La familia es lo primero

La parroquia y la familia. Si de algo no puede acusarse a la derecha gallega es de haber descuidado los valores m¨¢s tradicionales. Los conservadores del noroeste mantienen la sana costumbre de no traicionar los lazos de sangre. Cuando uno alcanza la c¨²spide del poder, parecer¨ªa desleal olvidar que lo primero es la familia y los vecinos. As¨ª le surgen cada cierto tiempo a Manuel Fraga, presidente de la Xunta, peque?os esc¨¢ndalos dom¨¦sticos: porque a alg¨²n alto cargo de su Gobierno se le ha ido la mano d¨¢ndole un puestecillo o adjudic¨¢ndole obras a un pariente.Fraga no es de los que den su brazo a torcer con facilidad ante la oposici¨®n o la prensa. El pasado jueves fue menos vehemente que de costumbre en sus desmentidos sobre la adjudicaci¨®n de obras a empresas vinculadas, con familiares de un asesor suyo y un director general de su Gobierno, pero dej¨® claro que de momento no va a mandarlos al paro. Sin embargo, el futuro pol¨ªtico de ambos est¨¢ en entredicho. La experiencia demuestra que Fraga suele esperar a que cesen las peticiones de dimisi¨®n de alg¨²n colaborador suyo para, en ese momento, invitarle a que se vaya.

Durante los a?os 1992 y 1993, casi la mitad de los proyectos de obras de la Consejer¨ªa de Cultura fueron encargados al mismo gabinete t¨¦cnico. Esa empresa, Atlas, SL, hab¨ªa sido fundada en 1989 por un amigo y por la esposa del consejero Daniel, Barata. La mujer de ¨¦ste vendi¨® sus acciones antes de que comenzasen1os trabajos para la Administraci¨®n. Barata, desde el a?o pasado asesor personal de Fraga, tiene ante s¨ª una ardua tarea: explicar c¨®mo Atlas consigui¨® 23 de los 50 contratos adjudicados en 1992 y 1993, mientras el rest¨®, se repart¨ªa entre 17 gabinetes.

En esa misma ¨¦poca y en esa misma consejer¨ªa, el dise?o del proyecto de una obra financiada por la Direcci¨®n General de la Juventud se encarg¨® a la esposa del jefe del departamento, Santiago Camba. La Xunta arguye que Graciela Prada, arquitecta, ya hab¨ªa realizado la primera fase del proyecto cuando a¨²n no estaba casada con Camba. Incluso cuatro meses antes de la boda la futura esposa del director general tambi¨¦n recibi¨® otros encargos del departamento de Juventud. La oposici¨®n denuncia que hubo trato de favor.

En Galicia siempre llueve sobre mojado. Desde los viejos tiempos de Alianza Popular, otros altos cargos de la Xunta han tenido ocasiones de sobra para demostrar la solidez de sus sentimientos fraternales. De esa ¨¦poca han quedado en la Administraci¨®n gallega aut¨¦nticos clanes unidos por lazos familiares o geogr¨¢ficos. El entonces presidente Xerardo Fern¨¢ndez Albor ten¨ªa a su yerno de jefe de gabinete y un hermano del vicepresidente Xos¨¦ Luis Barreiro form¨® parte de la plantilla de la radio auton¨®mica. Tambi¨¦n durante el breve mandato del PSOE, aliado con nacionalistas de centro, el consejero de Sanidad Pablo Pad¨ªn, de Coalici¨®n Galega, nombr¨® asesora a una hija suya.

Y los gobiernos pasan, pero el apego al apellido permanece. Para agradar a Fraga, el actual consejero de Pol¨ªtica Territorial, Xos¨¦ Cui?a, nombr¨® jefa de gabinete a una hermana del presidente. El consejero de Cultura, V¨ªctor V¨¢zquez Portome?e, tiene a su hermano, a su hijo y a su nuera trabajando en la Administraci¨®n. En Sanidad, los sindicatos protestaron en su d¨ªa por la contrataci¨®n de una hija del anterior titular del departamento y de la esposa de Adolfo Gacio, asesor del actual consejero, Jos¨¦ Manuel Romay. Tambi¨¦n aseguran las centrales que entre el personal del Centro de Transfusiones de Galicia abundan los vecinos de Boqueix¨®n, un municipio coru?¨¦s del que Gacio es alcalde. La Xunta responde siempre blandiendo la legalidad: han cumplido los requisitos y no deben ser "discriminados" por ser familiares de altos cargos.

Tampoco hay razones para marginar a los pueblos natales de los miembros del Gobierno. Hace a?os, en Lal¨ªn (Pontevedra), los vecinos organizaron una fiesta popular cuando el alcalde, Xos¨¦ Cui?a, fue nombrado presidente de la Diputaci¨®n Provincial. La alegr¨ªa estaba justificada. Desde que Cui?a manda en la Xunta, el municipio, de 20.000 habitantes, cuenta incluso con un parque empresarial con nombre de olimpiada (Lal¨ªn 2000), en el que se han gastado 1.155 millones de pesetas, m¨¢s que en el construido en Pontevedra capital. Y es que los gallegos empezaron a decir hace una d¨¦cada que no hay nada como tener un pariente en la Xunta.