Jesul¨ªn de Ubrique triunfa en su primera corrida este a?o en Madrid
J¨¦sul¨ªn lleg¨® a Valdemoro (20.100 habitantes), vio y venci¨®. El torero que m¨¢s p¨²blico arrastra actualmente a las plazas de toros cort¨® en su primera actuaci¨®n este a?o en Madrid dos orejas y un rabo, se llev¨® varios sostenes al hotel y los aplausos de un p¨²blico que vitore¨® cada uno de sus pases. De todas formas, los aficionados s¨®lo coincidieron ayer en una cosa: "Es la primera vez que la plaza de este pueblo se llena".
Momentos antes de comenzar la corrida, Nieves Herrero, vendedora ambulante, hab¨ªa vendido todos sus jesulines (peque?as capas de cart¨®n con la foto del torero). "Si es que ten¨ªa que haber tra¨ªdo m¨¢s. Ahora s¨®lo me quedan, cordobeses y litris", se quejaba.A las 16.30, el p¨²blico congregado frente a la puerta de entrada (un centenar de jovencitas) esperaba impaciente la llegada del torero. Una furgoneta blanca, con el nombre del matador impreso en el frontal y los laterales se acercaba lentamente. La Polic¨ªa Municipal intentaba poner orden en las aceras. No lo consiguieron. El torero miraba a trav¨¦s de los cristales del veh¨ªculo sin poder bajarse. Las jovencitas aporreaban las ventanillas. El matador las miraba. Cada una de las sonrisas las enardec¨ªa m¨¢s. S¨®lo pudo bajar rodeado de polic¨ªas y con varios miembros de la Guardia Civil pidiendo a gritos paso. "Hace tres a?os, cuando era casi desconocido, tore¨® aqu¨ª. La plaza casi estaba vac¨ªa. ?C¨®mo cambia la vida!", recordaba un aficionado.
Miguel B¨¢ez, Litri, y Vicete Barrera se acercaban a los toros buscando el aplauso del p¨²blico. Muchas veces lo consiguieron. Sin embargo, Jesul¨ªn lograba lo mismo con s¨®lo una sonrisa. "?Torero, torero!", le gritaban. El p¨²blico, puesto en pie, sacaba pa?uelos y exig¨ªa trofeos para su ¨ªdolo. "Es el m¨¢s guapo y el. que mejor torea", explicaban sus seguidoras. Jesul¨ªn salud¨® a 2.800 espectadores, recogi¨® flores y sostenes y se march¨® con dos orejas y un rabo.
Mat¨ªas Ram¨ªrez, conductor del matador, comentaba mientras esperaba la llegada del torero: "Siempre es lo mismo. Le apretujan, le zarandean y le sacan a hombros. A veces, tenemos problemas porque no nos dejan arrancar. El se lo toma bien, pero esto agota".
Un minuto despu¨¦s, Jesul¨ªn entr¨® en el veh¨ªculo. Las jovencitas golpearon los cristales. La furgoneta arranc¨® mientras alguien tiraba fotograf¨ªas del torero por la ventanilla. Las muchachas se pegaron por cogerlas y Jesul¨ªn parti¨® camino de un hotel de carretera.
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