Presidente
Ahora que ya ha pasado todo, conviene recordar los hechos. El pasado domingo, el Real Madrid eligi¨® nuevo presidente (que result¨® r el viejo y antes hemos vivido una campa?a electoral que nada tuvo que envidiar a la de cualquier presidencia de gobierno. Hasta debates televisados hubo (y para todo el pa¨ªs), como en Am¨¦rica.Como aficionado al f¨²tbol, pero sin colores (si acaso, los de Laudrup, juegue en el equipo que juegue), he asistido estupefacto a la campa?a de los candidatos. Publicidad, caravanas, carteles por las paredes, programas, m¨ªtines, hasta sondeos de opini¨®n hubo, como en las elecciones al Parlamento, y todo para ser presidente de un club de f¨²tbol; un club hist¨®rico y grande, ciertamente, pero un club al fin y al cabo.
Y, mientras tanto, el presidente del pa¨ªs, y con ¨¦l todo su Gobierno, a punto de arrojar la toalla.
S¨¦ que la ambici¨®n humana es inmensa y que, si la gente se pega hasta por ser presidente de su comunidad de vecinos, m¨¢s l¨®gico es que lo haga para serlo de un equipo que, como el Barcelona, es m¨¢s que un club y que da a quien lo dirige popularidad y fama (ah¨ª est¨¢n Santiago Bernab¨¦u o el propio Ram¨®n Mendoza para demostrarlo). Pero lo que ya me sorprende m¨¢s es que la gente, y no s¨®lo los socios madridistas, que son los que al fin votaban, haya vivido estas elecciones con m¨¢s inter¨¦s incluso que el debate sobre el estado de la nacion que al mismo tiempo se celebr¨® (con el tel¨®n de fondo de los GAL y con la petici¨®n por la oposici¨®n de elecciones anticipadas) y que qued¨® por debajo, en ¨ªndices de audiencia, de los distintos debates sobre el estado del Real Madrid protagonizados por los candidatos.
Inter¨¦s que confirm¨® luego el alto ¨ªndice de participaci¨®n en las urnas del Bernab¨¦u (casi un 70%), infinitamente mayor que los de las ¨²ltimas elecciones celebradas en Espa?a.
Como esto siga as¨ª, los pol¨ªticos van a tener que convertir el pa¨ªs en un club de f¨²tbol para que les hagan caso.
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