Ramad¨¢n en el pa¨ªs de los bares.
Una familia musulmana espa?oloa narra su ayuno en una sociedad laica
Marzo empezar¨¢ con el Aid, la fiesta que cierra el Ramad¨¢n, mes de ayuno para los 200.000 musulmanes que viven en Espa?a. Hasta entonces, la familia Drubi, musulmanes espa?oles, rompe el ayuno, al caer el sol, con una sabrosa cena oriental acompa?ada de pan celtib¨¦rico.Y¨¢ber naci¨® en Siria, estudi¨® Farmacia en Madrid en 1968 y se cas¨® con Nevenka, tambi¨¦n del ramo, hija de espa?ola y de croata. Nevenka no ayuna, pero es imprescindible en la muy precisa intendencia de este mes. "Somos religiosos, pero con cabeza", advierte Y¨¢ber. "Viajando con la facultad, que en Farmacia era ir en autob¨²s cuatro chicos y 90 chicas, el primer bocadillo que me zamp¨¦ result¨® de jam¨®n. ?ste es un pa¨ªs de bares, de chorizo, de bota".
Los hijos estudian: desde Nadia, de 18 a?os, COU, a T¨¢rek, de 8, 3? de EGB, pasando por Leila, de 16, Omar, de 15, y Lara, de 11, que quiere ser periodista. "Hace dos meses quer¨ªa ser bombera", apunta el balc¨¢nicamente rubio T¨¢rek, que cuenta que en clase "cuando sale algo del islam, se vuelven todos, a ver qu¨¦ digo". Omar relata que una vez la profesora le dej¨® a ¨¦l dar la lecci¨®n del islam. "En mi libro del cole", recuerda Leila, "dec¨ªa que era una religi¨®n inventada". "Eso ya no lo pone en el m¨ªo", explica Lara.
Si hay que ir a una misa, van. "Fuimos al funeral de las monjas que mataron en Argelia", recuerda Nevenka. "El fondo de las religiones es similar, s¨®lo var¨ªa la expresi¨®n". Y¨¢ber rememora su infancia en Homs, "entre mezquitas e iglesias", y c¨®mo cuando llev¨® all¨ª a su novia Nevenka y ella oy¨® una campana y quiso ir a. misa, fue la madre quien dijo: "?sta tiene madera". "Mi madre era la m¨¢s musulmana, y hab¨ªa estudiado con monjas. Me ense?¨® el respeto. Mi padre dec¨ªa: 'La religi¨®n es el trato con las personas'. Eso, obrar bien, es lo que quiero incalcar a mis hijos". "Inculcar, pap¨¢", dicen a coro Nadia y Leila.
"Una ventaja es", bromea Omar, "que este mes los amigos me invitan a cenar, porque saben que antes no tomo nada". Omar llega echando el bofe, porque le da fuerte al baloncesto. Y los peque?os, Lara y T¨¢rek, al taekwondo. "A las siete, en la mesa, tengo leones", dice Nevenka.
En muchos pa¨ªses musulmanes, s¨®lo se trabaja de ma?ana. "Aqu¨ª", dice Y¨¢ber, "con la comida en medio, es duro. Pero el Ramad¨¢n nos recuerda que hay pobres, que el sacrificio vale, y que la religi¨®n y lo racional no tienen por qu¨¦ estar re?idos. Para algo nos ha dado Dios la cabeza, hombre".
Y¨¢ber desayuna a las 5.45, "y levanto a quien se deja". T¨¢rek y Lara se r¨ªen c¨®mplices, e incluso Omar guarda un sospechoso silencio. "A quien no se levanta le llevo un vaso de leche", dice Nevenka, al quite. "No queremos despertarnos", aclara T¨¢rek.
Hace nada celebraron Nochebuena con los abuelos maternos. El Ramad¨¢n caer¨¢ 11 d¨ªas antes en 1996. "Una vez se nos juntar¨¢ con Nochebuena", dicen expectantes los Drubi.
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