Monopatines y 'hardcore'
En tiempos del anterior alcalde de M¨®stoles, Jos¨¦ Baigorri, los j¨®venes escritores que pintan las paredes de las calles con aerosoles eran perseguidos; ahora, con Jos¨¦ Luis Gallego al frente del gobierno municipal tambi¨¦n socialista, trabajan a destajo.No obstante, antes y ahora, este colectivo sigue en busca de "lienzos" prohibidos y v¨ªrgenes, "como los vagones de la Renfe, pero es muy dif¨ªcil pintar all¨ª", explican.
Pero el riesgo es tambi¨¦n compa?ero de diversi¨®n, pues aparte de en los habituales salones recreativos, suelen pasar gran parte de sus ratos de ocio desliz¨¢ndose por rampas a lomos de sus monopatines. ?stas son escarpadas por el uso y la falta de mantenimiento. M¨¢s de uno ha sufrido en sus propias carnes la rugosidad del pavimento.
Per, un chaval de 18 a?os, reflexiona sobre el terreno en el que se deslizan: "Es una pena que tengamos las mejores rampas de Madrid y est¨¦n en un sitio tan estrecho y mal cuidadas". "Adem¨¢s, los adultos nos echan de all¨ª diciendo que son toboganes para sus hijos peque?os", puntualiza Poto.
M¨²sica
La afici¨®n a la m¨²sica marca tambi¨¦n las pautas de comportamiento de este colectivo de artistas callejeros y es su ¨²nica droga, ya que dicen no consumir de las habituales. Aborrecen los estilos musicales m¨¢s en boga, como la m¨²sica bakalao o grunge, "son algo chichi (asqueroso)", apostillan, aunque son conscientes de que el movimiento hardcore (mezcla de m¨²sica punk y de rock duro anticomercial) que ellos prefieren no tiene cabida en los locales de moda nocturnos, lo que les hace volver a la calle y mostrar su rebeld¨ªa a trav¨¦s de los trazos, delirantes a veces, hechos con el aerosol.
Con todo, este sentimiento de rechazo ante todo lo establecido les viene ya dado, "porque, como dice Rousseau, el hombre nace bueno y es la sociedad la que le corrompe", sentencia Kiko, un chaval de 16 a?os.
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