La National Gallery re¨²ne en una muestra ¨²nica la historia del bodeg¨®n espa?ol
La exposici¨®n incluye 70 cuadros procedentes del Prado y de otras colecciones
La crudeza de las calaveras de De Pereda, la verosimilitud ¨²nica de los racimos de uvas pintados por El Labrador y de los alimentos elementales moldeados por el pincel de Vel¨¢zquez. La suntuosidad de los floreros de Juan de Arellano y el dramatismo infinito de las piezas de caza de Goya. Todo est¨¢ presente en la muestra de 70 bodegones cl¨¢sicos que, bajo el t¨ªtulo Spanish Still Life, inaugura hoy la National Gallery de Londres. Una exposici¨®n sorprendente que re¨²ne todos los ingredientes para convertirse en el ¨¦xito de la temporada pict¨®rica de la capital brit¨¢nica.
Grabiel Finaldi, conservador y experto de la National en lo que al apartado de pintura italiana y espa?ola del Siglo de Oro se refiere, insist¨ªa ayer con emoci¨®n en la generosidad mostrada por las autoridades del Prado, que con diecis¨¦is cuadros cedidos ?s la principal fuente suministradora para la muestra, con la que han colaborado museos y coleccionistas privados de todo el mundo. "Los cuadros del Prado han llegado adem¨¢s en un estado admirable, limpios y perfectos", comentaba Finaldi, intercalando detalles del montaje de la exposici¨®n con los de la vida de Juan S¨¢nchez Cot¨¢n, el pintor toledano (1560-1627) que inaugur¨® inadvertidamente un estilo, el del bodeg¨®n, en Espa?a.S¨¢nchez Cot¨¢n -el Prado organiz¨® hace escasos a?os una muestra de este autor- dio forma a sus piezas naturalistas sobre un marco de exactitud geom¨¦trica de una belleza inmaculada. Cot¨¢n, entregado como la mayor parte de los pintores de su tiempo al arte religioso, encontr¨® tiempo e inspiraci¨®n para dar testimonio de una vida m¨¢s terrena.
Considerado el m¨¢s modesto de los estilos pict¨®ricos de la ¨¦poca, el bodeg¨®n constituye, sin embargo, un testimonio social ¨²nico de la vida espa?ola, en una etapa de fervor religioso en la que la gran pintura estaba volcada en la Historia Sagrada. Los cuadros del flamenco Juan van der Hamen, miembro de la guardia del rey Felipe IV, encargados por personajes ilustres de la Corte, con sus vasijas de cristal fin¨ªsimo, sus flores delicadas y dem¨¢s detalles de lujo dom¨¦stico, son m¨¢s elocuentes sobre los gustos sociales de la ¨¦poca que muchas de las grandes obras de la pintura del siglo XVII.
Tres obras de Vel¨¢zquez
Quiz¨¢s para compensar el peso mayoritario de los nombres escasamente conocidos para el p¨²blico brit¨¢nico, la muestra incluye, tra¨ªdos un tanto por los pelos, tres cuadros de Diego Vel¨¢zquez -dos de ellos procedentes de museos brit¨¢nicos- pintados por el genio m¨¢ximo del siglo XVII en Sevilla en el segundo decenio de 1600. Sin embargo, uno de los momentos m¨¢s excelsos de la muestra se alcanza en la Sala n¨²mero 4, donde se expone parte de la obra de un autor m¨¢s oscuro y desconocido, Antonio de Pereda, en su d¨ªa percibido por Vel¨¢zquez como su gran rival y por lo tanto condenado a sufrir las consecuencias negativas de compartir una ¨¦poca con un genio de tal autoridad. Bajo el lema Vanitas y Allegorias, los cuadros de Antonio de Pereda traen al museo brit¨¢nico todo el sabor m¨ªstico y terrible de la filosof¨ªa de la ¨¦poca. Calaveras amontonadas junto a joyas y s¨ªmbolos de riqueza vienen a ser la alegor¨ªa de la banalidad de la vida y la inevitabilidad de la muerte, una dial¨¦ctica dram¨¢tica muy del gusto de la ¨¦poca. La sala anterior est¨¢ dominada por la luz dorada de los lienzos de uvas y membrillos de Juan Fern¨¢ndez El Labrador. Un pintor autodidacta que jam¨¢s se acomod¨® a los gustos de la Corte y que consigui¨®, sin embargo, ser extraordinariamente apreciado por los coleccionistas de arte que pululaban por Madrid. De ah¨ª, la muestra pasa a los cuadros de flores admirables de Juan de Arellano, en toda su barroca belleza. En un lugar destacado figura tambi¨¦n la guirnalda de flores -una de las cincuenta y cuatro- pintada por el artista Bartolom¨¦ P¨¦rez con destino al lecho conyugal de Carlos II, una suntuosa creaci¨®n del XVII basada en una estructura del arquitecto Jos¨¦ de Churriguera.
Estilo sevillano
La National Gallery incluye adem¨¢s en esta exposici¨®n, que estar¨¢ abierta hasta el 21 de mayo, un pu?ado de obras selectas de Juan y de Francisco Zurbar¨¢n que ilustran el estilo, un tanto tard¨ªo, del bodeg¨®n sevillano frente al desarrollado en Castilla. La Corte y su pompa tuvieron un reflejo no menos espl¨¦ndido en la pintura de bodegones del siglo XVIII. De la segunda mitad de esa centuria son algunos de los lienzos de Luis Mel¨¦ndez, por ejemplo su Bodeg¨®n con naranjas y nueces, un cuadro ex¨®tico para los brit¨¢nicos -la National Gallery lo adquiri¨® hace diez a?os en una tienda de antig¨¹edades de Londres- por la concentraci¨®n de objetos extra?os a su cultura culinaria, desde el barril de aceitunas hasta las propias nueces.
Goya y cuatro peque?os ejemplos de su maestr¨ªa cierran la muestra. El dramatismo de Goya (los cuadros son contempor¨¢neos a toda la serie Los desastres de la guerra) queda reflejado tambi¨¦n en el. tratamiento de estas naturalezas muertas.
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