"Walesa puede ser una amenaza para la democracia"
Los pasillos del Parlamento polaco est¨¢n estos d¨ªas m¨¢s transitados que muchas calles de Varsovia. La causa de la excitaci¨®n es una nueva fase en la guerra de nervios desatada por el abierto conflicto entre dos poderes del Estado, el Parlamento y la presidencia de la Rep¨²blica. Defenestrado el primer ministro Waldemar Pawlak por el acoso del presidente Lech Walesa, la expectaci¨®n del momento se concentra en quien ha sido designado por la coalici¨®n izquierdista que gobierna desde octubre de 1993 para que intente formar nuevo Gabinete, Jozef Oleksy.Despu¨¦s de pensarlo durante casi una semana, Oleksy, un ex apparatchik comunista de 48 a?os y presidente del Parlamento, ha decidido aceptar. Si consigue sacarlo adelante, lo que se duda incluso en las filas de su propio partido, renombrado socialdem¨®crata, Polonia tendr¨¢ al frente del Gobierno, por primera vez desde 1989, a un representante de la nomenklatura qu¨ªmicamente puro. Demasiado para Walesa en un a?o de elecciones presidenciales, opinan muchos. El portavoz del jefe del Estado, Leszek Spalinski, dec¨ªa ayer a este peri¨®dico que "Walesa no recibe con entusiasmo a Oleksy, que proviene del partido comunista".
"La pregunta de c¨®mo puede funcionar la cohabitaci¨®n entre el presidente y un Gobierno de la coalici¨®n -sin gustamos mutuamente nada, como usted dice- deber¨ªa hac¨¦rsela a Walesa", responde Jozef Olek9y a EL PA¨ªS ("?ah, el famoso PA¨ªS!", dice en espa?ol) en su despacho del Parlamento. "La cuesti¨®n es si Walesa est¨¢ dispuesto a colaborar o s¨®lo a dejarnos formar Gobierno de manera formal. Mi misi¨®n ser¨¢ un test de intenciones".
La coalici¨®n entre socialdem¨®cratas (ex comunistas) y Partido Campesino (un antiguo sat¨¦lite del partido comunista polaco entreverado por su vinculaci¨®n al campo y a la Iglesia) ha arreglado ayer mismo sus papeles y sellado aparentemente, susdivergencias -"relativas a la poca coordinaci¨®n del primer ministro Pawlak, al ritmo de la descentralizaci¨®n, a la agricultura...", precisa Oleksy-, divergencias que han favorecido la labor de zapa presidencial. La lista del nuevo Gobierno est¨¢ casi hecha y Oleksy dice, en contra de una opini¨®n generalizada que lo considera inminente, que no e ser¨¢ presentada a Walesa hasta su vuelta del viaje a Latinoam¨¦rica que emprende el domingo.
Tres carteras del Gabinete (Exteriores, Defensa e Interior) est¨¢n constitucionalmente bajo la "tutela presidencial". ?Qu¨¦ pasar¨¢ si Walesa no acepta los nombres propuestos por el primer ministre in p¨¦ctore, como ha sucedidc antes?. Jozef Oleksy es claro: "No queremos; confrontaci¨®n, pero eso no signica que vayamos; transigir con los candidatos de Walesa. La Consituci¨®n dice que se pedir¨¢ la opni¨®n del presidente. Su opini¨®n, no u decisi¨®n". Si no o, acepta as¨ª, surgir¨¢ el problema".
?Y habr¨¢ elecciones legislativas; anticipadas?
"Las habr¨¢ si todo se complica mucho. La coalici¨®n no tiene ning¨²n inter¨¦s en ellas, pero si un conflicto iniciado por el presidente no abre otras v¨ªas, habr¨¢ elecciones. El presidente quiere adem¨¢s forzar la prolongaci¨®n de su presidencia. Eso no es posible constitucionalmente; pero lo que no es posible, para Walesa puede serlo". El futuro primer ministro no duda en responder que "Lech Walesa puede ser una amenaza para la estabilidad democr¨¢tica en Polonia", y agrega que no quiere dar demasiadas alas al tema.
(Dos horas despu¨¦s el portavoz de Walesa dice a este peri¨®dico en el palacio Namiestnikowski: "Si aprendemos las lecciones del pasado, el problema no deber¨ªa existir. El nuevo Gabinete debe aceptar las candidaturas del presidente a estas tres carteras". Para Spalinski, las elecciones que en 1993 llevaron al poder en Polonia a una alianza de ex-comunistas fueron "un accidente de trabajo, s¨®lo vot¨® el 52% del electorado").
La dominante personalidad el jefe del Estado ("considera al pa¨ªs su bot¨ªn de guerra, como el agricultor su huerto", dice de ¨¦l Jerzy Urban, que dirige Nie, el semanario m¨¢s influyente de Polonia) unida a la ambig¨¹edad de la llamada "peque?a constituci¨®n", elaborada por un Gobierno de Solidaridad en un clima de euforia, cuando se hab¨ªa, desplomado el comunismo, pero todav¨ªa exist¨ªa la URSS, explican un conflicto de poderes que para algunos est¨¢ debilitando la imagen de Polonia en la Europa de la que quiere formar parte. Una nueva Constituci¨®n est¨¢ desde hace a?os en el horno de sucesivos Parlamentos, pero no acaba de salir.
Los planes inmediatos del Gobierno no nacido son, en boca del encargado de formarlo, la estabilizaci¨®n pol¨ªtica y hacer con la oposici¨®n -b¨¢sicamente la Uni¨®n de la Libertad, los divididos restos del movimiento Solidaridad- un pacto de no agresi¨®n sobre la perentoria reforma de la red de protecci¨®n social polaca. A pesar de que sus casi nueve millones de beneficiarios la consideran m¨¢s que insuficiente, las pensiones, dice el Gobierno, est¨¢n devorando el Presupuesto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.