobernaci¨®n, vendedores ambulantes y gentes que viven de conmover la bolsa ajena, no siendo dudoso que con p¨²blico tan caracter¨ªstico ganase el aspecto pintoresco de nuestra ya bastante entretenida puerta".
El discutido proyecto exig¨ªa la rectificaci¨®n de casi todo el trazado antiguo de Madrid y la desaparici¨®n o corte de algunas plazas, como la de las Descalzas o la de la Villa. Madrid habr¨ªa sido distinto.
Todo menos la indiferencia
Jos¨¦ Luis de Oriol, que muri¨® en 1972 a los 93 a?os, no logr¨® llevar a cabo sus sue?os, pero si viviera podr¨ªa quitarse la espina al saber que 74 a?os despu¨¦s su nieto Miguel de Oriol ha conseguido, tras una dura y pol¨¦mica batalla, sacar adelante un proyecto para reformar la plaza de Oriente. Quiz¨¢ por ello se muestra reticente al hablar de los planes de su abuelo. "Aquella reforma, analizada hoy con un desconocimiento fastuoso de lo que es la cultura urban¨ªstica, con unas obsesiones ecol¨®gicas muy discutibles y unas nostalgias castizas muy particulares, puede producir unos ataques profundos a unos planes que se pensaron en los a?os veinte".Miguel de Oriol reconoce que su antepasado no ten¨ªa experiencia como urbanista.
"El era sobre todo un empresario, un hombre muy poderoso econ¨®micamente". Lo que s¨ª logr¨® es que su proyecto no pasara inadvertido. En la portada de la memoria del proyecto puso la siguiente leyenda dedicada a los madrile?os: "Deseo tu aprobaci¨®n. Si no apruebas, critica, combate, ataca; todo menos la mortal indiferencia"
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