La idea fue de los maridos

La idea surgi¨® en un hogar de Madrid habitado por un espa?ol y una ecuatoriana. Hasta all¨ª llegaban -y llegan- las noticias de la guerra Per¨²-Ecuador. Hab¨ªa que hacer algo. Pero solos, los dos, no consegu¨ªan nada. Necesitaban ayuda. As¨ª que el marido, empleado en CC OO, acudi¨® resueltamente a un vecino del barrio al que conoc¨ªa, casado con una peruana.El segundo marido, miembro del Comit¨¦ de Solidaridad con el Pueblo Peruano, se sum¨® enseguida al proyecto. Empezaron las llamadas, los contactos, las "reuniones tropicales y:cojonudas", seg¨²n uno de los organizadores. Y la bola fue creciendo, las asociaciones se fueron sumando, algunos medios de comunicaci¨®n se hicieron eco y todo culmin¨® ayer en una cadena humana de 300 personas, peruanas, ecuatorianas y espa?olas. "No son muchas, pero lo que importa es el gesto, era necesario", comentaba ayer una de las esposas. Ninguno de los cuatro quiso dar su nombre. "Nuestro protagonismo es lo de menos. Lo que importa es que aqu¨ª ha colaborado mucha gente y que hay casi 30 grupos o asociaci¨®n es que se han sumado -aunque de alguna no ha debido venir ni el portavoz-; tambi¨¦n importa que el apoyo y el rechazo a la guerra llegue hasta all¨ª", contaban.

A las 19.30 comenz¨® a sonar los acordes de la canci¨®n, c¨®mo no, de El c¨®ndor pasa, interpretada al alim¨®n por dos grupos andinos, uno peruano y otro procedente del Ecuador. Entre el p¨²blico, Carmen Nieto, ecuatoriana, residente en Espa?a desde hace 20 a?os, explicaba que una amiga peruana le hab¨ªa telefoneado para acudir.

Entre la gente, Grace Torres, ecuatoriana, repart¨ªa unas octavillas que ser¨¢n el. origen de una asociaci¨®n ecuatoriana en Madrid. Despu¨¦s, la esposa del empleado en CC OO, acompa?ada de otra persona, ley¨® un manifiesto en el que se calificaba de "in¨²til, absurdo, anacr¨®nico y totalmente rechazable" el uso de la violencia para resolver el conflicto territorial de los dos pa¨ªses. Con dos copias del manifiesto, las 300 personas formaron una cadena humana y se encaminaron, primero a la Embajada de Per¨² y, posteriormente, a la de Ecuador, distantes unos 400 metros. Los maridos se encargaban de la seguridad, armados con trasmisores y altavoces. "Me lo han dejado los de CC OO; ya que dicen que colaboran, pues que colaboren de verdad", dec¨ªa uno de los maridos, que, cuando todo termin¨¦, exclam¨®: "Todo ha salido muy bien, mejor de lo que esperaba".

En la Embajada de Ecuador, en la que no hab¨ªa nadie a esa hora, dejaron la carta en la recepci¨®n. En la de Ecuador, tambi¨¦n vac¨ªa, ni eso. El portero del inmueble se encarg¨® de la carta.